PP y PSOE se preparan para un examen al bipartidismo en Europa
Socialistas y populares multiplican su presencia en la UE a un año de los comicios
Queda un año para las elecciones europeas de mayo de 2014, que se vislumbran como primera prueba de fuego para los dos grandes partidos españoles —PP y PSOE— desde que ambos se intercambiaron las tareas de Gobierno y oposición en 2011. La cita electoral que puede confirmar o aparcar la hipótesis de que el bipartidismo ha entrado en barrena en España. Populares y socialistas volverán a medir sus fuerzas en el ecuador de una legislatura marcada por la crisis, que los está dejando muy tocados a ambos. Y, aunque en las europeas no se deciden gobiernos nacionales y siempre han pasado como unas elecciones menores, ambas formaciones subrayan que esta vez será una cita clave: en el horizonte, el miedo al avance del euroescepticismo y del populismo en perjuicio de los grandes partidos.
Por todo eso —y porque el rumbo actual de la economía española se decide en buena parte en Bruselas—, los máximos responsables de PP y PSOE llevan semanas desdoblados entre España y Europa, multiplicando contactos con sus colegas de partidos homólogos en Francia, Alemania, Italia o Portugal. Y empiezan a perfilar ya el que será su discurso en la convocatoria de 2014. "Esa campaña será clave. Ahí se verá si vamos a más Europa o a menos Europa. Puede ser la campaña del euroescepticismo, y eso es lo que tenemos que evitar", afirma Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE y desde esta semana coordinadora de la Red de Comunicación y Prensa del Partido Socialista Europeo (PSE).
Ocasión para cambiar el Ejecutivo
El PP asegura que aún no ha abierto el debate sobre las listas para las próximas elecciones europeas, pero las quinielas sobre quién encabezará la candidatura lleva meses sobrevolando la mayoría de las conversaciones de los dirigentes populares.
Muchos vinculan esa cita electoral a los cambios que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, podría acometer en la estructura del Ejecutivo. Uno de los nombres que más suenan es el del ministro de Agricultura y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, quien ya fue eurodiputado y manifestó hace tiempo su deseo de ser comisario europeo. Preguntado al respecto hace unas semanas, sin embargo, el veterano dirigente se mostró prudente: "En este momento me planteo solamente terminar la reforma de la Política Agraria Común (PAC)".
Otro de los miembros del Ejecutivo que sonó para encabezar la lista del PP es la ministra de Sanidad, Ana Mato, aunque ahora esa posibilidad parece descartada. También se habla de Ramón Luis Valcárcel. El presidente de Murcia, quien ya anunció que no será el candidato a las elecciones autonómicas de 2015, es además muy activo en Europa debido a su cargo de presidente del Comité de las Regiones. Pero también Valcárcel lo ha desmentido. Lo que sí parece claro es que Jaime Mayor Oreja, dirigente que se ha enfrentado a la dirección del partido y a la propia María Dolores de Cospedal, no volverá a ser candidato.
En el PP coinciden: es fundamental trasladar la idea de que las europeas son "unas elecciones muy importantes, pese a la percepción general". "Que los ciudadanos se las tomen en serio", resume un dirigente. Pero mientras los socialistas confían en que, "por primera vez en mucho tiempo, en la campaña de las europeas se hablará de Europa y no de política nacional, porque la gente se ha dado cuenta de todo lo que se decide allí arriba", en el PP la estrategia es algo distinta. Los populares apostarán también por los temas nacionales, vinculando sus políticas a las decisiones de la UE.
Las encuestas llevan meses augurando un declive del bipartidismo, y las elecciones europeas han registrado en otras ocasiones un importante voto de castigo a los grandes partidos y en particular al que gobierna. "Sí, es posible que PP y PSOE sufran un retroceso, es evidente que hay una crítica al bipartidismo en España en este momento", asume Valenciano, aunque subraya que para los comicios falta un año y "muchas cosas pueden cambiar".
