Las Cortes y el Rey 36 años después
La ley de abdicación resucita en el Congreso el debate Monarquía o República de 1978 Los diputados intercambian papeles 36 años después y el tono es mucho más bronco
"La realidad no corresponde siempre al ideal imaginado”, declaró el líder del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, el 4 de julio de 1978, cuando fue aprobada, con el voto a favor del PCE , la monarquía parlamentaria como forma política del Estado. “La realidad es que [el Rey] ha sido una pieza decisiva en el difícil equilibrio político establecido en este país y lo sigue siendo. (...) Abrimos un crédito de confianza a un hombre joven que da muestras de identificarse más con la España de hoy que con la del pasado”.
Carrillo falleció en 2012 y ya es imposible preguntarle si hoy renovaría ese crédito de confianza a Felipe VI. Pero aquel 4 de julio de 1978, la monarquía parlamentaria quedó aprobada como forma de Estado por 196 votos a favor, incluido el suyo, 9 en contra y 115 abstenciones. Casi 36 años después, el Congreso aprobó el pasado miércoles con el apoyo del 85% de los diputados la ley de abdicación de don Juan Carlos. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, insistieron en que no se trataba de debatir, como en 1978, sobre Monarquía o República, sino de aceptar formalmente la abdicación del Rey. Pocos les hicieron caso. Durante toda la mañana, se repitieron en el Congreso algunos de los argumentos del debate constitucional de hace 36 años. A veces, con papeles intercambiados, como en el caso del PSOE y el PCE. El resultado fue de 299 votos a favor, 19 en contra y 23 abstenciones.
La Constitución española es el resultado de una ponencia, la presentación de más de 3.000 enmiendas, 24 sesiones de debate en la comisión del Congreso, otras 12 en pleno, y 27 más en la Cámara alta. EL PAÍS ha repasado aquellos cientos de folios de argumentación parlamentaria a favor y en contra de la Monarquía como forma de Estado. Las actas esconden sorpresas desde la perspectiva de hoy y reflejan otro tono político, respetuoso, muy alejado del debate del pasado miércoles, en el que se pronunciaron las palabras “miserable” y “asesino” y en el que el presidente del Congreso, Jesús Posada, pidió a algunos diputados que se fueran “al bar”.
Carrillo: "Nunca se vio que un pueblo rechace la Monarquía cuando esta ha contribuido a establecer las libertades políticas democráticas y cuando su rechazo significa poner en peligro dichas libertades".
El PCE, Carrillo y el “juguete infernal”. "Señores diputados, nos separan tantas cosas (...), tan hondo es el abismo abierto entre los españoles que, si no nos esforzamos más en cerrarlo que en abrirlo, más en acercarnos que en diferenciarnos, la incipiente democracia puede estallarnos a todos en las manos como un juguete infernal”, declaró Carrillo el 4 de julio de 1978 en el pleno del Congreso que aprobó la monarquía parlamentaria con su voto a favor. Para Carrillo era Monarquía o dictadura. “Nunca se vio que un pueblo rechace la Monarquía cuando esta ha contribuido a establecer las libertades políticas democráticas y cuando su rechazo significa poner en peligro dichas libertades. (...) Para nosotros, lo decisivo es la democracia (...) Contribuiremos en todo momento a facilitar la elevada y responsable labor del Jefe del Estado”.
Casi 36 años después, Cayo Lara, miembro del PCE y líder de IU, subió a la tribuna del Congreso para explicar su voto en contra de la ley de abdicación de don Juan Carlos y pedir un referéndum sobre la Monarquía. “El pueblo español les hará pagar caro la decisión que van a tomar hoy”, amenazó a los diputados que apoyaron la ley. “La abdicación se ha gestado de una manera oscura. Sangre nueva para una dinastía decrépita”, añadió. El portavoz del PP, Alfonso Alonso, le replicó más tarde citando a Carrillo.
El PSOE, principios y compatibilidades. El PSOE no votó a favor de la Monarquía en 1978. Durante el debate constitucional, los socialistas realizaron una apasionada defensa de la República, “la forma de Estado más acorde bajo el prisma de los principios democráticos”, frente a “las magistraturas vitalicias, y más aún, las hereditarias” que “dificultan el acomodo de las personas que ejercen cargos de esa naturaleza a la voluntad del pueblo en cada momento histórico”, en palabras del diputado Luis Gómez Llorente.
