Alcalde de este pueblo desde 1979
Una cincuentena de regidores gobiernan desde las primeras elecciones municipales. Casi todos con mayoría absoluta
En 1979 el pueblo se acababa en el bar. “Cada vez que volvía del internado había cerrado una casa, y cada vez, era una puñalada”, cuenta Carlos Rivera, alcalde de Torremocha del Jarama (Madrid). Se presentó como independiente por primera vez a los 23 años, haciendo campaña “a la lumbre de las chimeneas”. Treinta y seis años y un mismo alcalde después, reelecto en nueve ocasiones, el municipio ha pasado de 140 a 1.000 habitantes y termina unos cientos de metros más allá. “Guardería, colegio, residencia de ancianos, tanatorio...”, enumera el edil recorriendo la distancia entre su pueblo y el de sus padres. “Entonces no había de nada, ahora tenemos todo el ciclo de la vida sin salir de Torremocha”. Podría ser su eslogan para el 24-M.
De los 8.122 alcaldes que hay en España, 47 de ellos gobiernan ininterrumpidamente desde las primeras elecciones municipales democráticas de 1979 (las anteriores fueron en 1931), según la Federación Española de Municipios y Provincias. Algunos tienen el bastón incluso desde antes, designados a dedo en el franquismo.
Aunque hay más del PP (23) que del PSOE (14), la longevidad es de todos los colores. En un extremo, Juan Manuel Sánchez Gordillo (el único de IU y el único andaluz de la lista), gobierna Marinaleda (Sevilla), bastión de la izquierda jornalera. En el otro, Senén Pousa Soto (PP), alcalde de Beade (Ourense), franquista declarado, tiene una foto del dictador presidiendo su despacho. Es precisamente en Ourense (junto a Zaragoza) donde más alcaldes perpetuos hay, cinco en total, incluida la única mujer. Les siguen Guadalajara y Alicante, con cuatro. De los 47 municipios, 42 tienen menos de 5.000 habitantes, y 45 de sus alcaldes gobiernan con una holgada mayoría absoluta.
“La clave de su éxito radica en dos polos”, opina el politólogo Fernando Vallespín. “Habrá alcaldes más mafiosos, hábiles tejedores de redes clientelares, y habrá alcaldes transformadores, cuyo empuje y decisiones —muy visibles es los pueblos pequeños—, hayan sido positivas. En ambos casos se dará un personalismo especial”. Más caciquiles o más eficaces, todos forman parte del paisaje de su pueblo.
Los 47 perennes
- En España hay 8.122 alcaldes, 47 de ellos gobiernan ininterrumpidamente desde las primeras elecciones municipales democráticas de 1979
- 45 de los alcaldes perennes tienen mayoría absoluta
- 23 son del PP y 14 del PSOE. Solo hay uno de IU (Juan Manuel Sánchez Gordillo de Marinaleda, Sevilla). El resto son nacionalistas, regionalistas o independientes.
- Por provincias, hay cinco en Ourense (incluida la única mujer) y en Zaragoza. Les siguen Guadalajara y Alicante, con cuatro. En el País Vasco, Murcia o La Rioja, ningún alcalde ha permanecido las nueve legislaturas en el cargo.
- De los 47 municipios, 42 tienen menos de 5.000 habitantes. El más grande es Villanueva de la Cañanda (Madrid) con 20.0000.
- Entre los alcaldes más longevos, Ricardo Díez Pascual (PP), alcalde de Castillejo de Mesleón (Segovia), de 85 años, 51 de ellos como edil, desde que fue designado en 1964 (luego se fue presentando con UCD, CDS, PDP y PP). José Luis Seguí, también del PP, lleva 43 años de alcalde en Almudaina (Alicante). Fue nombrado en 1972, en plena dictadura, por el gobernador civil de Alicante.
Dice Luis Partida (PP) que en Villanueva de la Cañada le llaman Luis o Alcalde, pero sobretodo “Ya que te veo…”. Un paseo por el municipio madrileño confirma la adoración vecinal. De las albricias de las señoras en el flamante centro de mayores ("chapó por volver a presentarte", le dice una) a los abrazos de un amigo de izquierdas cuya familia al completo “vota a Luis, que no al PP” (como muchos ediles populares, Partida hizo el camino UCD, AP, PP). Ángela Gallardo, siempre le ha votado: "¿Si funciona, ¿por qué dejar de hacerlo?". “Mi promesa ha sido la misma de 1979; dar soluciones para el día a día”, repite con tono electoral el edil que pasa la mañana comprobando un modelo de farola, la distancia entre unos columpios o los ventiladores de un comedor escolar. “La clave del éxito es escuchar a la gente”, dice.