La dirección socialista muestra su preocupación por otro escenario: la posibilidad de que el Parlamento Europeo se llene de partidos antieuropeístas, populistas e incluso "xenófobos" y eso lo convierta en una Cámara "ingobernable". "Son partidos que están en contra del proyecto europeo y que van a estar ahí sentados para atacarlo desde dentro", afirma un dirigente. Un riesgo, dice, que se está apuntando ya en Reino Unido, Francia, Italia o países de Europa del Este. No en España. "Creemos que aquí no existe ese riesgo. Y eso a pesar de que desde 2007, según Eurostat, la confianza de los españoles en las instituciones europeas ha pasado del 65% al 20%. Es una caída muy preocupante. Pero no estamos aún en el rechazo total", confía.
En el PP también hay preocupación, y un empeño por transmitir la idea de que "los partidos y los políticos no son el problema". Ese mensaje encierra un temor y una declaración de intenciones. El miedo es que, como vislumbra un miembro de la dirección, "los electores decidan castigar a los grandes partidos y el resultado sea un Parlamento europeo micronizado y radicalizado". La declaración de intenciones: hacer todo posible para que los ciudadanos no perciban esos comicios como una oportunidad para apartarse del PP.
El partido de Mariano Rajoy podría haber puesto en marcha hace meses la maquinaria electoral para las europeas. El caso Bárcenas obligó a ralentizar la hoja de ruta. Lo fundamental para la formación conservadora consiste ahora en tratar de conectar con los electores y frenar la pérdida de confianza. El programa, en el que ya está trabajando el equipo de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, se plasmará en cualquier caso en la convención prevista para otoño.
La campaña en la que ya trabajan los socialistas reproducirá, por su parte, el discurso que el secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, lleva meses defendiendo: la necesidad de un giro en la política económica. Y mantendrá el tono de dureza frente a las instituciones europeas que la dirección del PSOE ha ido deslizando últimamente. "En España, la UE representa hoy mucho más una pesadilla que un sueño", llegó a decir Valenciano el pasado febrero. Rubalcaba apostilló: "La UE tiene un problema democrático porque la Comisión no responde ante nadie". "Esa dureza responde a que la deriva de la UE es muy preocupante", alegan fuentes socialistas, que no prevén suavizar esa posición. "La Comisión Europea ha desaparecido. Ahora solo mandan los Gobiernos, y dentro de eso, Alemania. Eso no es discurso europeo. El equilibrio entre instituciones se ha perdido".
Candidato con nombre alemán
En las elecciones de 2014, por primera vez, los partidos socialdemócratas de todos los países de la UE presentarán un candidato común a presidir la Comisión Europea. Eso significa que, por ejemplo en España, el PSOE llevará su propia lista, encabezada por un candidato español, como siempre. Pero después, una vez elegido el Parlamento, los socialistas españoles votarán al candidato común como presidente de la Comisión. Lo mismo harán el resto de partidos socialdemócratas en todos los países miembros.
Ese candidato común será elegido por los socialistas de la UE en febrero de 2014, tres meses antes de los comicios. Queda casi un año para eso, pero en este momento el nombre de consenso que más suena es el del alemán Martin Schulz, actual presidente del Parlamento Europeo. De ser él, Schulz encabezaría la lista alemana pero haría campaña también fuera de Alemania, acompañando a los candidatos de otros países, según fuentes del PSOE. Los socialdemócratas pactarán también un "programa fundamental" conjunto, que quieren cerrar el 22 de junio en una reunión en Sofía (Bulgaria).
En cuanto a la lista del PSOE, aún no se habla de nombres, aunque no es improbable que repita Juan Fernando López Aguilar como cabeza de lista. La dirección federal descarta celebrar primarias. "Podemos valorarlo, pero no está previsto en las europeas", afirman fuentes del PSOE. Si definitivamente no hay primarias, la lista la elegiría el Comité Federal.
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