La tormenta de la Hacienda Foral
La comunidad, que ha tenido cuatro de sus siete presidentes imputados por corrupción, suma un nuevo escándalo que aboca a un adelanto electoral
Tres mujeres son las protagonistas del último escándalo que salpica a la política de Navarra, una comunidad en la que cuatro de sus siete presidentes a lo largo de la historia han sido imputados por corrupción y en la que uno de ellos, el socialista Gabriel Urralburu, fue encarcelado. Son Yolanda Barcina, presidenta de Navarra; Lourdes Goicoechea, consejera de Economía en el Gobierno foral y dueña de un despacho de asesoría fiscal; e Idoia Nieves Nuin, directora gerente de la Hacienda Tributaria de Navarra hasta el pasado 20 de enero, fecha en la que presentó su dimisión irrevocable.
La tormenta se desató el pasado martes cuando Nieves —en la Hacienda navarra desde 1992— explicó su dimisión acusando a Goicoechea de “injerencias”, y de rebote a Barcina, la cual, supuestamente, ordenó a Goicoechea que consiguiera información tributaria de los consejeros de Caja de Ahorros de Navarra de manos de Nieves. La declaración de esta última (14 folios) ha tambaleado al Gobierno en minoría de Unión del Pueblo Navarro, que se enfrenta a un más que probable adelanto electoral tras una legislatura muy convulsa, pero que también lesiona los cimientos de la autonomía foral navarra, su Hacienda propia. Porque de ser ciertas las acusaciones de Nieves, la duda sobre Goicoechea y, por ende, Barcina sería enorme. Si la consejera se acercó sin éxito a la exdirectora de Hacienda para sus propósitos personales, ¿pudo arrimarse también a otros funcionarios con distinto resultado?
El escándalo es la guinda a un pastel de pesada digestión porque llega tras el expolio y reciente desaparición de la Caja de Ahorros de Navarra (CAN, ahora en manos de La Caixa) y de su famoso caso de las dietas, por el cual fue imputado el expresidente Miguel Sanz. Sanz, Barcina, y otros cargos de UPN, cobraron hasta 2.680 euros por reuniones de la Junta Permanente de la Caja, de carácter secreto, de una hora. El Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona se inhibió a favor del Tribunal Supremo, que el pasado verano concluyó que Sanz, Barcina y sus compañeros de partido no percibían las dietas en la caja por ser cargos públicos, sino por pertenecer a los órganos de gobierno de la entidad.
“Lo curioso de esto es que el Supremo tomó la decisión cuando todavía había dos cuestiones sin resolver: el informe que pedía Kontuz (asociación de consumidores navarra cuya traducción al castellano sería ‘Cuidado’) para verificar si se habían falsificado las actas de las reuniones, y el informe sobre créditos blandos del que habían disfrutado los consejeros de la CAN. En septiembre, es decir, cuando el Supremo ya había desestimado la causa, la Guardia Civil dio la razón a Kontuz”, explica el periodista de Diario de Noticias Alberto Gil, coautor del libro El Banquete: Expolio y desaparición de la CAN.
La renuncia de Nieves se basa en tres motivos. El primero tiene que ver con “el retraso de las devoluciones del IVA y sus consecuencias”, en relación a las medidas ordenadas por Barcina en favor del cumplimiento del déficit a costa de “lesionar todavía más la liquidez de las empresas”, “satisfacer los intereses de demora al incumplir los plazos legales para la devolución”, y en definitiva contribuyendo a provocar un lastre presupuestario para el siguiente ejercicio; lo que sumado a otros despilfarros generan el miedo al futuro en parte de la sociedad navarra. “Hay temor a que no se puedan llegar a pagar las nóminas”, dicen algunos. “Navarra está en quiebra”, aseguran otros.
El segundo motivo para la dimisión es “la intromisión de la consejera y la desconfianza hacia los profesionales de Hacienda”. En esta vertiente, el primero de los hechos denunciados se remonta a 2011 cuando, durante una comida, Goicoechea le pide “una copia del Plan de Inspección para saber de antemano si entre los contribuyentes seleccionados para ser objeto de inspección se encontraban clientes de su asesoría fiscal”, algo a lo que Nieves se negó, por ser información “reservada y confidencial”.
Al año siguiente, según la declaración de Nieves, la consejera “intenta impedir que se realice una actuación”. Y añade: “El 20 de junio de 2013 comuniqué por correo electrónico a la consejera algunos datos relativos a esa actuación, a lo que ella contestó: ‘Me parece una faena (...) Lo voy a comentar con la presidenta ya que se trata de un contribuyente muy importante para nuestra comunidad”. Un correo electrónico reconocido por Goicoechea, relacionado con una inspección a la Universidad de Navarra, del Opus Dei. Nieves va más allá, asegurando que Goicoechea llamó por teléfono “al superior jerárquico de la persona que había realizado la actuación para discutir el criterio aplicado”.
¿Por qué ha esperado Nieves tanto para levantar la voz? Desde el Gobierno navarro sugieren que actuó por despecho al enterarse de que iba a ser despedida. Aunque quizá Nieves se hartara en los últimos meses, al no ser informada por Barcina de su intención de hacer una reforma fiscal o cuando Goicoechea insinuó en televisión que Hacienda había mirado a otro lado con la deuda del Osasuna.
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