El Solitario, en el juicio por su último atraco: "Me han hecho una canallada"
La Audiencia Provincial de Zamora juzga a Jaime Giménez Arbe por el último robo que cometió El fiscal pide para él doce años de cárcel por robo, tenencia ilícita de armas y lesiones
"Me han hecho una canallada". Jaime Giménez Arbe, más conocido como El Solitario, el que fue el delincuente más buscado del país, ha declarado esta mañana en el segundo juicio al que se somete en España. El atracador de bancos que se burló durante 13 años de las fuerzas de seguridad del Estado está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Zamora por el último atraco que cometió antes de su detención en una sucursal bancaria de Toro (Zamora) en 2007, en el que hirió a uno de los empleados. En su declaración se ha referido al atraco como "expropiación bancaria" y ha asegurado que es "totalmente" inocente. Giménez Arbe se enfrenta a una acusación de robo con violencia, tenencia ilícita de armas y lesiones; el fiscal pide para él doce años de cárcel. Su defensa solicita la absolución.
El Solitario ha alegado como argumento para ser exculpado que los registros policiales realizados en su domicilio de Las Rozas (Madrid) y en una nave de la localidad madrileña de Pinto fueron ilegales. Su abogado, Marcos García Montes, ha defendido que los dos registros fueron irregulares porque se hicieron sin estar presente Giménez Arbe y con dos testigos mal identificados. El acusado ha negado haber cometido el atraco: nunca ha estado en Toro, ha dicho, y solo conocía la localidad "por los álbumes de geografía". A la entrada del juicio ha saludado a los medios con "salud y anarquía" y ha comentado: "Esto es un circo".
Se refiere a los atracos como "expropiaciones bancarias "
En el atraco de Toro, El Solitario se apoderó presuntamente de unos 6.000 euros (entre ellos cuatro billetes de 500 euros) e hirió de un disparo de revólver al cajero Luis Alonso Medina, de 53 años, casado con una funcionaria municipal y padre de dos hijos. "Me dijo: o me das más dinero o te pego un tiro", ha relatado hoy el empleado ante el tribunal. Era una advertencia retórica: no le dio tiempo a reaccionar cuando ya le había disparado en la pierna. Estuvo quince meses de baja. Un total de 17 testigos, la mayoría de ellos policías, han testificado en el juicio. El testigo fundamental es un pastor de la zona que facilitó la descripción física de Giménez Arbe. Su testimonio fue la primera pista fiable, que unida a una confidencia realizada a la policía por un exatracador de bancos, permitió su detención en la localidad portuguesa de Figueira da Foz. El juicio continuará mañana con la exposición de los informes de las partes: un problema con la grabación de la sesión, que finalmente ha sido resuelto, ha obligado a suspenderlo.
La Sección Tercera de la Audiencia de Navarra ya le condenó a 47 años de prisión por el asesinato de dos guardias civiles en junio de 2004 en Castejón (Navarra). En aquella ocasión, el tribunal estimó que Giménez Arbe, "sin mediar intercambio alguno de palabras con la dotación de la Guardia Civil, de manera inesperada, absolutamente sorpresiva, y sin que los agentes dispusieran de la menor posibilidad de defensa, les disparó 21 proyectiles con un subfusil M3 de fabricación americana" utilizado en la II Guerra Mundial.
La policía le imputa más de una treintena de asaltos bancarios en España, en los que podría haber obtenido un botín de 700.000 euros. El Solitario fue detenido en 2007 cuando iba a asaltar un banco en Figueira da Foz (Portugal), a 140 kilómetros de Oporto, y cumple condena en Portugal.
En su autobiografía, editada por Iñaki Errazkin a partir de varios miles de folios manuscritos por El Solitario en su celda de la cárcel de Monsanto (Portugal), reveló detalles sobre su extravagante personalidad. Por ejemplo, por qué se decidió a saquear bancos. "Una característica de los bancos que me irritaba y me irrita era la prepotente chulería con la que trataban y tratan a sus clientes. Como vampiros modernos, no se contentan con chupar la sangre de sus víctimas, dejándolas luego recuperarse para volver a sangrarlas, no. Quieren vaciarlas. Más que parásitos, son depredadores. A mi juicio, esta situación debía ser combatida".
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