El preso con cáncer que colocó al PP frente a las víctimas de ETA
La fiscalía le exigió un arrepentimiento que no pidió a otros enfermos incurables
Iosu Uribetxebarria Bolinaga (Mondragón, Gipuzkoa, 1955) fue detenido en 1997, juzgado y condenado por los secuestros del funcionario de prisiones Ortega Lara y del empresario guipuzcoano Julio Iglesias Zamora y un atentado contra una patrulla de la Guardia Civil en el que fallecieron dos agentes.
Pese a la gravedad de otros delitos que se le imputaron, Bolinaga es recordado como el carcelero de Ortega Lara, que fue rescatado tras 532 días en una operación en la que Bolinaga no ofreció ninguna colaboración. La Audiencia Nacional le condenó por ello a 32 años de cárcel. Cinco meses después, en noviembre del 98 y como miembro del comando Gohierri de ETA, fue de nuevo condenado a otros 14 años por su participación en el secuestro durante 116 días (en junio de 1993) de Iglesias Zamora. En julio del 99, otro tribunal le impuso penas que sumaron otros 145 años de prisión por el atentado perpetrado por medio de una bomba activada a distancia contra una patrulla de la Guardia Civil en Oñati (Guipúzcoa) el 14 de julio de 1987. Y en 2000 fue nuevamente condenado por los delitos de pertenencia a banda armada,depósito de armas de guerra y tenencia de explosivos. En total, más de 250 años.
En 2005, cuando los médicos le detectaron el cáncer, Uribetxebarria estaba preso en Puerto II (Cádiz). En ese momento fue trasladado a Nanclares de Oca (Álava) para que le trataran su enfermedad en el centro de referencia de esta cárcel. Continuó allí hasta 2009.
Su situación empeoró a principios del mes de agosto, cuando fue trasladado a San Sebastián, donde se detectó que el cáncer de riñón tenía metástasis en el pulmón y el cerebro. Bolinaga inició una huelga de hambre que fue secundada por otros presos etarras. Días después, Instituciones Penitenciarias le concedió el tercer grado por cuestiones humanitarias, tal como había reclamado el juez de vigilancia penitenciaria. “Resulta indudable que tanto la gravedad de la enfermedad, su previsible evolución, así como las características del tratamiento mitigan extraordinariamente la peligrosidad del recluso y anulan prácticamente el riesgo de reincidencia”, señaló la secretaría dependiente del Ministerio del Interior.
Tras su ingreso en el hospital, los médicos indicaron que u situación era "muy grave" e indicaron que más de la mitad de los pacientes con el mismo estado fallecían antes de los nueve meses, mientras que la probabilidad de supervivencia a los 12 meses está en torno al 10%.
La fiscalía decidió no recurrir la concesión del tercer grado pero se opuso a la concesión de su libertad condicional. Todo ello con una fuerte polémica de fondo en el seno del PP que, además, le supuso un enfrentamiento con una parte de las víctimas de ETA.
Bolinaga nunca ha pedido perdón ni ha mostrado arrepentimiento pero la fiscalía tampoco se la exigió a otro etarra Mikel Ibáñez Oteiza, que murió tres meses después de ser excarcelado y que tenía un umbral de supervivencia similar al del etarra ahora liberado.
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