Asesinadas dos personas en un club de alterne en Medina del Campo
La policía sigue el rastro de una pareja que disparó contra el dueño y una camarera del local
La Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía y agentes municipales de Medina del Campo siguen el rastro de un hombre y una mujer que asesinaron anoche al dueño y a una de las trabajadoras de un club de alterne en dicha localidad vallisoletana. La pareja irrumpió sobre las 20.30 en el Club Las Vegas, sito en el kilómetro 157 de la antigua Nacional VI, y mató al propietario del establecimiento, un español de 43 años y natural de Arévalo (Ávila) llamado Mariano, y a una joven camarera de nacionalidad rumana.
Al menos otra trabajadora del local, también de origen extranjero, tuvo que ser trasladada en ambulancia a un hospital cercano con una crisis de ansiedad. Ha sido el testimonio de esta mujer el que ha puesto a las fuerzas de seguridad sobre la pista de los asesinos, que dispararon varias veces sobre sus víctimas. Tres camareras más, también extranjeras, lograron escapar por una puerta trasera y huir campo a través.
De madrugada, agentes de la policía científica seguían buscando huellas y restos de munición en el bar, una pequeña construcción de planta baja situada en el margen derecho de la vieja Nacional VI a la salida de Medina del Campo en dirección a Madrid. A las 0.33, los empleados de un furgón funerario retiraban los dos cuerpos, que yacían a las puertas del establecimiento. Fuentes de la investigación aseguran que, aunque el tiroteo se produjo dentro del club, cuando llegaron los servicios de emergencia sacaron al hombre y a la mujer para intentar reanimarlos, dadas las escasas dimensiones del local. No pudieron hacer nada. Al cierre de esta edición, se desconocía el móvil del crimen. El caso está bajo secreto de sumario.
El club Las Vegas es un vetusto establecimiento de planta baja y reducido tamaño con más de tres décadas de antigüedad que ha pasado por manos de distintos proxenetas. El último dueño —el vecino de Arévalo (Ávila) fallecido anoche— se hizo con él hace año y medio. Le dio una mano de pintura (blanca y roja), colocó dentro bombillas de colores, también rojas, y colgó a las puertas el cartel con el nuevo nombre: Las Vegas. Antes había sido Los Negrillos.
Apenas tiene aparcamiento y sitio para cuatro o cinco habitaciones, la barra y poco más. Los vecinos aseguran que tampoco generaba gran movimiento, dos o tres coches que paraban al día. En él trabajaban últimamente tres o cuatro chicas, todas ellas rumanas. Un amigo del dueño del local aseguró anoche a EL PAÍS que el fallecido no tenía enemigos: “Al revés, todos le debían dinero a él. Menos mal que las otras chicas escaparon o las hubieran matado a todas”.
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