No todos los vecinos opinan igual. “Cuando un alcalde está tanto tiempo en un cargo acaba creyendose un rey y soporta mal las críticas”, dice Miguel Ángel Hernández de Iniciativa Ciudadana Villanueva de la Cañada Sostenible. La asociación ha frenado en los tribunales (“dialogar era imposible”) el desarrollismo del municipio, que apostó por las urbanizaciones de chalés, y ha conseguido que el pueblo pase de 1.000 habitantes a 20.000 (es el municipio más grande de los 47). “Esto no es sostenible”, dice el vecino entre las parcelas abandonadas por la crisis, “pero da votos: la gente con tierras se beneficia de recalificaciones y proyectos, y la que no tiene, del trabajo que generan”. [El boom dejó un escándalo en Villanueva, el caso Porto, que salpicó al alcalde y a su mujer, arquitecta municipal y acabó archivado].
22 ediles del PP y 14 del PSOE han ganado nueve elecciones seguidas
En la Junta de Gobierno, los concejales celebran que hoy haya ocho solicitudes de licencia para contruir chalés con piscina. El alcalde está orgulloso del crecimiento horizontal de su pueblo. “Hemos pasado de ningún colegio a tener ocho... Aquí se vive muy bien”, dice, “y con deuda cero”.
En Torremocha, donde Ecologistas en Acción ha denunciado varios proyectos, la deuda asciende a 1.3 millones. El Ayuntamiento es el dueño del supermercado, la escuela de música, el chiringuito, las casas de alquiler, el polígono agroalimentario... Servicios para todos, inversiones que enriquecen a los vecinos, y trabajo y vivienda para quien viene de fuera… “Y también deuda, es verdad, si arriesgas pierdes más”, admite el alcalde, “pero prefiero estar endeudado y con 80 niños en el colegio que de brazos cruzados”. Aunque el Ayuntamiento tiene 10 millones en suelo, no hay forma de colocarlo. “¿Buscas una casa barata?”, ofrece el edil que cuenta con seis de los siete concejales.
“Cuando un alcalde está tanto tiempo acaba creyéndose un rey”, dice un vecino
“Nuestro objetivo el 24 de mayo es pasar del 6-1 a un 4-3 para frenar esa gestión tan al límite”, dice en el bar Patricia Villa, tercera en una nueva candidatura creada por quienes ella misma denomina “los neorrurales” y a quien el alcalde, miembro de una de las familias importantes “de toda la vida”, llama “los de Podemos”. “El alcalde ha hecho mucho por el pueblo y es supercordial”, dice la candidata, “pero falta transparencia, cuando alguien lleva tanto en el poder las cosas se hacen a su manera y es difícil participar”.
“Bromeamos diciéndole que es el Beethoven de la política, porque lleva nueve legislaturas pero hace oídos sordos a la oposición”, cuenta Manuel Gonzalo, único concejal de IU en Villanueva de la Cañada (12 del PP, tres de UPyD y uno del PSOE). “Cuando llegamos, los plenos duraban cinco minutos… pero a fuerza de insistir nos ha concedido el derecho a la réplica”. “Esta claro que la burbuja benefició a muchos que le seguirán votando agradecidos, pero también que es una persona con unas tablas políticas y una bonhomía muy apreciada por el pueblo”, admite el adversario del edil.
Si la gente sigue votándote, ¿cuándo toca soltar el bastón? Licinio Prieto (PP) murió nonagenario el último día de 2014 tan solo unos meses después de dejar la alcaldía de Cuevas del Valle (Ávila) que ocupaba desde 1954. Martín Llanas (PSOE), alcalde de Épila (Zaragoza) ha tomado la decisión a los 63: “No me voy harto ni cansado… pero ha llegado el momento”. Y da vértigo: “No hago otra cosa que mentalizarme, he visto tantas desavencias entre alcaldes salientes y entrantes...”. Continuará eso sí, como concejal raso.
