_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Emigración irregular, regreso a… 2005

Aún persisten las mismas condiciones que empujaron a los jóvenes africanos a salir del continente

El año 2013 y los primeros meses de 2014 se han caracterizado, en lo que respecta a los flujos migratorios irregulares en el Mediterráneo, por un cuasi regreso a las mismas situaciones explosivas que se produjeron en las fronteras de las ciudades españolas en Marruecos (Ceuta y Melilla) durante el verano de 2005 y en Malta y Lampedusa (entre 2006 y 2009).

Los puntos álgidos de este nuevo movimiento han sido, primero, el naufragio de un barco a principios de octubre de 2013 que había zarpado de Libia con cerca de 500 inmigrantes irregulares a bordo, de los cuales más de 350 murieron ahogados (información publicada el 4 de octubre de 2013 en lepoint.fr); luego el fallecimiento a mitad de febrero de 2014 de probablemente más de 15 personas que intentaron, junto con un numeroso grupo de inmigrantes subsaharianos, entrar a nado a Ceuta desde la costa marroquí; y finalmente, el intento de cerca de 1.400 inmigrantes subsaharianos, sirios y argelinos de burlar nuevamente, el pasado martes 4 de marzo a primera hora de la mañana, las vallas de protección y otros sistemas de control instalados en las fronteras marítimas y terrestres de Ceuta.

En particular, todo esto parece indicar que después de la ola de transformaciones que se produjeron durante los primeros meses de revueltas en el norte de África, las tendencias migratorias anteriores se han puesto en marcha, lo que significa que aún persisten las mismas condiciones que empujaron a los jóvenes africanos a salir del continente, es decir la crisis económica y social que enfrentan sus países, los conflictos violentos que se producen dentro de cada nación y entre los distintos estados y que ponen en peligro su seguridad, así como los desastres naturales relacionados principalmente con el cambio climático que les obligan a intentar vivir en otros lugares. La primavera árabe no ha sido otra cosa que un epifenómeno que ha modificado momentáneamente la situación.

Marruecos sigue siendo incapaz de hacer frente a la permeabilidad de su frontera oriental

Dicho lo cual, hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:

El caos de seguridad que azota a África subsahariana, a Libia y hasta cierto punto también a Túnez y al sur de Argelia (país cuyo ejército ha sido incapaz de impedir el ataque terrorista al emplazamiento gasístico de Tiguentourine en enero de 2013) ha hecho que las fronteras de esta zona de África sean mucho más incontrolables que hace diez años.

Parece que la nueva política migratoria que ha puesto en marcha Marruecos desde enero de 2014, que implica la regularización de decenas de miles de inmigrantes ilegales (casi 40.000), no ha convencido a los inmigrantes afectados ya que no consideran al reino alauita como un auténtico lugar de entrada y asilo.

Deben aumentarse los recursos económicos para combatir los motivos que empujan a emigrar

Marruecos sigue siendo incapaz de hacer frente a la permeabilidad de su frontera oriental, y Argelia por su parte, sobre todo en esta etapa preelectoral en que se encuentra, no parece querer controlarla para no prestar ningún tipo de ayuda ni a los marroquíes ni a los europeos que demandan una mayor y mejor protección de las fronteras exteriores.

España, y Europa en su conjunto, a pesar de la crisis que continúan afrontando, siguen siendo un objetivo vital para millones de jóvenes africanos que buscan una vida mejor.

Actualmente, ¿qué se puede hacer?

Debe celebrarse una nueva reunión intergubernamental euroafricana similar a la que tuvo lugar en Rabat en julio de 2006, pero esta vez con un mayor compromiso político y los recursos económicos y humanos necesarios para reducir, donde sea preciso, los motivos que empujan a los jóvenes a emigrar.

Si no hay cooperación entre los gobiernos de Marruecos y Argelia, la frontera oriental de Marruecos continuará siendo un coladero, aun cuando Marruecos decidiera levantar un “muro de protección” de 450 kilómetros al norte de la zona fronteriza con Argelia, tal como intentó hacer a finales de 2013. Del mismo modo, ha de tenerse en cuenta la permeabilidad de la frontera que comparte Argelia con Níger y Malí ya que es más que probable que sea allí donde se concentre el principal foco migratorio que afecta a la región del Sahel y a la euromediterránea.

Marruecos debe hacer una “política migratoria” en colaboración con los países de África subsahariana, de donde proceden la mayor parte de los inmigrantes, incluso cuando se trate de firmar acuerdos de readmisión con países cuyos ciudadanos no pueden ni entrar en Europa ni beneficiarse de las condiciones de una estancia legal y digna en Marruecos.

Europa no debe permitir que España y Marruecos se enfrenten solos a la inmigración ilegal procedente de África. La Unión europea, más que nunca, pero también otros países como Estados Unidos, China o Japón deben aunar esfuerzos para conseguir que África deje de ser el continente del que la mayoría de sus jóvenes quieren huir.

Y si España devolviera a los africanos, en este caso a Marruecos, los últimos territorios que ocupa en África, tal vez serían muchos los jóvenes inmigrantes potenciales que dejarían de pensar que las puertas de Europa se encuentran en su continente y volverían a trabajar y a vivir en sus respectivos países.

Dicho de otro modo, como España quiere permanecer a toda costa en África, debe pagar un precio por ello y, a partir de ahora, ese precio se pagará mediante un enfrentamiento político y humano cada vez más desigual contra una de las grandes lacras de nuestro tiempo, la inmigración ilegal y el tráfico de seres humanos.

Mehdi Lahlou es profesor de Economía del Instituto Nacional de Estadística y Economía de Rabat.

Traducción de Virginia Solans.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_