Una llave que quema en manos socialistas
Seis de las once elecciones generales celebradas desde 1977 han terminado sin mayoría absoluta. En ninguno de esos casos ha sido precisa una coalición
La cultura política de los españoles apenas está preparada para aceptar la idea de una coalición en el Gobierno del Estado, por la buena razón de que no existe experiencia. Pero siempre llega la primera vez. No es nada descartable que las próximas elecciones generales fuercen el estreno de una fórmula ya utilizada en Cataluña, País Vasco, Galicia, Navarra y Andalucía. Aunque muchas cabezas reniegan de lo hecho en esos casos, las coaliciones son así: con peores o mejores resultados, llega un momento en que transar resulta obligado.
Seis de las once elecciones generales celebradas desde 1977 han terminado sin mayoría absoluta. En ninguno de esos casos ha sido precisa una coalición porque al ganador siempre le han faltado pocos diputados para los 176. El último de los mandatos de Felipe González (1993-1996), el primero de José María Aznar (1996-2000) y los dos de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) contaron con apoyos parlamentarios de fuerzas que no exigieron entrar en coalición, porque esencialmente fueron nacionalistas vascos o catalanes (y a veces ERC).
Pero la repetición de fórmulas similares se antoja más remota que nunca. Los actores políticos del presente se preparan para el horizonte de un electorado dividido en tres franjas principales (PP, PSOE, Podemos) y otras más pequeñas (UPyD, IU), además de los nacionalismos. Pedro Sánchez ve la posibilidad de gobernar con apoyos externos, lo cual le exigiría un resultado próximo a la mayoría absoluta. En el supuesto de que nadie se acerque a ella, la necesidad de una coalición caerá por su propio peso.
La envidia española hacia la estabilidad política de Alemania, su potencia económica (pese al frenazo actual) y su sistema federal explica la cantidad de cuellos que se vuelven hacia ese país en busca de la mejor receta para el futuro de España. Una misma fuerza política alemana, la CDU/CSU (que en sí misma ya es una agrupación de partidos democristianos) ha sido capaz de gobernar con coaliciones diversas. Desde 2005 hasta 2009 se alió con los socialdemócratas; de 2009 a 2013 lo hizo con el Partido Liberal, y ahora convive en el poder otra vez con los socialdemócratas.
En España, la situación del PSOE en el centro del tablero político en reconstitución le sitúa en una posición clave, pero difícil. Puede sufrir una sangría de electores hacia Podemos ante la evocación de un Gobierno futuro PP/PSOE, pero también se le pueden marchar simpatizantes hacia el PP si creen que el Partido Socialista pactará con Pablo Iglesias. La llave de la coalición futura probablemente se encuentra en manos del PSOE, aunque esa llave es de las que queman en la mano.
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