Luis Partida, 68 años, iba a dejarlo, se lo pidieron su mujer y sus hijos, pero aguantará una más por “responsabilidad política”. “Son tiempos convulsos para los partidos y hay que demostrar que no todos somos iguales”, dice, consciente de que “las siglas ya no venden”, este ex empleado de banca, con dedicación completa a la alcaldía desde 1987 (y un sueldo de 46.000 euros).
“Hay tejedores de redes clientelares y ediles con empuje”, opina el politólogo Fernando Vallespín
Sorprende, pero Partida, que lleva nueve mandatos, está a favor de limitar el cargo a tres. “La permanencia no entraña riesgos, pero con una fecha límite te mueves para acabar los proyectos antes”, dice. Para Carlos Rivera el único problema de la longevidad puede ser “perder la ilusión y caer en la rutina”. Y según Martín Llanas, limitar los mandatos para evitar posibles abusos es inútil: “Hay sinvergüenzas que pueden robar en ocho años lo que otros no hemos robado en 36”.
Los tres admiten que en 1979 no tenían “ni idea” de lo que hacían. “Los que salimos de aquellas elecciones estábamos todos igual”, dice Partida que recela sin embargo de la inexperiencia de quienes se presentan de nuevas a éstas. “Ahora podrían haberse integrado poco a poco para aprender, nosotros no tuvimos esa oportunidad”, argumenta.
Se rumorea que este año las fiestas en Torremocha, una semana antes de las elecciones, van a ser tensas. Habrán corrillos y miraditas, porque San Isidro es dónde darse a conocer y hacer campaña oficiosa contra el alcalde. Carlos Rivera irá. Piensa ganar estas elecciones y las siguientes. Ser alcalde hasta 2023 para jubilarse con 67 años y 44 en el cargo. “Nunca te creas que lo tienes fácil”, dice, “por muchos años que lleves hay que pelear cada voto”.
La única alcaldesa no quiere prensa
Pilar Otilia López (PP) gobierna el municipio ourensano de Ramirás (1.600 habitantes) ininterrumpidamente desde 1975 aclamada por las sucesivas mayorías absolutas, aunque en aquel año preconstitucional hubiera sido designada por el dedo de un gobernador civil del franquismo. Aquella elección no tuvo nada de casual: con su nombramiento, la entonces joven maestra nacida en 1939, no hacía sino perpetuar, aunque de mala gana, la dinastía familiar. Era la tercera de los López en hacerse con el poder municipal de Ramirás. Para que ella accediera a la alcaldía hubo de renunciar décadas antes su padre en favor de su hermano y después este en el suyo. Y ahí se ha mantenido ella firme hasta la fecha. Todo el pueblo da por hecho que en breve la sucederá su sobrino, César López, a quien la veterana alcaldesa ha ascendido al número dos de su lista (lo fogueó en el cuarto en los anteriores comicios) para estas municipales en las que ella repite foto de cartel, previsiblemente por última vez.
La alcaldesa de Ramirás es una rara avis del municipalismo español: la única mujer —“todo un carácter”, en expresión generalizada de sus paisanos— que ha permanecido cuatro décadas al frente de una misma alcaldía. Desde el balcón, López ha visto desfilar a numerosos portavoces de la oposición (PSOE y BNG) mientras ella permanecía bien anclada al sillón presidencial del consistorio.
La alcaldesa no quiere hablar de eso. Ni de nada. Canceló con un rotundo no cualquier posibilidad de ser entrevistada por este diario. “No quiero saber nada de los medios de comunicación”, zanjó la petición de que explicase la singularidad de una trayectoria política que la ha convertido en referente en el todavía escaso porcentaje del poder político ostentado por mujeres en España. En 1979, solo el 1,8% de los alcaldes eran mujeres, en 2007, fueron el 14,8%.
Socialistas y nacionalistas atribuyen la imbatibilidad de López a sus "métodos caciquiles", que comparan con los del exlíder de otro clan ourensano: el baltarismo. La tercera de los López ha tejido en Ramirás, dicen, una tupida red clientelar a través de la residencia de ancianos que "ha entregado a la fundación Valdegodos" —ligada a otra dinastía de alcaldes populares— donde "ella emplea y desemplea" a los vecinos que luego la ovacionan con mayorías "a la espera de volver a ser empleados".
Ante la imposibilidad de enmendar el mínimo acuerdo plenario (el PSOE tiene tres concejales y el BNG, uno frente a los seis del PP), la oposición ha comenzado a trasladar su batalla política al juzgado. Ella no ha doblado.
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