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‘IN MEMORIAM’

Juan José López-Ibor, conocimiento y entusiasmo en grandes dosis

Dedicó toda su vida a la investigación de las enfermedades psiquiátricas

Juan José López-Ibor Aliño, en agosto de 1999
Juan José López-Ibor Aliño, en agosto de 1999CLAUDIO ÁLVAREZ

El lunes pasado falleció a los 74 años el profesor Juan José López-Ibor Aliño. Acabamos de perder un amigo, compañero, académico y hombre culto dedicado al estudio, tratamiento e investigación de las enfermedades psiquiátricas en cuerpo y alma. Una dedicación que le llevó a publicar múltiples investigaciones científicas nacionales e internacionales, a desarrollar muchos conocimientos vertidos en tantos libros de divulgación científica, y a una amplia, fructífera e intensa labor docente en varias universidades españolas, tales como la Universidad de Salamanca, Alcalá de Henares o la Complutense de Madrid.

Su actividad en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) fue muy fructífera y llena de entusiasmo en demostrar la importancia de la psiquiatría en la medicina del siglo XXI. En sus discursos anuales en la academia dejó constancia sobre la personalidad y sus trastornos psiquiátricos en la práctica médica, la lucha contra la estigmatización de los enfermos psiquiátricos, los problemas médicos de la ansiedad, el efecto de las catástrofes en las emociones, la percepción de los rostros en el delirio o la importancia de la angustia patológica como trastorno vital del ser humano.

Su última aportación al estudio de las enfermedades psiquiátricas se centra principalmente en conceptos derivados de la neurociencia y su implicación en las respuestas psicopatológicas de las diferentes enfermedades psiquiátricas. Conceptos en los que destaca la importancia de entender la enfermedad psiquiátrica desde una perspectiva global de la actividad cerebral en la que es más importante entender las conexiones entre diferentes áreas cerebrales (conectómica) que en la actividad o alteración de áreas específicas del cerebro.

Cuando convives con un gran hombre, brillante en lo intelectual, eficiente en lo profesional, respetuoso en lo social, nunca piensas en que va a llegar un final, y este pensamiento te deja una huella importante de todo lo aprendido a su lado. Huella que genera reflexiones sobre tantos y tantos conocimientos aprendidos a lo largo de años de convivencia científica, académica y profesional. Juan José nos deja muchas inquietudes sobre la importancia de la investigación científica en el conocimiento de la enfermedad psiquiátrica.

Apenas 48 horas antes de su muerte estaba discutiendo con sus más allegados colaboradores nuevas hipótesis, conceptos y propuestas científicas para el estudio de la esquizofrenia. Su pensamiento en este campo llevaba a defender que la investigación científica debería convertirse en el motor de cambios sociales necesarios para la integración de los enfermos con alteraciones mentales. Juan José nos ayuda a entender que la endogamia en la investigación, la dispersión de la misma o la falta de conceptualización son defectos importantes en la ciencia psiquiátrica que han impedido mejorar y progresar en el conocimiento de la enfermedad.

Podríamos destacar muchos valores del profesor López-Ibor, madrileño, hijo del doctor Juan José López-Ibor, entre otros, su gran responsabilidad por hacer de la psiquiatría una especialidad científica de la medicina, su fe religiosa, mucho más intensa en los últimos días de vida; su sabiduría, entendida esta como el grado más alto y profundo de conocimiento, en el tratamiento de los enfermos y de las vivencias de su propia enfermedad; sus valores cristianos sobre el propósito de la vida, las lecciones que has de aprender a lo largo de ella y su gran honestidad científica, que le llevó a entenderla en términos de apoyo a la sociedad más que en la cuantificación individual de los conocimientos científicos. Desde esta Real Academia Nacional de Medicina se le recordará siempre con gran admiración, afecto y agradecimiento por toda su gran labor a favor del estudio, investigación y divulgación de las enfermedades psiquiátricas.

Joaquín Poch Broto es presidente de la Real Academia Nacional de Medicina.

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