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El fracaso de Torres-Dulce y su modelo

<span >Foto: Luis Sevillano</span>
Foto: Luis Sevillano

Y la respuesta es: no. El fiscal general del Estado quería presentar la querella desde el primer momento. Por ello la secretaría técnica hizo un borrador.

¿Cuál era la hoja de ruta exacta de Torres-Dulce?

En lugar de hacer un ejercicio de autoridad en un órgano jerárquico como es el Ministerio Fiscal, Torres- Dulce, que carece de lo que los franceses llaman "le physique du rôle", las caracteristicas del personaje, lo hizo a su estilo.

Asaeteado por Alicia Sánchez-Camacho, quien reveló la primicia de que la Fiscalia General del Estado ya tenía preparada la querella criminal por varios delitos -malversación, desobediencia, prevaricación y cohecho-, Torres-Dulce se mantuvo, empero, fiel a su plan original.

Ese plan consistía en que la fiscalía del Tribunal Superior de Cataluña presentara la querella. Por ello citó al fiscal jefe José María Romero de Tejada y al teniente fiscal, Francisco Bañeres, a Madrid, para confiarles la querella.

El pasado viernes 14 de noviembre, en Burgos, reiteró que la fiscalía del TSJC era la encargada de la querella e insinuó que no pasaba nada si se dejaba de presentar ya que el TSJC se vería abocado a debatir el asunto por las denuncias contra Mas por el 9-N en diversos pueblos de Cataluña.

Torres-Dulce tenía información errónea sobre la junta de fiscales del TSJC. O se negó a reconocer la realidad.

Sabía, o debía intuir, que no contaría con el apoyo del hombre con más peso en la fiscalía del TSJC: el fiscal Martín Rodríguez Sol. Torres -Dulce le había nombrado fiscal jefe del TSJC y se vio obligado a destituirle en 2013.

 Por dos asuntos: el célebre borrador de la UDEF, sin firma, difundido en noviembre de 2012, días antes de las elecciones autonómicas catalanas, sobre Mas y Jordi Pujol. Rodriguez Sol quiso investigar a fondo dicho borrador.

 Y segundo, y no por ello menos importante, a raíz de unas declaraciones del entonces fiscal jefe sobre la necesidad de buscar un encaje legal y constitucional al deseo de los catalanes de votar.

 Con todo el dolor en el alma -Torres-Dulce es padrino de un hijo de Rodiguez Sol-, el fiscal general del Estado cesó al fiscal jefe del TSJC.

 Por tanto, Torres-Dulce se embarcó, la semana pasada, en un viaje a ninguna parte cuando confió el destino de la querella, en la que creía, antes del 9-N y ahora, a la fiscalía del TSJC.

 Tenia cierta idea de cómo conducir al Ministerio Fiscal. Y fracasó. Él y su modelo. Si quería presentar la querella, como así era, tenía otro curso de acción a su alcance: ordenar el lunes 10 al fiscal jefe del TSJC que lo hiciera. Sin debates en la junta de fiscales del TSJC.

 En tal caso, no habria lugar a ningún conflicto. Se trataba de un ordeno y mando.

 La jerarquía así lo permite. Pero optó por lo que podríamos llamar un modelo autogestionario. Ahora Torres-Dulce, al discrepar la fiscalía del TSJC e invocar el artículo 27 del Estatuto, oirá a la junta de fiscales de sala.

 Aunque no es vinculante lo que opine la junta, es probable que Torres-Dulce obtenga su respaldo. O, en todo caso, le dejarán manos libres. Y presentará la querella por el delito de desobediencia y otros. Que, todo hay que decirlo, llegará muy debilitada al TSJC, que debatirá su admisión a trámite.

El fiscal Pedro Horrach ha explicado, en una entrevista con Pepa Bueno en la Cadena Ser, que todo esto demuestra la autonomía del Ministerio Fiscal. Pero aquí el problema no es la autonomía. Aquí lo que se ha visto con el fracaso del modelo y estilo de Torres-Dulce es que no existe la autonomía de las fiscalías del los TSJ respecto a la Fiscalía General del Estado. Que la autoridad es la autoridad. Que hay una persona que debe cortar el bacalao.

 El Gobierno de Rajoy siempre echa las culpas a los demás de lo que es su propia inoperancia.

