Detenidas en Melilla dos jóvenes, una de ellas menor, reclutadas por los yihadistas
La chica de 14 años es ceutí y su compañera, de 19 años, es melillense Ambas planeaban unirse a otras mujeres en Marruecos para ir al combate
Es la primera vez que la policía española intercepta a una mujer que presuntamente iba a ir a Siria o Irak para integrarse como combatiente por la guerra santa. Ayer, no fue una mujer, sino dos: una de 19 años y la otra de solo 14. Ambas fueron capturadas en el paso de Beni Enzar, cuando se disponían a cruzar desde Melilla a Marruecos para unirse a otras correligionarias y desde allí volar a las zonas de combate.
La menor de las jóvenes forma parte de una familia numerosa. Desde hace tiempo, mostraba una actitud extraña, por lo que sus padres hicieron que se fuera a vivir con otra hermana mayor, residente en la barriada del Príncipe, de Ceuta, considerada una de las zonas más deprimidas de la ciudad.
La adolescente desapareció hace unos días. No había rastro de ella. Por eso, su familia presentó una denuncia en la comisaría de policía, en donde manifestó sus temores de que se hubiera integrado en alguna organización islamista radical, según fuentes policiales.
La Comisaría General de Información se movilizó de inmediato y alertó a todas las unidades. Gracias a eso, a primeras horas de la tarde del pasado sábado fue interceptada la menor, junto con otra de más edad, cuando se disponía a cruzar a territorio marroquí. La adolescente iba acompañada de Fauzia Allal Mohamed, de 19 años. Ambas vestían sendos niqab negros— un velo que cubre toda la cara, excepto los ojos— y túnicas negras, un atuendo habitual entre las salafistas.
Según fuentes del Ministerio del Interior, las dos muchachas pretendían encontrarse en Marruecos con una red de reclutadores de Al Qaeda, que iba a trasladarlas “de forma inminente” a Irak o Siria para sumarse como combatientes a la yihad.
Mujeres para cocinar y engendrar hijos
Las mujeres que se integran en la yihad en Siria o Irak se dedican habitualmente a cocinar y a contraer matrimonio con algún combatiente para engendrar hijos, según varios expertos en la materia. Estos no conocen ningún caso de mujer que haya luchado con las armas. Por eso, estas fuentes ponen en duda que las dos jóvenes detenidas en Melilla fueran a pegar tiros.
Hasta ahora, se conocía la presencia de decenas de chicas tunecinas en las zonas de combate, aunque únicamente haciendo labores de intendencia.
Muchas de las musulmanas radicalizadas sienten fascinación por Fatiha Mejjati, una marroquí de 53 años, apodada La viuda negra. Mejjati estaba en Afganistán con su marido, Karim, y sus dos hijos cuando Al Qaeda derribó, el 11 de septiembre de 2001, las Torres Gemelas y destruyó parte del Pentágono.
La familia Mejjati huyó a Pakistán, a Bangladesh y Arabia Saudí, donde Fatiha fue secuestrada con su hijo Ilyas, con el que pasó un año en cárceles secretas de Riad y, después, de Marruecos. Su marido y su hijo pequeño, Adam, murieron en abril de 2005 en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad saudíes en Al Rass.
Mejjati ha escapado recientemente de Marruecos burlando a los cuatro centinelas que la vigilaban y se ha integrado en el Estado Islámico recién fundado por el autoproclamado califa Abu Bakr al Bagdadi, que abarca una amplia franja de Siria e Irak.
Mejjati anunció su exilio voluntario el pasado 9 de julio en una de sus cuentas de Twitter. Colgó una foto suya posando ante el tribunal islámico de Yarabulus, cerca de Alepo, en manos del Estado Islámico desde hace un semestre. Se la ve vestida con un niqab negro que solo deja sus ojos al descubierto, pero en las páginas yihadistas se asegura que la foto es auténtica.
El diario marroquí Annass afirma incluso que al poco de cruzar la frontera contrajo matrimonio con el lugarteniente del califa.
Mejjati es un icono entre quienes invocan la religión para practicar la violencia. En un mundo en el que sólo los hombres tienen derecho a la palabra es la única mujer que destaca.
Las dos chicas arrestadas no tienen ningún vinculo familiar entre sí, pero una de ellas sí tiene a un familiar en Siria.
Según fuentes policiales, la intención de las dos jóvenes era unirse a las huestes del Estado Islámico de Irak y Levante, el grupo yihadista controlado por fieles a Abu Bakr al Baghdadi, recientemente autoproclamado califa de todos los musulmanes.
Las dos jóvenes fueron trasladadas a la Península. Llegaron en avión al aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid). La policía tenía previsto interrogar ayer a la mayor, antes de que hoy pase previsiblemente a disposición del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, quien ha decretado el secreto de las actuaciones. La menor fue puesta a disposición de la Fiscalía de Menores.
La Comisaría General de Información sospecha que las dos chicas se habían radicalizado y habían sido captadas para el yihadismo a través de foros de Internet. “Iban a una muerte segura”, comenta un mando policial.
Según el Ministerio del Interior, son las primeras detenciones que se producen en España, tras el llamamiento a la guerra santa que realizó el autoproclamado califa del Estado Islámico, Abu Bakr Al Baghdadi, el pasado 1 de agosto, en Mosul (Irak).
Uno de los objetivos principales de Al Baghdadi es captar el mayor número posible de combatientes extranjeros, para lo que utiliza varias estrategias como el establecimiento de una red de captadores que facilitan todos los traslados internacionales de los reclutados, así como el establecimiento de “una potente y agresiva campaña” propagandista en los foros y páginas yihadistas de Internet.
Las dos jóvenes ahora detenidas son un ejemplo de los métodos utilizados por la organización terrorista. Su proceso de radicalización, su captación y su posterior envío como combatientes estaban planificados y organizados por una red que opera en todo el Magreb. A sus dirigentes no le importa ni el sexo, ni la edad ni la situación personal de los captados.
En los últimos meses, el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil han desarticulado tres células que captaban yihadistas. Los dos últimas en Melilla y la anterior en Ceuta. Al menos siete jóvenes ceutíes han fallecido luchando en Siria junto a grupos islamistas como el Estado Islámico de Irak y Levante o el frente Al Nusra.
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