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El grupo que empujó a Sánchez

La candidatura del nuevo líder del PSOE arrancó discretamente en el Congreso y fue tejiendo una tupida red de respaldo

Hay distintas versiones sobre el momento exacto en el que Pedro Sánchez inició el camino discreto que terminará ahora en la secretaría general del PSOE. Pero en todas hay coincidencia en que la primera persona del partido que le animó y la que más entusiasmo puso para promover su candidatura es la diputada por Ibiza Sofía Hernanz. En diciembre de 2012, al acabar el Pleno del Congreso para las vacaciones de Navidad, la diputada se acercó a su compañero de escaño Pablo Martín para comentarle lo que empezaba a ser un clamor en el grupo parlamentario: el desánimo por el camino que llevaba el partido. “Tengo un candidato”, le dijo y le explicó que Pedro Sánchez, con quien trabajó en la Comisión de Cambio Climático daba el perfil requerido.

Sánchez se reincorporaba al Congreso porque Cristina Narbona abandonó su escaño por Madrid para ir al Consejo de Seguridad Nuclear. La mano de Elena Valenciano estaba detrás de esa decisión que suponía repescar por segunda vez a quien por su escasa fuerza en el partido no había pasado de un mal puesto en la lista por Madrid.

El caldo de cultivo de la candidatura se ha gestado desde entonces en el grupo parlamentario, entre diputados desconocidos, creció discretamente, terminó por tener el apoyo de destacados dirigentes históricos y líderes regionales y, sobre todo, del 49% de los militantes que votaron hace una semana. De hecho, gran parte de la clave de su éxito está en haber entendido, a diferencia de sus oponentes, sobre todo Eduardo Madina, que se presentaba ante los militantes y en saber cómo funciona el PSOE. Por eso buscó apoyo de los territorios donde tejió una red de apoyo de la base, de sus dirigentes, de quienes han controlado el partido y del Grupo Parlamentario donde tienen representación esas tres fuerzas que controlan el PSOE. Con esas cuatro patas ha construido su flamante liderazgo, aprovechando los huecos que dejan las circunstancias y el azar. Sumó su trabajo, su ambición y la alineación favorable e irrepetible de todos los planetas.

En 2013, a la vuelta de las vacaciones parlamentarias, después de sondear a varios compañeros del Grupo, Sofía Hernanz y Pablo Martin le pidieron a Sánchez que diera el paso, pensando siempre en unas futuras primarias que se aventuraban a medio plazo, pero que no tenían fecha. Sánchez fue reticente inicialmente, pero la idea empezó a prender y moverse en la base del grupo parlamentario.

En diciembre de 2012 varios diputados empezaron a sondear su nombre

Estar en la oposición y en un grupo de 110 diputados, con escasas tareas para todos, permite muchas conversaciones de horas muertas en pasillo, despachos y hemiciclo. Empezaba a hablarse entre los diputados socialistas de futuros candidatos y de la conveniencia de que el futuro líder fuera parlamentario. Excluida Carme Chacón, el candidato natural era Madina, número dos del Grupo. Sin embargo, la relación de este con la mayoría de diputados, como se ha comprobado ahora, no era la mejor, con algunos ni siquiera se habla y su nombre provocaba muchos rechazos, mientras crecía la opción de Sánchez.

Siempre de forma discreta se incorporaron al grupo otros diputados desconocidos como la extremeña Pilar Lucio, Juan Luis Gordo de Segovia, Magdalena Valerio de Guadalajara, Susana Sumelzo de Aragón y Gabriel Echávarri de Alicante.

El siguiente paso lo dio Sánchez en octubre de 2013 cuando, también por decisión de Valenciano, se incorporó al equipo que preparaba la conferencia política del PSOE. Años antes había trabajado con José Blanco en labores de fontanero junto a Óscar López y Antonio Hernando, entre otros, tras colaborar en Ferraz a las órdenes de Jordi Sevilla.

Obtuvo visibilidad e inició el recorrido por federaciones y sedes del partido, siempre sin proyección pública y agrupación a agrupación.

