Carta de un lector al Presidente sobre la generación 'perdida'
"Estoy harto de escuchar a los políticos echar la culpa del paro juvenil a la falta de flexibilidad y la escasa formación. Ofrezcan 6.000 euros a quien nos contrate y verán que poco tardan en pelearse por nosotros"
Señor Presidente:
Le escribo está carta desde Manchester, donde ahora vivo. Dos amigos y yo acabamos ADE el pasado mes de septiembre y, viendo las escasas perspectivas laborales que se nos presentaban, decidimos probar suerte por tierras inglesas, con el principal objetivo de aprender inglés. Y es que ahora no somos nadie si no sabemos otros idiomas, inglés al menos. En sus tiempos eso no pasaba, que se lo digan a usted, que fue el registrador de la propiedad más joven del país, y ahora presidente, sin tener la menor idea del idioma anglosajón. No importa, ya nos encargamos de pagarle traductores para las cumbres europeas (esas en las que pasan ustedes días enteros hablando y hablando para llegar a ningún lugar).
Le escribo para contarle mi experiencia, y la de muchos jóvenes como yo. Como le digo, llegué junto a Javi y Marcos, en octubre a Manchester. Desde entonces, dedicamos las mañanas a estudiar inglés en una academia; las tardes las empleamos en la búsqueda de trabajo. Aún no hemos tenido suerte, pero la eterna ayuda de nuestros padres nos permite continuar con la aventura. Ellos saben que sin inglés nuestras posibilidades se reducen bastante y, aún así, en junio volveremos a España y la situación no habrá cambiado mucho. Alguno estudiará un máster, y el que decida incorporarse al mundo laboral encontrará decenas de obstáculos. Probablemente tenga que trabajar gratis durante un tiempo para adquirir la tan manida experiencia que ahora te piden en cualquier lado. Sin ella, poco importa tu formación, tu capacidad, tu esfuerzo...
Durante este tiempo hemos conocido a muchos amigos (quizás eso sea lo más gratificante de esta experiencia) que se encuentran en nuestra misma situación. Le puedo hablar de Paolo, italiano, que después de graduarse en Historia y con un dominio increíble del español, ha estado trabajando de ayudante de cocina en un restaurante para pagar su estancia aquí, aprender también inglés y cumplir así su sueño de ser periodista deportivo. O de su novia, Valentina, que con su inteligencia, energía y esfuerzo sería imprescindible en cualquier empresa que le diera una oportunidad. O de Mikel, o de Jerry, o de Elena, o de tantos otros... También le puedo hablar de Cristina, nuestra compañera de piso. Es biotecnóloga y los recortes que el Gobierno está implantando en investigación se sumarán a la lista de obstáculos de los que les hablo.
Y por qué no hablarles de mi novia, Fanny, o mis amigos Andrés, Silvia, Pablo, José... Todos ellos diplomados en Magisterio, con la intención de participar en el noble arte de la enseñanza. Ellos no pedían que ustedes les regalaran nada, todo lo contrario. Estaban dispuestos a, una vez acabada la carrera, pasar otro año entero estudiando para presentarse a las oposiciones. Entonces, con mucha suerte, entrarían en un lista de sustitutos para patearse la Comunidad de un lado a otro durante dos años cubriendo bajas, hasta las próximas oposiciones. En éstas, quizás conseguirían por fin plaza fija, lo que no hubiera estado nada mal después de tres años de carrera (ahora cuatro), uno o dos más preparando oposiciones, y otros dos haciendo sustituciones de cuando en cuando.
Pero ni tan siquiera esta situación tan idílica les ha sido posible. Su antecesor decidió, para contentar a Europa, que sólo se podría restablecer un porcentaje muy pequeño de las bajas en trabajadores públicos. Y en la mayoría de Comunidades se pensó: para cubrir unas pocas, ninguna. Así que oposiciones al retrete y la esperanzas de muchísimos jóvenes (algunos llevaban bastante tiempo preparándolas) también.
Le voy a contar sobre mi amiga Amanda, educadora social. Después de pasar cuatro meses en Guatemala como voluntaria adquiriendo una experiencia inigualable, se ha encontrado a su vuelta a España con que muchos de los centros donde está preparada para trabajar se encuentran prácticamente sin fondos. Pero claro, en tiempo de crisis lo menos importante son las subvenciones a centros para niños con problemas, mujeres maltratadas o centros de atención al inmigrante, verdad, señor Varcárcel? Otra decisión vergonzosa más de los personajes que nos gobiernan.
Estoy harto de escuchar a políticos de uno y otro bando echar la culpa del paro juvenil a la falta de flexibilidad y la escasa formación de gran parte de nosotros. Si hay muchos jóvenes en paro con poca formación es porque con dieciséis años se les ofrecía dos mil euros mensuales por dejar los estudios y trabajar en el boom de la construcción. Y ese boom no tiene otros culpables que el señor Aznar y su ley del suelo, y el señor Zapatero por cerrar los ojos y vivir de las rentas. Y hablando de flexibilidad, ¿les parece poca flexibilidad venir a Inglaterra a buscar un trabajo de camarero?
Así que, en nombre de todos nosotros, y de mis amigos que están terminando sus carreras le haré algunas sugerencias a la clase política:
- Dejen el debate de sordos que llevan practicando desde que tengo uso de razón y debatan con rigor las medidas que nos faciliten el acceso a un puesto de trabajo. Para eso cobran ustedes.
- Si quieren recortar, háganlo en gasto militar. Les prometo que, si vuelven a invadir el islote Perejil, reúno a cuatro o cinco amigos y lo reconquistamos.
- Y pueden seguir recortando por las subvenciones a la Iglesia, en lugar de hacerlo en investigación. Para las enfermedades queremos una cura, no un Padrenuestro.
- Promuevan todos los inspectores de Hacienda que hagan falta para acabar con el fraude fiscal que se extiende como una plaga por este país. No soporto ver como esos que se dan golpes en el pecho hablando de su patriotismo son los mismos que roban cada año miles de millones a los que cumplen con su obligación.
- Luchen con todas sus fuerzas contra la corrupción, sea de su partido o de cualquier otro. Y prohíban que el alcalde y los concejales de turnos cobren sueldos millonarios que ellos mismos deciden en el pleno.
- Déjense de reforma laboral, de minijobs y todas esas pamplinas. Ofrezcan 6.000 euros a la empresa que nos contrate y verán que poco tardan en pelearse por nosotros. En un año y poco cotizando ya le habremos salido rentable al Estado.
- Cuiden la educación y la sanidad pública y de calidad, que son los bienes más preciados que los españoles hemos conseguido. Olvídense de Angela Merkel, del Banco Central Europeo y del maldito déficit, e inviertan todo el dinero necesario para que en ninguna circunstancias nadie se vea privado de un colegio donde estudiar o un hospital donde ser atendido.
Nosotros hemos cumplido nuestra parte del trato. Trabajamos duro durante bastante tiempo para estar formados y preparados ante cualquier reto. Es hora de que cumplan su parte, propiciar las condiciones necesarias para que continuemos nuestro camino. Esto es lo que les pedimos la “generación perdida”, como algunos nos han llamado. Y en algo tienen razón, pronto estaremos perdidos si seguimos el camino que ustedes nos proponen. Pero no tengan duda que haremos todo lo posible para evitarlo.
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