Los escándalos de tres príncipes
Las familias reales de Bélgica, Holanda y Reino Unido también han tenido polémicas
Las familias reales de Bélgica, Holanda y Reino Unido se han visto envueltas en la polémica por culpa de tres de sus miembros que se beneficiaron de su condición de príncipes para lucrarse. Lorenzo de Bélgica, hermano del actual rey de los belgas, en 2007 se convirtió en el primer miembro de esa familia real en declarar como testigo en un juicio por un caso millonario de desvío de fondos. El príncipe admitió que estaba al corriente de que los 175.000 euros con los que su consejero personal, el coronel Noël Vaessen, le ayudó a decorar y mantener su mansión, procedían de la Marina, pero aseguró desconocer su origen fraudulento.
El hijo de Alberto y Paola declaró ante el Tribunal Correccional de Hasselt en el que se juzgaba a 12 empresarios y altos oficiales por supuestas facturas falsas y desvío de fondos. Laurent aseguró que en los años noventa no tenía suficientes ingresos para mantener la gran casa que sus padres le habían regalado. Desde ese día la presencia del príncipe en la vida oficial fue menor e incluso estuvo apartado de ella ya que a este problema judicial se unieron otros escándalos personales.
Dinero de aviones
Bernardo de Holanda, fallecido en 2004 y abuelo de Guillermo, el actual rey, fue descubierto aceptando un millón de dólares (817.000 euros) en 1976 del fabricante de aviones Lockheed por mediar en la venta de aparatos al Gobierno. Cuatro años después de su muerte, se supo que hizo lo mismo con otra compañía aeronáutica de Estados Unidos: Northrop. Lo contó la periodista Anet Bleich, del De Volkskrant; el episodio hizo peligrar el futuro de la monarquía holandesa, pero el primer ministro, el socialdemócrata Joop den Uyl, lo evitó al ocultar al Parlamento el informe con los 750.000 dólares (612.800 euros) conseguidos de ese modo por don Bernardo de la aeronáutica Northrop. La antigua reina Juliana, había amenazado con abdicar si su marido era procesado por culpa del dinero de Lockheed. Bernardo admitió su culpa sobre Lockheed pero su muerte le evitó hablar del otro fraude.
Andrés, el segundo hijo varón de Isabel II de Inglaterra, vendió con polémica en 2008 su mansión campestre a un magnate de Kazajistán por 19 millones de euros. El empresario Kenes Rakishev, yerno de un ex primer ministro de la antigua república soviética, pagó casi cuatro millones por encima del precio de salida. En Buckingham se quiso quitar hierro a las acusaciones de que el príncipe explotó su condición de embajador del comercio británico para desprenderse de una casa que llevaba cinco años en el mercado.
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