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El presidente que tensaba la cuerda

Rivero encona su enfrentamiento con Soria en vísperas de la precampaña

F. MANETTO
Paulino RIvero y José Manuel Soria, en 2010.
Paulino RIvero y José Manuel Soria, en 2010. CRISTOBAL GARCIA (EFE)

Mientras Paulino Rivero, presidente de Canarias, tensa la cuerda con el Gobierno de Mariano Rajoy, el entorno del ministro de Industria, José Manuel Soria, y el PP mantienen que adopta esa estrategia precisamente por estar en la cuerda floja.

El punto culminante de ese choque llegó el jueves. Cuando falta menos de un año para las elecciones autonómicas de 2015, el presidente regional, de Coalición Canaria (CC), acusó a Soria, líder autonómico del PP y su socio de Gobierno hasta 2010, de alimentar la crispación a cuenta de la autorización de los sondeos petrolíferos frente a Lanzarote y Fuerteventura. Aseguró que accionistas de Repsol reciben presiones del Ministerio de Industria —circunstancia desmentida por la compañía— y llegó a pedir la mediación de Felipe VI en ese conflicto. Industria dejó claro ayer que el recurso anunciado por Rivero, que planea celebrar una consulta, no frenará el proyecto.

No está claro que Rivero sea el próximo candidato de CC. Está enfrentado a otro aspirante, Fernando Clavijo, alcalde de San Cristóbal de La Laguna. En este contexto, Australia Navarro, portavoz del PP en el Parlamento canario, describe este pulso como una huida hacia adelante “de alguien que se está agarrando a su particular chapapote”.

La visión del Ejecutivo regional es radicalmente distinta. Tanto es así que ha comenzado a esgrimir el espantajo del desapego a España justo cuando La Moncloa trata de frenar el desafío soberanista de Artur Mas en Cataluña. “Es un hecho”, señalan fuentes del Gobierno regional, “que se está sembrando en la sociedad de las islas un enconamiento que puede marcar un antes y un después en la manera en que los canarios miran al resto de España”.

A pesar de este argumento, el propio Rivero defendía hace unos meses en una conversación con EL PAÍS que “el debate de Canarias no tiene nada ver con el de Cataluña”. Y, según se desprende del último barómetro autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de 2012, los canarios apoyan el actual modelo autonómico. Solo una minoría, un 15,7%, quería entonces un Estado de las autonomías con más poder para los Gobiernos regionales. El 41,3% se quedaba con el sistema vigente y el 17,6% respaldaba incluso un Estado totalmente centralizado. Preguntados directamente sobre el grado de autonomía de Canarias, solo el 33,4% demandaba más competencias.

El panorama forzado por Rivero en los últimos días es el enésimo capítulo de una relación que se descompuso en otoño de 2010, cuando Soria salió del Gobierno regional. Coalición Canaria ha pactado indistintamente con el PSOE y con el PP, pero tras la última ruptura con la formación conservadora empezó la verdadera escalada de tensión: un conflicto en el que el ministro de Industria se ha convertido en el principal blanco de Rivero y en el que los populares canarios ejercen una oposición sin concesiones, muy centrada en la figura del presidente autonómico.

<CS8.7>Fuentes del entorno de este último aseguran que la relación con el propio Rajoy o con ministros como la titular de Fomento, Ana Pastor, es “fluida”. Pero, explotando el enfrentamiento con Soria, los nacionalistas tratan de que cale en la sociedad la idea de que “Madrid trata a Canarias como una colonia”. Es una manera de tensar la cuerda con el Gobierno, ante la que el PP pide “diálogo y tranquilidad” y “abandonar la contradicción de pedir diálogo y luego amenazar con romper relaciones”.

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Sobre la firma

F. MANETTO
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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