Rajoy usa la crisis griega para criticar posibles pactos de PSOE y Podemos
El presidente y Cospedal reprochan a Pedro Sánchez los pactos con el partido de Pablo Iglesias para desalojar al PP en las capitales
El Gobierno y el PP vivieron este lunes una jornada frenética, plena de comparecencias, algunas cruzadas entre sí con la vieja y la nueva guardia popular contraprogramándose, para frenar cualquier especulación de posible contagio de la crisis griega en España. Mariano Rajoy, Luis de Guindos y Dolores de Cospedal descartaron esa opción, reafirmaron su tranquilidad y aprovecharon para alertar de los peligros de una futurible alianza de “Podemos-Syriza” con el PSOE.
No fue ningún lapsus. Rajoy quiso ser más comedido públicamente que sus compañeros de partido y que el expresidente francés Nicolás Sarkozy, este lunes en Madrid, sobre las razones y culpas de la crisis griega y del euro pero no dejó pasar gratis la oportunidad de identificar los ataques que recibió de Podemos por su sumisión a los designios de la troika con la alianza de esa formación con el PSOE para arrebatarles el poder en muchos ayuntamientos.
La pregunta había sido muy directa sobre las recientes críticas de José María Aznar por la falta de identidad del PP bajo su mando. Rajoy la eludió, dijo que no tenía sentido comentar ese aspecto y se adentró por su recurrente discurso de que España ha vivido una etapa muy compleja y difícil. Luego presumió de que gracias a las reformas aplicadas se puede afrontar ahora un periodo de “mayor holgura” para recuperar promesas electorales incumplidas. Y acabó la disertación con el aguijonazo al PSOE por aliarse con “Syriza-Podemos” para quitarles del poder en bastantes capitales.
Las puyas de Aznar
Aznar, esa misma mañana, en la presentación de los cursos de verano de FAES, su fundación, había presentado a Sarkozy y alabado su capacidad para reinventarse y refundar su partido para volver a competir por el poder. Rajoy obvió el toque y apeló “a Dios y al electorado francés” sobre el futuro político de Sarkozy. El presidente del Gobierno estaba este lunes especialmente inquieto y preocupado por las consecuencias de la crisis griega para España.
Públicamente emitió un mensaje de tranquilidad a los españoles. Y fue ahí cuando subrayó que no existía riesgo de contagio porque en España se habían hecho ya muchos esfuerzos con las reformas “serias” impulsadas por su Gobierno. Luego ya fue más metafórico para distanciarse de cómo se ha comportado en este tiempo el nuevo gobierno griego de Alexis Tsipras, al que dijo que no quería calificar pero al que encuadró con “las políticas no tan serias que llevan a que la gente no pueda sacar su dinero de los bancos”.
“España es un país serio con un gobierno serio y Grecia ha sido la que ha roto las negociaciones con Europa unilateralmente”, enfatizó Rajoy. El presidente culpa a Tsipras y a su ministro de Economía de forzar la máquina con Europa, de permitirse demasiadas licencias dialécticas y ataques a la troika y de arriesgar demasiado con el órdago del referéndum planteado el sábado cuando aún había tiempo para negociar otras opciones. Rajoy, de hecho, aún piensa que existe esa posibilidad hasta esta medianoche, pero si Tsipras rectifica y asume “las normas y las reglas de juego” de los otros 18 países del Eurogrupo y una gran parte de las medidas que le impone Europa.
Sarkozy y Aznar, antes, habían sido más inflexibles con Grecia y Tsipras, al que llegaron a responsabilizar del cinismo de aprovecharse de las ventajas y del dinero de formar parte de la Unión Europea y no querer asumir ninguna responsabilidad.Ambos exmandatarios, amigos y expresidentes de sus respectivos países exigieron abiertamente a la UE que no ceda a los chantajes de Tsipras. Entienden que esta crisis griega es una crisis del euro, porque no dispone el Eurogrupo de un presidente, una fondo monetario y hasta de un tesoro propio.
Aznar utilizó su saludo inaugural a los participantes de los cursos FAES para alertar contra “los populismos de la izquierda radical” en general. La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, fue menos elíptica. Sin citar a Podemos los descalificó como el partido “y las personas aisladas que se disfrazan de lo que no son y se presentan con la pulsera del todo incluido, el todo vale, y ofrecen quimeras” con mensajes simplificados para ser digeridos de forma más sencilla “como esloganes del escenario televisivo”.
Contra el PSOE, Cospedal recurrió incluso a su antiguo “no a la OTAN”, a la herencia de la casi quiebra recibida y a la “siembra de la semilla” del proceso independentista en Cataluña por el tripartito de Pasqual Maragall y el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: “Como decía Ortega, son como niños, quieren todas las cosas pero no sus consecuencias”. A Pedro Sánchez le mandó también un recadito sobre sus pactos con Podemos y luego con el uso de símbolos como la bandera de España: “El PSOE lo único que hace es engañar al pueblo”.
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