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El debate sobre con quién quiere pactar el PP agita la campaña en Asturias

Los candidatos discuten sobre la identidad de los populares y sus posibles socios postelectorales

El debate en el que está inmersa la tercera campaña electoral asturiana en menos de un año no es nuevo: se trata de saber si el PP y FAC (el nuevo partido de su ex secretario general Francisco Álvarez-Cascos) son la misma cosa, como asegura la izquierda, o si, muy a la inversa, son el PP y el PSOE los que comparten una misma naturaleza, como aseveran los casquistas.

De estos asuntos etiológicos versó la precampaña y sobre ellos han girado los primeros compases del carrusel electoral, lo que garantiza un plus de protagonismo a Cascos en la medida en que fue él el inventor del llamado “PPPSOE” para poder dar contenido político a lo que en realidad fue una rabieta personal: su ruptura con el PP nacional tras ser descartado como dirigente y candidato por la dirección regional y también por Génova.

Javier Fernández, el candidato socialista, repite allí donde va que Asturias no puede estar en manos de “unas derechas” enfrentadas, “fratricidas” y que “anteponen sus odios” al supremo interés de la comunidad. Y Jesús Iglesias, el líder de IU, define al bloque conservador como una “derecha letal”. A juicio de la izquierda, PP y FAC son lo mismo y sólo les diferencia los afanes personalistas y la lucha despiadada por hacerse con la hegemonía en el espectro ideológico conservador.

Cascos es el creador del concepto del “pacto de la Zoreda” o “del duernu”, la tesis que en mayo le permitió hacerse con el Gobierno de Asturias aunque con tan extrema debilidad parlamentaria que, a los ocho meses de acceder a la presidencia, optó por desistir y precipitar nuevas elecciones. La teoría casquista sostiene que el PSOE y el PP –éste sólo a partir del momento en que Cascos decidió abandonar su militancia- representan los mismos valores caducos, centralistas y sucursalistas, y que mantienen una alianza fáctica para repartirse amistosamente el poder institucional en la región.

Mercedes Fernández, que fue la máxima pupila de Cascos durante las tres últimas décadas y que ahora es su principal contrincante como candidata del PP, elude estas especulaciones y se afana en disipar cualquier duda sobre la coincidencia ideológica de PP y FAC, al extremo que está tratando de enfatizar sus diferencias con Cascos no en los contenidos programáticos, sino en la solidez y seriedad de una y otra formaciones políticas, en la estrategia y estilo de Gobierno (la negociación y la búsqueda de acuerdos en su caso, afirma, frente a los “enfrentamientos” permanentes de Cascos) y hasta en los atributos personales: “Yo soy una mujer dialogante y moderada", proclama como rasgo diferenciador.

La gran acusación de Cascos se sostiene en el cómputo de veces que PP y PSOE votaron en contra del Gobierno de Foro en estos diez meses, lo cual se concilia con el hecho de que ambos hayan estado sentados en este tiempo en la bancada de la oposición.

Pero mientras en Asturias Cascos se erige contra el PP, en Madrid le presta su apoyo en el Congreso y en el Senado: FAC votó a favor de la investidura de Mariano Rajoy, del plan de ajuste fiscal, de la imposición del límite de déficit a las autonomías, de la reforma financiera y de la tramitación de la reforma laboral.

A la inversa de lo que ocurre en Madrid, en Asturias, y desde 1998, el “efecto Cascos” siempre ha sido muy beneficioso para los socialistas: la dos únicas veces en que el PP gobernó en la comunidad (1996-1998) o tuvo la oportunidad de hacerlo (2011) en el último tercio de siglo apareció Cascos para romper el PP, dividir al electorado conservador y dar un nuevo aliento electora al PSOE. Ahora podría volver a ocurrir lo mismo: PP y FAC suman, según la encuesta del CIS, el 51% de los sufragios pero el PSOE sería la fuerza más votada y con más escaños y, en tal caso, con una posición de ventaja para negociar un pacto de Gobierno con IU y UPyD. En mayo pasado el PSOE ya fue la fuerza con más respaldo electoral en Asturias, aunque eso se tradujese en la obtención de un escaño menos que FAC. Y este diputado de diferencia fue lo que permitió a Cascos formar un Gobierno que acabó siendo efímero.

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