Rafael Catalá, el ministro que siempre estuvo allí
Tiene el currículo más extenso como cargo público del PP en la Administración central
Nacido en Madrid el 21 de junio de 1961, estudió en el colegio San Viator y es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense. Pertenece al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado desde 1985. Fue profesor asociado de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Carlos III de Madrid (2007-2011). Conoce la Administración central como nadie, aunque su carrera llegó a la cumbre por accidente: la dimisión del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, harto de ser ninguneado por quien le nombró, Mariano Rajoy.
Rafael Catalá ha sido subdirector general de Ordenación y Política de Personal del Ministerio de Sanidad (1988-1992); director de Relaciones Laborales y de Administración y Servicios de AENA (1992- 1996); director general de la Función Pública (1996-1999); director general de Personal y Servicios del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (1999-2000); subsecretario de Hacienda (2000- 2002); secretario de Estado de Justicia (2002-2004); director gerente del Hospital Ramón y Cajal (2004-2005) y secretario general y del Consejo de Administración de la empresa privada CODERE (2005-2012). En el ministerio de Fomento, su penúltimo cargo público en un Gobierno del PP, tuvo que gestionar más los recortes que la inversión. Ha tenido que lidiar con el rescate de las autopistas radiales, que dejó encauzado. También, preparó la salida a Bolsa del 49% de Aena y, apurado por Bruselas, la liberalización parcial del transporte ferroviario. Quienes le conocen de su paso al frente de Infraestructuras le describen como una persona sensata, inteligente y trabajadora. Como ministro de Justicia, paralizó la cesión de la gestión del Registro Civil a los registradores mercantiles y tramita la reforma de la Ley del Aborto para obligar a las menores de 16 y 17 años a contar con el permiso de los padres para abortar.
Cuando Aznar intentaba revalidar su cargo, en las elecciones generales de 2000, se creó un equipo en el PP en el que coincidieron una joven desconocida llamada Soraya Sáenz de Santamaría y otro joven llamado Rafael Catalá Polo, que trabajaron mano a mano para elaborar el programa electoral de Justicia. Ella es ahora vicepresidenta del Gobierno y él, ministro de Justicia. A esa condición de persona de confianza de la todopoderosa número dos del Gobierno, hay que sumar como factores que impulsaron a Catalá al Gobierno que en esta legislatura era el segundo de Ana Pastor, y la ministra de Fomento es una de las políticas más influyentes en Mariano Rajoy. Además, Catalá ya fue secretario de Estado de Justicia en la última etapa de Aznar, con José María Michavila como titular del Ministerio. En esa época participó activamente en el proceso de ilegalización de Batasuna y sus ramificaciones. Es un técnico discreto, es decir, la antítesis del ministro al que sucedió. También trabajó en Hacienda con Cristóbal Montoro durante el mandato de José María Aznar.
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