Esa defensa de la República incluía un reproche al PCE. “Allá los partidos que reclamándose de la izquierda piensan que algo tan trascendente y duradero como la forma política del Estado puede darse por válida a merced de las razones puramente coyunturales, de pactos ocasionales, o de gratitudes momentáneas (...) La actitud de los socialistas ante la institución monárquica es más de principios, más estable, probablemente más sincera (...) Por honradez, por lealtad con nuestro electorado, por consecuencia con las ideas de nuestro partido...”
Llorente, no obstante, explicó en el Congreso el 11 de mayo de 1978 que su partido acataría “democráticamente la ley de la mayoría”. “No ocultamos nuestra preferencia republicana, incluso aquí y ahora, pero sobrados ejemplos hay de que el socialismo, en la oposición y en el poder, no es incompatible con la Monarquía cuando esta institución cumple con el más escrupuloso respeto a la soberanía popular y a la voluntad de reformas que la mayoría del pueblo desee en cada momento (...) Si el PSOE no se empeña como causa prioritaria de su hacer en cambiar la forma de Gobierno es en tanto en cuanto puede albergar razonables esperanzas en que sean compatibles la Corona y la democracia”, añadió. El Partido Socialista se abstuvo en la votación sobre la Monarquía como modelo de Estado. Cinco díscolos votaron en contra.
El PSOE no votó a favor de la Monarquía en 1978, se abstuvo. Durante el debate constitucional, los socialistas realizaron una apasionada defensa de la República
“Treinta y cinco años después, los socialistas seguimos sin ocultar nuestra preferencia republicana, pero nos seguimos sintiendo compatibles con la Monarquía parlamentaria”, declaró Alfredo Pérez Rubalcaba, citando a su “compañero” Llorente, durante el debate sobre la ley de abdicación, que el PSOE apoyó con la excepción de tres diputados díscolos que se ausentaron o abstuvieron y que recibirán 400 euros de multa por violar la disciplina de voto. El todavía líder de los socialistas insistió en que la sucesión del Rey ya había sido ratificada en referéndum por los españoles que votaron la Constitución de 1978 y que, “si un día [el partido] estima pertinente que ese consenso se revise para sustituirlo por otro lo propondrá a través de los cauces pactados, legales” y no en la votación cuyo voto en contra “comportaría el dislate” de que la Cámara dijera al Rey “que debe seguir siéndolo aunque no lo quiera”.
ERC: dos diputados y un aplauso de todo el Congreso. El diputado Heribert Barrera pidió insistentemente durante el debate constitucional de 1978 un referéndum. “Es muy posible que en el conjunto del Estado, no en Cataluña, este referéndum hubiese dado la victoria a la Monarquía”, dijo. “Si así hubiese ocurrido, los republicanos, que antes que republicanos somos demócratas, habríamos aceptado el veredicto popular”. Barrera dedicó durante los debates numerosos elogios al Rey: “¿Quién realmente puede negar el papel extraordinariamente positivo que ha tenido la Corona en este proceso de transición de la dictadura a la democracia incipiente?”, preguntó. Pero “sería absurdo”, añadió, “establecer un sistema político de Estado por puro agradecimiento a una persona”, y dirigiéndose a Carrillo, le planteó: “Dijo que daba su confianza a don Juan Carlos. ¿Puede darle idéntico cheque en blanco a sus sucesores?”.
Ezquerra Republicana de Catalunya tenía en 1978 solo dos diputados. El presidente del Congreso, Fernando Álvarez de Miranda (UCD), felicitó a Barrera durante los debates “por su colaboración en los trabajos constitucionales, donde representa su minoría tan dignamente”. “Viejas luchas políticas nos situaron en tiempos antiguos juntos en la dictadura. Pienso que en esta nueva época de la democracia, el señor Barrera y yo, que discrepamos de muchas cosas, siempre estaremos en la defensa de esta democracia”. Toda la Cámara aplaudió. Casi 36 años después, en el Congreso, el portavoz de ERC, Alfred Bosch, subió a la tribuna: “Proclamo la república catalana”, dijo. Se oyeron algunas carcajadas. El presidente de la Cámara pidió silencio. “Vamos atrás, como los cangrejos. Nuestros abuelos sabían que la soberanía reside en los pueblos, no en los soberanos”, añadió Bosch.