 En este caso se trata de responsabilizar al Tribunal Constitucional por no requerir a Mas en persona para que se abstuviera de desobedecer, como si el gobierno catalán no estuviera personado en la causa del referéndum y lo desconociera. Y también de descargar el peso en el fiscal general del Estado, que será el gran pagano por la crisis institucional aflorada con la respuesta o no respuesta al 9-N.

 El Gobierno y su delegada en Cataluña miraron, simplemente, hacia otro lado después de obtener la suspensión de la consulta bis. Mas no acató y el gobierno no hizo nada para que acatara.

Comentarios

Siempre hemos creído que la FGE actuaba, ahora y siempre, a requerimiento de lo que dijera el Gobierno del Estado. Parecía que Torres-Dulce tenía ramalazos de autonomía y que a veces contradecía al Gobierno. Pero no, ha vuelto a su cauce y nada mejor para demostrar que está al servicio del PP y su gobierno que la metedura de pata de Alicia Sánchez Camacho, adelantándose a los acontecimientos como conocedora de lo que el FGE iba a hacer. Rajoy, en la rueda de prensa que hizo con respecto a lo de Cataluña, dijo que el ni sabía lo que iba a hacer la fiscalía porque era totalmente autónoma y desconocía si preparaba una querella o no. Todo un paripé a los que ya nos tiene acostumbrados el mentiroso Rajoy. Torres-Dulce ya tenía el mandato de Rajoy para intervenir contra el gobierno catalán. Lo que ocurrió es que Torres-Dulce quiso dar la impresión a los ciudadanos de que las fiscalías en este país son independientes y que cada una actúa como cree que debe. Nada más falso. El tiro le salió por la culata y ahora ha tenido que rectificar a la Fiscalía de Cataluña con una reunión en sala con los fiscales para determinar las acciones que él, Torres-Dulce, propone.Al final harán el ridículo y la querella se presentará contra Mas y su gobierno, a pesar de que el TC no hizo ninguna objeción anterior a la votación. La cosa quedará en nada, creo, y si prospera será peor.En cuanto a Horrach, mejor será que no hable de autonomía de fiscales ni nada de eso. Él mismo ha demostrado que, a pesar del chorreo de la Audiencia de Mallorca, se la trae floja e insiste en que Cristina no debe sentarse en el banquillo. La mujer de Torres, sí, Cristina, por lo mismo, no. Se nota que en cuanto oyó a Rajoy, en la entrevista de A3, decir que no tenía duda de la inocencia de la infanta Cristina y que no le pasaría nada, Horrach nos sorprendió a todos tornándose en abogado defensor de Cristina. Con eso y más, la autonomía de los fiscales está en entredicho, como ya sabíamos.
Ya es hora de que la FGE actúe, pero de verdad, por que lo único que ha quedado patente el 9- N es que el Estado no ha existido en Cataluña en esa fecha. ¿Donde estaba la policías, la Guardia Civil, que no olvidemos que tiene el carácter de centinela permanente? El Gobierno del Sr. Rajoy nos va a llevar a la ruina, no solo económica -ya nos ha llevado a la ciudadanía de a pie- sino también moralmente. O actúa el Gobierno con todo su poder o cambian las leyes para que haya un referéndum legal y derrotemos al independentismos en las urnas, somos mas.
Todo esto ocurre porque el gobierno español piensa que el proceso hacia la independencia de Catalunya se puede parar jurídicamente cuando el problema es solo político y solo se puede parar democráticamente, es decir, siguiendo el modelo escocés y poniendo toda la carne en el asador por el "no".Afortunadamente el gobierno español no tiene la suficiente inteligencia política para hacerlo y cada vez la independencia de Catalunya está más cercana. El gobierno español lo está poniendo muy fácil e internacionalmente ha perdido la batalla.
Me voy a tirar un farol: el Fiscal General del Estado acabará su mandato. Mas volverá a formar gobierno después de las siguientes elecciones catalanas, sera un gobierno de coalición con el PSC... Y si por alguna misteriosa razón hubiera un referéndum, que Mas no lo quiera, el independentismo sería derrotado, pero lo habremos pasado pipa (y hastiados) durante todo el proceso. http://sinalmanicorazon.blogspot.com.es/2014/11/en-este-pais.html

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