Política de barrio
La escritora Gabriela Ybarra asiste a dos actos, uno de Podemos y otro de Ciudadanos, celebrados en el mismo escenario con un día de diferencia
En el Teatro Daoíz y Velarde de la avenida de la Ciudad de Barcelona de Madrid se celebró un acto de Podemos el viernes 4 de diciembre y dos días después, el domingo 6, otro de Ciudadanos. Decido ir a ambos para compararlos. No son grandes mítines, sino eventos de barrio. Al leer las invitaciones algo llama mi atención: Ciudadanos ha escrito la b de Ciudad de Barcelona con minúscula.
La primera cita se llama Encuentro de personas interesadas en participar en la campaña de Podemos, pero resulta ser una sesión de motivación para militantes en la que los ponentes repiten a su audiencia que ellos, los afiliados, son la parte más importante del cambio que representa su partido. Aunque los datos de las últimas encuestas son poco halagüeños, Pablo Bustinduy dice: “En muchos países están pendientes de nosotros. El otro día estaba de viaje en Chipre y un hombre en una terraza me dijo: ‘¿Eres español? ¡Español! Real Madrid, Barça y Podemos”. Tania Sánchez homenajea a dos militantes. Uno de ellos no está. “¿Pero dónde está Paco?”, pregunta Sánchez. “Ha salido a fumar”, contesta alguien desde el público. Lo que más se aplaude es paralización de la privatización de la funeraria municipal. “Sí se puede, sí se puede”, corean los asistentes.
Según Ignacio Aguado la importancia de cerrar el Senado es algo de lo que se habla en las cenas de Navidad de todas las familias de España
Pasados tres cuartos de hora algunas sillas se vacían porque el frío es insoportable. “La culpa es de Rajoy por convocar elecciones en diciembre”, dice un jubilado que lleva una pegatina gigante con la cara de Pablo Iglesias en la solapa de la chaqueta.
El evento de Ciudadanos se anuncia como acto a secas, así que cuando llego no sé lo que me voy a encontrar. El espacio ha cambiado. El escenario está en el lugar en el que el viernes se desplegaban las sillas de tijera, hay globos naranjas en vez de morados y los políticos parecen más rígidos. Ignacio Aguado es quien tiene mayor soltura hablando en público. Aguado nos cuenta orgulloso que él creció en el barrio en el que se celebra el encuentro y recalca la importancia de cerrar el Senado. Según él, “algo que de lo que se habla en las cenas de Navidad de todas las familias de España”. Yo doy gracias a Dios por tener una familia a la que le importa un pepino el Senado.
Silvia Saavedra, concejala del Ayuntamiento, diserta sobre corrupción citando al papa Francisco: “La corrupción es dulce como el azúcar, nos gusta y es fácil, pero después terminamos mal”. Saavedra repite algunos sinónimos de corrupción que ha encontrado en el diccionario: putrefacción, descomposición, diarrea... Luego se atraganta en mitad de una cita de Montesquieu y alguien le pasa una botella de agua para que se aclarare la garganta.
Al terminar el evento de Podemos me topo con una concejala de Ahora Madrid cenando con su pareja en un bar taurino. Después del acto de Ciudadanos un chico me dice: “Necesito un café y algo dulce”, desobedeciendo las indicaciones del papa Francisco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.