En diciembre de 2013 protagonizó dos actos públicos a los que quiso dar relevancia pública: la presentación de su libro sobre diplomacia económica el día 12 en la librería Blanquerna de Madrid y un primer acto político en Don Benito (Badajoz), apoyado por el líder local, José Luis Quintana. Él recuerda este mitin como el inicio de su recorrido, porque para entonces ya tenía decidido ir a las primarias abiertas que tenían fecha para noviembre de 2014.

El recorrido por territorios lo completó con encuentros con dirigentes y exdirigentes influyentes. Por ejemplo, el 15 de enero se reunió con José Blanco y le comunicó sus intenciones. El exnúmero dos del partido le dio el visto bueno, le animó a meterse en la carrera, le dijo que aguantara porque en el peor de los casos podría ser portavoz parlamentario y a partir de ese momento hizo gestiones por él, por ejemplo, ante la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.

El 15 de marzo, Sánchez y Sofía Hernanz convocaron en un restaurante de Madrid a otras nueve personas, ninguna de la primera fila de la política, para planificar los pasos siguientes. Eran diputados autonómicos andaluces y algún concejal.

Al llegar la campaña de las europeas, Ferraz asignó participación a los posibles candidatos: Chacón, Patxi López y Eduardo Madina. Pero a Sánchez no se le dio ningún papel a pesar de su nombre ya había empezado a sonar. No se le tomaba en serio, pero según reflexionan ahora en su equipo casi le hicieron un favor apartándole de todo lo que tuviera que ver con el fiasco del 25-M. Cerró campaña discretamente en Ibiza con sus mentores y amigos: Sofía Hernanz y Pablo Martín.

Los tres volvieron a reunirse a comer el martes 27 de mayo cerca del Congreso, dos días después del desastre de las europeas y un día después de que Alfredo Pérez Rubalcaba cambiara el paso de las primarias abiertas por un congreso extraordinario. Sánchez estaba cabizbajo, pero le convencieron para que acelerara lo previsto y se presentara al congreso. Luego se retiraron Patxi López y Chacón y Madina irritó a líderes regionales como Susana Díaz con su petición de un militante un voto.

A continuación, la líder andaluza renunció a presentarse y Sánchez se convirtió en la única opción de esos dirigentes históricos y territoriales. Los planetas estaban alineados a su favor.

En enero empezó a contactar con personalidades y dirigentes del PSOE

Como prueba de cómo entendía a quién debía dirigirse, fue él quien decidió presentar su candidatura en una agrupación local (finalmente fue en Alcorcón), al lado de los militantes. Madina lo hizo en un pasillo del Senado.

El equipo se amplió. Por ejemplo, tras el último pleno de junio, la diputada del PSC, Teresa Cunillera, recibió una llamada de Sánchez que arrancó con la frase “Te necesito”. Su relación era escasa, pero el candidato entendió que necesitaba ese perfil como jefa de campaña. Cunillera aceptó tras consultar con Miquel Iceta.

Se sumó al núcleo duro pero de forma discreta César Luena, líder del PSOE de La Rioja, y el andaluz Antonio Pradas. José Luis Fernández, Chunda, que fue mano derecha de José Bono asumió la comunicación; Luis Arroyo, experto en comunicación, le ayudó a preparar el debate; y se sumaron Mari Luz Fernández, exsecretaria de Estado de Empleo, José Cepeda, dirigente del PSM, y Ángeles Álvarez, diputada de Madrid,entre otros. Y por territorios se hizo más tupida la red de apoyos.

Los líderes suelen pasar por la fase lógica de borrar las huellas de su pasado antes de llegar a la de matar al padre. Y Sánchez tendrá que combinar el reconocimiento de quienes le apoyaron en su arranque y el de los que le han ayudado a ganar y, además, tienen poder real en el partido. Ahora en el grupo parlamentario, donde arrancó su candidatura, se espera el diseño que haga el nuevo líder, aunque podría dejarlo para septiembre. Soraya Rodríguez será relevada y estudia optar a liderar el PSOE en Castilla y León. El perfil de su sustituto es, preferentemente, el de mujer y andaluza.

Antonio Hernando, diputado y amigo, asegura que está a disposición de Sánchez. Y hay otros destacados diputados que representan la línea de continuidad en el PSOE que trabajan ya para el nuevo líder, por ejemplo, José Enrique Serrano, que fue jefe de Gabinete de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero.

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