Euskadiko Ezkerra. “Nada en contra de Juan Carlos”. Euskadiko Ezkerra era entonces una coalición de organizaciones abertzales vascas y navarras que defendían el derecho de autodeterminación y que había logrado un escaño en el Congreso: el de Francisco Letamendia. El diputado pidió un referéndum sobre la Monarquía durante el debate constitucional de 1978, en el que se refirió al Rey en estos términos: “No tenemos nada en contra de Juan Carlos, ni en contra ni a favor. Es cierto, contra lo que pudo temerse en un principio, que no es el Monarca del fascismo. Pero es el Monarca de la reforma, y la reforma no puede curar las llagas de Euskadi”. El partido evolucionó poco después a posiciones autonomistas mientras el diputado Letamendia abandonó la formación en 1979 para incorporarse a Herri Batasuna (HB), que siguió defendiendo la autodeterminación de Euskadi. La izquierda abertzale está representada ahora en el Congreso por Amaiur, que fue mucho más dura el pasado miércoles en el Congreso: “Es el Rey de las dos caras”, dijo Sabino Cuadra. “Pretenden colarnos otros 40 años más de lo mismo, de aquel régimen que nace de aquella transición tramposa”.
El PNV y la razón práctica. El PNV votó en 1978 a favor de la Monarquía. “No somos monárquicos teóricos”, declaró Xabier Arzalluz, pero “la razón práctica nos ha llevado a aprobar este artículo”. El sí del PNV estaba condicionado a que la Corona cumpliera “su palabra pública de ser garantía de los derechos históricos de los pueblos de España” y a que asegurara “la defensa de las instituciones democráticas”. “Si solo cumpliera parcialmente, nos limitaríamos a acatarla y si fracasara debo decir que la Monarquía dejaría de tener sentido alguno para nosotros”, dijo Arzalluz. Casi 36 años después, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, dio a entender que había ocurrido esto último. “Nunca nos hemos sentido parte del acuerdo constitucional. No está en nuestras prioridades la forma de Estado”, declaró. Su voto en la ley de abdicación de don Juan Carlos fue la abstención.
“Nunca nos hemos sentido parte del acuerdo constitucional. No está en nuestras prioridades la forma de Estado”, dijo Aitor Esteban (PNV) en el debate de 2014
Miquel Roca: La vía más rápida es la Monarquía. El hombre al que el Rey encargó la defensa de su hija Cristina, imputada en el caso Nóos, y exdiputado de CiU, Miquel Roca, opinaba en 1978: “En una situación de crisis es importante seleccionar los problemas, jerarquizar las metas y aspiraciones (...) No se trata de discutir ahora cuál es la máxima democracia, sino cuál es la vía más rápida a la democracia con los menos costos. Y en esta línea la Monarquía puede jugar un papel positivo”. El pasado miércoles, no obstante, CiU no votó a favor de la ley de abdicación del Rey, se abstuvo. “Nos han excluido de la historia de España”, justificó Duran.
Enmiendas. ¿Divorciada y plebeya? Durante los debates de 1978 se presentaron más de 3.000 enmiendas al proyecto de Constitución. ERC, por ejemplo, presentó una para que fuera retirado del texto el punto que establecía que si el heredero al trono se casaba “contra la expresa voluntad del Rey”, sería excluido de la sucesión. Barrera admitió que el texto no especificaba qué tipo de personas podían ser consideradas “indignas de ser reina”, pero le preocupaba que fueran “personas divorciadas o plebeyas”, distinciones, añadía, que “son incompatibles con los principios democráticos que se quieren dar al nuevo Estado”. Su enmienda fue rechazada por 159 votos en contra, 103 abstenciones, y 14 a favor. Pero el Príncipe se casó en 2004 con una periodista de clase media y divorciada, Letizia Ortiz, que el próximo jueves será Reina de España.
En 1978 se pidió modificar el artículo que da preferencia al hombre sobre la mujer en la línea de sucesión, pero el texto se aprobó con esa discriminación por 132 votos a favor, 15 en contra y 123 abstenciones
También se pidió modificar el artículo que da preferencia al hombre sobre la mujer en la línea de sucesión, pero el texto se aprobó con esa discriminación por 132 votos a favor, 15 en contra y 123 abstenciones. PCE y PSOE se abstuvieron, pero todas las diputadas comunistas votaron en contra.
Tampoco fue aceptada la propuesta de López Rodó (Alianza Popular) para establecer que el Rey es “representante supremo de la nación española" -“Si solo decimos que es jefe del Estado nos quedamos cojos", planteó— y que Peces Barba (PSOE) calificó de “enmienda nostálgica” por concebir la monarquía como “monarquía absoluta". Y fueron rechazadas asimismo las enmiendas presentadas por ERC para que el Rey no nombrara al presidente del Gobierno y para eliminar su condición de árbitro. “Darle ese poder es obligarle a intervenir en las luchas políticas (...) ¿El Rey no se equivocará nunca?”, planteba Barrera. “ No podemos olvidar que los reyes también son hombres y los hombres somos todos falibles”.
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