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“Solo fue capaz de decirme: ‘La niña ha muerto en un incendio”

El funeral por Isabel, una de las víctimas del incendio en Catar, es esta tarde en Campo de Criptana El padre de tres de los niños fallecidos denuncia la lentitud de los bomberos Las madres de los pequeños estaban en el centro comercial y vieron el incendio

El coche fúnebre con los restos mortales de Isabel, a su llegada al Tanatorio de Campo de Criptana.
El coche fúnebre con los restos mortales de Isabel, a su llegada al Tanatorio de Campo de Criptana.Elisa Laderas (EFE)

“Mi hermano me llamó por teléfono y lo único que fue capaz de decirme fue: ‘La niña ha muerto en un incendio en un centro comercial”, relata Dulce Vega, tía de Isabel, una de los cuatro menores que perecieron el lunes en una guardería de Catar. “Mi cuñada estaba en el centro comercial con la madre de los otros tres niños y el bebé de esta. Habían dejado a los pequeños en la guardería y se habían ido de compras. Lo vieron todo. Fue ella la que llamó a mi hermano para decirle que Isabel había muerto. Estaban muy contentos allí, muy integrados. No tenían planes de volver”.

Santiago Vela, ingeniero de la empresa Harinsa Qatar, y su mujer no tenían más hijos. La familia, procedente de Campo de Criptana (Ciudad Real), llevaba en Catar cinco años. Eran amigos de Camilo Travesedo, también ingeniero en la compañía OHL, y padre de las otras tres víctimas españolas de 2, 5 y 7 años. Travesedo denunció desde Doha la lentitud de los bomberos, informa Efe. “No nos dejaron entrar a por los niños, se llenó todo de humo y no los encontraban. Tardaron hora y media en sacarlos y cuando los sacaron, la mayoría estaban muertos”, declaró. Llevaba tres años y medio en Qatar.

Estaba previsto que los cuerpos de los cuatro niños lleguen este miércoles a Madrid. El funeral por Isabel, de siete años, se celebra esta tarde en Campo de Criptana. Al tanatorio, al que hoy ha llegado el cuerpo de la pequeño, no han parado de llegar ramos de flores durante todo el día, informa Efe. El presidente, Mariano Rajoy, ha enviado sendos telegramas de pésame a sus padres.

Los investigadores siguen buscando las causas de este incendio en el que han muerto 19 personas, 13 de ellas menores. A falta de respuestas, el accidente ha puesto en tela de juicio las medidas de seguridad en ese rico estado petrolero.

El jefe de operaciones de la Defensa Civil, el general Hamad Othman al Dahimi,aseguró que los bomberos no sabían que había una guardería en el centro comercial Villaggio. Sin embargo, el ministro del Interior, el jeque Abdalá Bin Naser al Thani, defendió la actuación de los equipos de emergencia que, dijo, habían llegado al lugar pocos minutos después del aviso y localizado a “20 niños en una guardería del complejo”. Según su relato, los niños y sus cuidadoras se encontraban rodeados por las llamas, pero los bomberos sólo pudieron acceder a ellos a través del tejado porque las escaleras se habían derrumbado.

“Resulta sorprendente que las escaleras no aguantaran el fuego. Eso plantea serios interrogantes sobre el tipo de materiales empleados”, señala un diplomático occidental que viaja con frecuencia a Doha. “Lo ocurrido supone un duro golpe para la imagen de Qatar justo cuando prepara sus infraestructuras para el mundial de 2022”, añade.

El emirato, que tiene 1,8 millones de habitantes, la mayoría de ellos trabajadores extranjeros, ha anunciado inversiones públicas por valor de 95.000 millones de dólares durante los próximos cinco años. La rapidez con que se construyen las infraestructuras y la competencia por la espectacularidad que se ha establecido entre los países de la región hacen temer que puedan olvidarse aspectos efectistas como las medidas de seguridad.

Fuentes periodísticas en Doha han recogido testimonios coincidentes de personas que aseguran que la alarma de incendios no sonó o sólo lo hizo de forma muy débil. Además, los guardas de seguridad del centro desestimaron inicialmente el peligro por considerar que se trataba de una falsa alarma. Cuando finalmente reaccionaron, el humo ya invadía la zona donde se encontraba la guardería y la evacuación resultó bastante caótica. A la espera del resultado de la investigación, el general Hamad apuntó que el fuego podía haber sido causado por un cortocircuito, una negligencia o una colilla mal apagada.

“Ha sido una de las peores tragedias que ha golpeado a Qatar hasta dónde podemos recordar, y pone de relieve la necesidad de que la seguridad tenga precedencia sobre todo lo demás en lo que respecta a los ambiciosos planes de futuro del país”, señalaba un editorial del diario qatarí Gulf Times.

La conmoción en el emirato ha sido tremenda tanto por la gravedad de lo ocurrido como por el hecho de que la mayoría de las víctimas fueran niños de corta edad. Al menos dos mil personas han asistido bajo un sol de justicia al entierro de un niño y una de las cuidadoras de la guardería, ambos de nacionalidad surafricana, y de un bombero iraní, los tres musulmanes. Horas más tarde, una nutrida asistencia acompañó a las familias de las víctimas cristianas en la misa funeral que se celebró en la catedral católica.

Además del surafricano y de los cuatro españoles, los otros niños fallecidos son unas trillizas de Nueva Zelanda, una estadounidense de origen árabe, una canadiense, una egipcia, un francés de origen egipcio y un chino. El resto de los adultos muertos son tres filipinos, dos cuidadoras y una contable, y un bombero marroquí.

El Ministerio del Interior ha informado que los bomberos habían tenido que intervenir para apagar sendos pequeños fuegos en la Academia Aeronáutica y en la escuela femenina Fatima Bint Al Mogeera, ambos sin consecuencias. El nerviosismo desatado por esas noticias, llevó a las autoridades a pedir a los residentes que “no extiendan rumores” y “por favor, cooperen con las agencias de seguridad en transmitir los hechos”.

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