El mal ejemplo de los infractores VIP
El delito de Benzema es uno más entre las decenas de los cometidos por futbolistas y políticos
“Cualquier futbolista o estrella mediática ha de saber que es un ejemplo para muchos y que sus actuaciones pueden tener graves repercusiones”. Así resumía Francisco Canes, presidente de la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes DIA, el sentir de todos los sectores que trabajan con la seguridad vial hacia la conducta del delantero del Real Madrid Karim Benzema, cazado el 3 de febrero por un radar cuando conducía a 216 kilómetros por hora en un tramo de la M-40 (Madrid) limitado a 100. “Sea quien sea, quien incurre en un delito tiene que pagar, pero si es un jugador de fútbol famoso, con más motivo”, añade Ana María Novella, presidenta de Stop Accidentes.
Según coinciden todos los expertos, Karim Benzema debe ser condenado, al igual que cualquier otro ciudadano e incluso con más contundencia, para contrarrestar la asociación entre gran deportista, coche súper potente —conducía un Audi de 450 cv— y alta velocidad. De hecho, es la cuarta vez que un accidente o conducta temeraria al volante de Benzema trasciende a los medios de comunicación. La penúltima fue por participar en una carrera ilegal en Ibiza en junio de 2011. “Este tipo de actos no ayuda en absoluto a que se reduzcan los accidentes de tráfico”, lamenta el Real Automóvil Club de España (RACE).
Casillas, Piqué, Guti o Ballack son algunos de los deportistas cazados
Pero Benzema no es el único. Además de su compañero Essien, multado el mismo día por circular por la M-40 a 150 kilómetros por hora, hay otros futbolistas que adoran correr en carretera. Pocos días después de anunciar su retirada el pasado octubre, Michael Ballack fue detenido cuando circulaba a 211 por hora por una autovía extremeña. En un juicio rápido, fue condenado a una multa de más de 6.700 euros y a la privación del derecho a conducir durante un año y seis meses.
Otro ejemplo reciente de imprudencia es el del portero del Real Madrid Iker Casillas, que en enero fue sorprendido mientras conducía su Audi A6 con una mano escayolada. O el del futbolista del Barça Gerard Piqué y su pareja, la cantante colombiana Shakira, que fueron reprendidos duramente por las asociaciones de víctimas por llevar en el coche a su hijo recién nacido en una mochila porta bebé en lugar de en una sillita. “Nos parece absolutamente irresponsable, tanto como padre como personaje público”, criticó la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal. La asociación recordó a la pareja la dura realidad de su insensatez: “En un accidente a 50 por hora un hombre de 80 kilos, sin cinturón de seguridad, es proyectado con una fuerza de más de 2.000 kilos, y el airbag salta a 250 kilómetros por hora, por lo que su hijo quedaría violentamente aplastado”. Y si Piqué llevaba el cinturón —no se aprecia en la foto que saltó a prensa, “su bebé probablemente se fracturaría el cuello”.
Pero la lista de futbolistas irresponsables es mucho más larga. En enero, fue detenido el jugador del Rayo Vallecano Pedro Botelho, que no tiene carné de conducir, tras dar positivo en un control de alcoholemia, al que fue sometido después de haber chocado con un vehículo camuflado de la policía. También chocó con un coche de policía, por una maniobra incorrecta, el exmadridista Drenthe, en 2007. Y tres años más tarde fue multado por circular a 160 kilómetros por hora en Alicante.
Mucho más graves fueron las consecuencias del accidente de Marcos Alonso, cedido por el Real Madrid al Bolton. En 2011 sufrió un siniestro en Madrid en el que murió una joven y otras cuatro personas, incluido el futbolista, resultaron heridas. Alonso dio positivo por alcohol y está imputado por un delito de homicidio imprudente, tres de lesiones y otro contra la seguridad vial.
Otro caso muy sonado fue el del exmadridista Guti, que chocó en Turquía contra un autobús. El jugador, que quintuplicaba la tasa de alcohol, resultó ileso. Por un exceso de alcohol mucho más leve, de 0,28 miligramos por litro de aire espirado —el máximo permitido es 0,25, a partir de 0,60 es delito—, el piloto Héctor Barbera pidió disculpas y se puso a disposición de cualquier asociación de víctimas “para realizar una sesión junto a ellos y dar el ejemplo que debería haber ofrecido”, dijo.
Las asociaciones exigen a los famosos un comportamiento ejemplar al volante
Si la lista de futbolistas es larga también lo es la de políticos. Las Nuevas Generaciones del PP acumulan dos de los sucesos más mediáticos: el de sus expresidentes Ángel Carromero e Ignacio Uriarte. Carromero fue condenado en Cuba tras un accidente de tráfico en el que murió el disidente Oswaldo Payá. Pero en España, el joven político, que ahora es asesor de la concejal popular de Madrid Begoña Larráinzar, había perdido todos los puntos de su carné. El tropiezo de Uriarte, que dio positivo en un control de alcoholemia, fue más sangrante porque era diputado y vocal de la Comisión de Seguridad Vial. Dimitió como vocal pero hoy en día mantiene su escaño en el Congreso.
El alcalde socialista del municipio asturiano de Siero Juan José Corrales dimitió en febrero de 2010 después de chocar su coche oficial contra una rotonda y dar una tasa de alcohol de 0,71 miligramos por litro de aire espirado. También dimitió en 2011 el concejal del PP de Santiago Ángel Espadas, número tres del Ayuntamiento, tras haber sido detenido por conducir con una tasa de alcohol que triplicaba el límite permitido.
Un delito de tráfico puso fin a la carrera de Jesús Neira, el profesor que recibió una brutal paliza por defender a una mujer que estaba siendo atacada por su pareja. Neira, que presidía el Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid, fue condenado por triplicar la tasa de alcohol. Ese mismo día, el Gobierno madrileño suprimió el observatorio.
Entre los famosos pillados, también hay altos cargos policiales. Miguel Sardiña, jefe de la Policía Local de Badajoz durante 15 años, fue suspendido de empleo y sueldo en 2009 por provocar un accidente cuando circulaba en sentido contrario, con 0,86 miligramos de alcohol en sangre.
Otra falta más de Urdangarin
Además de su imputación por malversación de caudales públicos, prevaricación, falsedad documental y mercantil, fraude a la Administración, tráfico de influencias y otros tres delitos contra Hacienda, Iñaki Urdangarin, yerno del Rey, tiene otra falta más que sumar. El pasado 22 de febrero, un día antes de volver a comparecer ante el juez José Castro, fue cazado por las cámaras de la Sexta hablando por teléfono móvil mientras conducía, junto a su esposa, la infanta Cristina. Hablar por el móvil mientras se conduce sin un dispositivo de manos libre es una falta grave, sancionada con la detracción de tres puntos del carné de conducir y una multa de 200 euros.
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