El voto de la izquierda se divide en Rivas, feudo tradicional de IU

Aunque Izquierda Unida ha gobernado en Rivas-Vaciamadrid (Madrid) desde 1991, la formación liderada por Alberto Garzón ha pasado de tener mayoría absoluta en este feudo en 2011 a formar un Gobierno en minoría en las elecciones municipales del pasado mayo. Somos Rivas, una coalición de IU, Equo y un partido local, consiguió siete concejales de 25; Rivas Puede, una facción municipal de Podemos, sacó seis. Los nuevos partidos de izquierda se llevaron gran parte de los votos que IU cosechaba en este bastión, como una metáfora de lo que puede suceder en las elecciones del 20-D: el último sondeo del CIS otorga a IU-Unidad Popular entre tres y cuatro diputados, y a Podemos (sin contar con sus candidaturas en coalición), entre 23 y 25.

Manuela Meléndez, una madrileña de 54 años, y sus hijas han votado toda su vida a IU. Meléndez nació en Vallecas, pero en 1992 se mudó a Rivas, una ciudad de apenas 500 habitantes a comienzos de los ochenta que creció precipitadamente con la construcción de dos barrios a principios de los noventa. Tanto ella como sus hijas, cuenta Meléndez, todavía no han decidido a quién darán su voto después de muchas elecciones depositando su confianza en IU. “A lo mejor apoyamos a Podemos, pero creo que Pablo Iglesias [secretario general de esta formación] ha pecado de soberbia. La derecha siempre va en bloque y la izquierda ha perdido una oportunidad estupenda de ir unida a estas generales”, dice Meléndez, que critica las diferencias entre los partidos de Iglesias y Garzón para concurrir en una candidatura de unidad popular el 20-D.

Rivas, que ahora cuenta con 78.000 habitantes, recibió en 2012 el premio Ciudad más Sostenible, un galardón que reparte la Fundación Fórum Ambiental con el apoyo del Ministerio del Medio Ambiente. Su prototipo de urbanismo, participación ciudadana y servicios públicos representa el patrón que IU quería exportar al resto del país. El modelo funcionaba tanto que atrajo a una población más cosmopolita que convirtió la ciudad en la séptima de España con los mayores ingresos familiares. “Yo creo que IU lo ha hecho bien. Tenemos buenos servicios públicos y muchas infraestructuras, pero la formación está dividida: se comen los unos a los otros, sobre todo en Madrid, con la división interna que han tenido. A mí me cabrea mucho”, cuenta Meléndez, que aún recuerda la pelea que desde finales de 2013 enfrentó al exalcalde José Masa con el entonces coordinador municipal de la formación y actual regidor, Pedro Del Cura, por hacerse con el liderazgo del partido en Rivas.

Las diferencias entre Iglesias y Garzón afectan de manera especial a este municipio. En el arranque de la campaña electoral, el pasado jueves, los concejales de IU colgaron carteles de Garzón mientras que sus socios de coalición en el municipio —Equo, que se ha coaligado con Podemos para el 20-D—, hacían lo propio con los de Iglesias. Para del Cura es, casi, un sinsentido: “A mí las marcas me importan bien poco. Lo importante es generar un espacio que sume y creo que hemos perdido una oportunidad histórica. Hay muchos municipios donde todo lo que ha sumado ha ganado y, sin embargo, seguimos haciendo las cosas al revés”.

Del Cura era partidario, como Garzón, de haber logrado una candidatura conjunta con Podemos tanto para las elecciones autonómicas y municipales del pasado mayo como del 20-D. IU se dividió en dos por esta cuestión. En Madrid, la dirección regional estaba en contra de confluir con Podemos y, en todo caso, quería salvaguardar las siglas del partido y su identidad en una eventual candidatura conjunta. IU decidió a finales del pasado marzo no reconocer la candidatura de su federación en Madrid y el partido se quedó sin representación en la Asamblea y en el Ayuntamiento de la capital con el peor resultado de su historia. El enfrentamiento, además, provocó una disputa con la dirección federal que terminó con la expulsión de la federación madrileña en junio de este año.

Esta localidad es uno de los ejemplos más contundentes de la influencia de Podemos, que conseguiría, siempre según el CIS, seis veces más diputados que IU el 20-D. Para Marcos Sanz, exmilitante de IU, ha existido un proceso para destruir el partido desde dentro y potenciar la formación de Iglesias. Junto con antiguos miembros de IU, Sanz formó Rivas por la Izquierda, un partido nacido del descontento con IU. “No son de extrañar las expectativas actuales de Garzón cuando ha intentado de una manera humillante que le abriesen las puertas de Podemos”, opina Sanz, que todavía no sabe a quién votará el 20-D después de décadas apoyando a IU. “Nosotros defendíamos la identidad del partido y de su patrimonio político. Nos gustan las candidaturas de unidad popular de igual a igual, pero nunca se deben esconder las siglas”, dice Sanz.

Si se cumplen las previsiones del CIS, Izquierda Unida no tiene muy fácil acercarse a los 11 escaños que consiguió esta legislatura en la coalición La Izquierda Plural. En el Congreso, como en el bastión de Rivas, el voto de la izquierda se dividirá. Del Cura no agacha la cabeza y dice que tienen que seguir trabajando, convenciendo y que la gente vote: “Los que venimos de IU no conocemos la palabra resignación. Es como ser del Atlético o del Rayo. Hay que seguir”.