Nombres para un congreso en el PSOE

Hay una persona que ya estaba reforzada en el PSOE y que a partir de hoy podría estarlo bastante más: Susana Díaz. Preside la federación más numerosa del partido -la andaluza- y preside el Gobierno de la comunidad autónoma más poblada, Andalucía. La comunidad, además, en la que el PSOE ha salvado los muebles del naufragio en estas elecciones al superar por diez puntos al PP. ¿Será Susana Díaz la futura secretaria general del PSOE, tras el anuncio de dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba? Todo indica que, cuanto menos, tendrá una influencia determinante en el curso de ese congreso extraordinario convocado para los días 19 y 20 de julio.

El PSOE andaluz apostó por Carme Chacón en el congreso federal de 2012, pero, tras la victoria de Rubalcaba, actuó como sostén de la nueva dirección. Así se ha mantenido durante estos dos años, primero con José Antonio Griñán al frente y después con Susana Díaz. El PSOE andaluz ha marcado muchos tiempos y podría marcar también el que comienza ahora. El secretario de Organización de los socialistas andaluces, Juan Cornejo, ha destacado hoy mismo que Susana Díaz es "el gran referente nacional" del PSOE, aunque ha subrayado que seguirá como presidenta de la Junta de Andalucía.

El congreso extraordinario, descartado tajantemente por Rubalcaba y Elena Valenciano hasta el día mismo de las elecciones, se ha impuesto finalmente como única salida posible ante unos resultados que, según el aún secretario general, afectan "al corazón mismo del sistema político español": el poder alterno de los dos grandes partidos. El fracaso "sin paliativos" del PSOE en estas europeas certifica la despedida de Rubalcaba y abre la puerta a nuevos rostros. Que podrían no ser tan nuevos, porque todos los nombres  que han sonado hasta ahora como posibles futuros líderes del socialismo español tienen ya una trayectoria en el partido y como cargos públicos. Ahora, eso sí, podrían surgir más.

Los nombres del exlehendakari Patxi López, la exministra Carme Chacón y el actual secretario del grupo parlamentario en el Congreso, Eduardo Madina, llevan meses sobre la mesa. Pero con un matiz importante: ellos se postulaban (sin decirlo aún públicamente) para las primarias abiertas de las que saldrá el candidato a las generales de 2015. Su objetivo era aspirar a la presidencia del Gobierno, no a la secretaría general del partido. Ahora todos los calendarios se precipitan y los dos escenarios se mezclan. Por eso, el primer interrogante del congreso de julio es quién será el nuevo secretario general; el segundo, si cambiará la fecha de las primarias (previstas para finales de noviembre), y el tercero, si ese mismo secretario general se presentará a las primarias.

Hay una cuarta pregunta: una vez elegido el secretario general, ¿tendría fuerza suficiente el resto de aspirantes para intentar enfrentarse a él en unas primarias? ¿O renunciarían, ante el empuje y la presencia mediática de un líder recién nombrado? Rubalcaba ha dicho hoy: "Las primarias abiertas deben mantenerse, por supuesto". Otra cosa es que se presente alguien. Si el congreso extraordinario cortocircuita todo el calendario y no se presenta nadie, no habrá primarias.

El precedente de este congreso extraordinario es el que convocó Joaquín Almunia en 2000, tras la derrota clamorosa en las elecciones generales de aquel año. Almunia había perdido previamente unas primarias contra Josep Borrell, pero este renunció finalmente y fue el secretario general del partido el que encabezó la candidatura a las generales. La derrota fue indiscutible, y la dimisión, fulminante. En julio de aquel año, un congreso extraordinario daba la secretaría general a un casi desconocido José Luis Rodríguez Zapatero.