Rajoy acalla el debate sobre su sucesión hasta las generales
El partido diseña la campaña para volcarse en el “factor humano” y como gestor "fiable" y experimentado del candidato
En el PP y el Gobierno se están volcando en los últimos días en reafirmar el liderazgo "absoluto" y sin fisuras de Mariano Rajoy como su mejor candidato ante la proliferación de polémicas, "reflexiones particulares" de ministros y crisis internas por la incertidumbre electoral y cuando ni siquiera la oposición está poniendo en cuestión esa figura. La instrucción es evitar ese tipo de "problemas" y también los signos y gestos que se puedan interpretar como que se abre la carrera de la sucesión de Rajoy antes de las elecciones del 20 de diciembre.
"Lo mejor de lo que pasó la semana pasada es que ya pasó y que ya se resolvió y se zanjó", así intentó evitar el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, portavoz del Ejecutivo, tener que interpretar este lunes las distintas posiciones de ministros, dirigentes y presidentes autonómicos del PP sobre la situación que se vive en el Gobierno de Mariano Rajoy a menos de dos meses de las elecciones. Luego añadió: "Cuando uno tiene problemas, lo importante es saber resolverlos y eso es con lo que me quedo de la semana pasada". Además, consideró los enfrentamientos entre los ministros Cristóbal Montoro y José Manuel García-Margallo en sendas entrevistas como "opiniones personales".
Ni nervios ni descontrol
El Gobierno quiere considerar el clima de nerviosismo que se observa en su seno y entre miembros relevantes del PP, tanto en la dirección nacional como en ciertos territorios, como una concatenación de casualidades "sin un nexo conspirativo" en común. También se rechaza que exista un problema de "falta de autoridad, de control y coordinación" por parte del líder.
Lo que Ayllón reafirmó este lunes, como hizo también por la mañana tras el comité de dirección el portavoz del partido, Pablo Casado, y como hicieron entre otros presidentes autonómicos como Cristina Cifuentes o Alberto Núñez Feijóo, o el secretario general del PPE, Antonio López-Istúriz o la ministra Ana Pastor, fue que el liderazgo de Rajoy "ni está desautorizado ni cuestionado por nadie internamente". Pastor le ensalzó como un hombre "cabal, inteligente, honrado, honorable, y de peso".
Lo que este lunes sí se discutió en la reunión del Comité de Dirección del PP, a la que no acudió Rajoy y que presidió Dolores de Cospedal, escoltada por Jorge Moragas, el jefe de campaña, fue cómo cortar esta hemorragia de credibilidad que está sufriendo el candidato por días. Y justo, además, cuando está creciendo incluso entre su propio electorado la consideración de muchos presuntos votantes hacia el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Por eso, por ejemplo, se despreció el debate televisivo entre Rivera y Pablo Iglesias como un "café" entre dos personas que coincidieron mucho.
La brecha de Ciudadanos y la distancia grande con el PSOE
El PP ha elaborado una media de las encuestas electorales aparecidas desde abril y mantiene que "sale a ganar" el 20-D y que guarda una distancia de al menos cinco puntos sobre el PSOE. Los populares recuerdan que hace solo cuatro años Mariano Rajoy sumó 11 millones de votos, ganó con un récord de papeletas y que ahora, pese a lo duro de la legislatura, aún sigue por encima. En el PP no creen que se esté "profundizando la brecha" entre los electores de centroderecha con la aparición de Ciudadanos, tal y como denuncia en su último editorial la revista de la FAES, la fundación de los populares que preside José María Aznar. En el PP nadie habla de repetir mayoría absoluta sino de lograr "una distancia grande con la segunda fuerza para que nadie caiga en la tentación de llevar la contraria a las urnas" con otro tipo de pactos.
El primer objetivo de la dirección de campaña del PP es terminar con las discusiones en público y las disputas internas, algo que el electorado nunca entiende y castiga siempre en las urnas. Lo siguiente y más importante es "volver a poner en agenda los valores del candidato Rajoy". Pablo Casado insistió en ese punto en el apartado de "la fiabilidad, la solvencia y la capacidad de gestión".
El portavoz oficial del PP negó que exista "debate interno sobre el liderazgo de Rajoy", aseguró que todos en el Gobierno y el partido "están orgullosos y desean que sea el candidato y nos siga encabezando y dirigiendo a la victoria" y apuntilló: "En fiabilidad no nos gana nadie".
Los estrategas del PP lo que quieren ahora es volcarse en destacar "el factor humano" del actual presidente y en esa terminología incluyen los valores relacionados con su capacidad de trabajo y de entrega en estos años para sacar a España de la crisis.
Para poder ensalzar como único objetivo de campaña los logros y méritos de Rajoy cualquier "duda, suspicacia o ruido" que se genere en torno a su liderazgo es absolutamente contraproducente, según fuentes de la dirección del PP. Por todo ello en el PP quieren evitar como sea que se abra anticipadamente el debate de la sucesión. Un asunto que solo se tendría que abordar en el próximo congreso nacional del partido si el resultado electoral es realmente malo, es decir, si el PP no gana y el líder renuncia tras esa hipotética derrota electoral.
Feijóo y Alonso
El problema es que ese interés de la cúpula nacional y del equipo de Rajoy se cruza con las ambiciones personales y políticas de otros dirigentes. Por eso se valora tanto en su entorno los descartes públicos que están pronunciando estos días el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, que este lunes volvió a recordar que no irá en ninguna lista ni al Congreso ni al Senado, aunque evitó confirmar si será de nuevo el año que viene candidato a la Xunta. El actual ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, que ha sido nominado presidente en Euskadi, tampoco quiere anticipar ahora si desea ser el próximo candidato a lehendakari pero sí comenta que, a la espera de lo que suceda el 20-D y de si se decide que debe ir en las listas al Congreso, su compromiso político a largo plazo estará en el País Vasco.
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