Un hombre, en estado grave tras ser mordido por una víbora en Valdemorillo

Un hombre de 60 años se encuentra hospitalizado en estado grave tras ser mordido por una víbora en el municipio madrileño de Valdemorillo. La víctima ha sido atendida por los sanitarios del Summa sobre las diez de la mañana de este miércoles en su casa, en la calle de la Rotonda del Carrión número 7, aunque la víbora no se encontraba en el lugar porque el ataque se había producido en otro sitio, según detalla un portavoz de Emergencias 112 Comunidad de Madrid.

El hombre ha sufrido un shock anafiláctico debido al veneno de la serpiente. Los sanitarios lo han estabilizado y lo han trasladado en helicóptero en estado grave al hospital Puerta de Hierro de Majadahonda. Por el momento, se desconoce si la víbora se adentró en la vivienda, dentro de una urbanización, y lo mordió o el ataque se produjo durante un paseo por esta localidad de más de 13.000 habitantes de la cuenca de Guadarrama.

Las víboras forman parte de la familia de los vipéridos y son famosas por su veneno, el más potente de los animales presentes en Europa. Son muy venenosas y se caracterizan por su par de colmillos largos y huecos situados en la parte delantera de la mandíbula superior, que se repliegan contra el paladar cuando la boca está cerrada y que se ponen a la velocidad del rayo en posición de atacar a la presa cuando se abre. Dada la largura de sus colmillos, estas serpientes atacan proyectándolos hacia delante y clavándolos de un golpe a sus víctimas, a diferencia de las demás serpientes, que atacan mordiendo. El veneno, mortal, ataca la sangre y los tejidos.

Entre las 99 especies reconocidas de víboras que existen, en España habitan tan solo tres, la víbora áspid, la hocicuda o latastei y la de Seoane. Y, de estas tres, la más peligrosa y venenosa es la áspid, que puede llegar a medir 75 centímetros. De momento, se desconoce de qué tipo era, pero en Madrid de forma común solo se encuentra la latastei entre los nueve tipos de serpiente que hay en la región.

En todo el país, alrededor de 130 personas acaban cada año en el hospital por la mordedura de una serpiente y las muertes son poco frecuentes. Entre 1997 y 2009, se registraron solo 17 fallecimientos, casi todos porque se tardó demasiado en aplicar el tratamiento, un antídoto concreto.

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