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De Botsuana a Cádiz: ocho meses para recuperar el crédito

El juicio contra Urdangarin será el próximo problema de la Casa del Rey

Anabel Díez
El Rey, el día en que pidió disculpas tras su accidente de caza.
El Rey, el día en que pidió disculpas tras su accidente de caza.Paco Campos (EFE)

El 14 de abril de 2012, 81º aniversario de la proclamación de la II República española, el Rey Juan Carlos, querido y respetado por la mayoría de los españoles, sufrió un golpe a su crédito y prestigio que le puso en la peor situación vivida, desde que empezó su reinado hace 37 años. Ese día los españoles conocieron con estupor, cuando no indignación, que el Monarca estaba siendo intervenido quirúrgicamente al haberse roto una cadera cuando se encontraba de cacería de elefantes en Botsuana. En su entorno le contaron con toda crudeza el gran malestar que había causado en la sociedad verle de caza mayor, en medio de una crisis profundísima. “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Esta fue la respuesta del Monarca, al salir del hospital, en un hecho insólito e inédito en el Jefe del Estado, a salvo generalmente de la crítica. Pero la crisis se ha llevado por delante los diques de defensa de todas las instituciones, también los del Rey. Poco a poco, y con un trabajo sostenido durante los ocho meses que han transcurrido desde esa Semana Santa, el Rey recupera credibilidad, según sostienen en su entorno, basándose en encuestas propias.

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Cuando se produjo el viaje a Botsuana las encuestas ya reflejaban el descenso en la confianza hacia Don Juan Carlos. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ofrecía en octubre de 2011 un grado de apoyo del 34%, cuando un año antes era del 40%. Tanto el Rey como el Príncipe fueron conscientes de inmediato de que la imputación de Urdangarin era un torpedo en la institución monárquica.

No había lugar para paños calientes por lo que el Rey proclamó en su discurso de Nochebuena de 2011 que la Justicia es igual para todos. Con esa declaración el Monarca dejaba claro que la Monarquía no iba a tener el menor gesto de comprensión hacia Urdangarin. Se le apartó de los actos oficiales y la fotografía de familia al completo desapareció, quizá para siempre.

La sociedad dio la espalda a don Juan Carlos, pero no a la Monarquía

El año empezó con preocupación extrema en La Zarzuela, pero con ese distanciamiento del yerno, la seriedad del Príncipe y la actitud sobria del Rey se pensó que la situación estaba controlada, dentro de la gravedad. El Monarca se bajó el sueldo en 20.000 euros. Con el mes de abril llegaron los problemas. El nieto mayor del Rey, Felipe Froilán, se disparó en un pie con una escopeta de caza, cuando por su edad, sus padres deberían mantenerle alejado de las armas. Pero las alarmas saltaron con la cacería de Botsuana. La Casa del Rey encargó encuestas para palpar el ambiente y los resultados reflejaron la gravedad de la situación.

Los españoles censuraban al rey con dureza, pero seguía siendo mayoritaria la opción monárquica frente a la republicana. Eso sí, los encuestados querían un cambio de titular, según los mismos sondeos. Don Felipe debía asumir la jefatura del Estado. Desde entonces, el Monarca ha puesto mucho de su parte, con una actividad intensa, para mejorar la imagen de España, y la suya. En sus viajes a Chile y Brasil consiguió la presencia de siete mandatarios en la cumbre iberoamericana de Cádiz.

El Rey emprendió una actividad frenética para paliar el desafecto

El viaje de octubre a la India con un grupo nutrido de empresarios para conseguir contratos, le dejó exhausto. Una operación de la otra cadera era urgente, pero el Rey la pospuso hasta después de la cumbre de Cádiz de octubre. Muchos testigos constataron el sufrimiento físico del Monarca, de 74 años, en esos días, pero también, que volvía a ser el mandatario admirado por los gobernantes iberoamericanos. Las últimas polémicas, como las críticas de los nacionalistas por su apreciación respecto a Cataluña de que no es tiempo de “quimeras”, están dentro de lo normal.

También se asume que el PNV y Bildu cuestionaran que la televisión pública vasca emitiera su discurso de Nochebuena. La preocupación está en cómo gestionar el juicio contra Urdangarin si como parece se sienta en el banquillo. Ese hecho, que dará la vuelta al mundo, es el próximo reto del Rey, una vez que ha tomado nota de la intolerancia social a los excesos.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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