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ALICIA SÁNCHEZ CAMACHO

La fiel 'paracaidista'

La senadora ha cumplido a rajatabla el encargo de Rajoy: sacarlo de la marginalidad en Cataluña

Àngels Piñol
Sánchez-Camacho, presidenta del PP de Cataluña.
Sánchez-Camacho, presidenta del PP de Cataluña.MASSIMILIANO MINOCRI

Apasionada y trabajadora incansable, Alicia Sánchez Camacho (Blanes, Girona 1967) ha trazado en menos de cuatro años una carrera meteórica: ha pasado de no lograr un escaño en su provincia en las generales de 2008 a ser nombrada ministra. Mariano Rajoy ha querido así premiar la lealtad incondicional de esta abogada y juez sustituta que en una legislatura ha sacado al PP de las catacumbas políticas en Cataluña para ser un partido de gobierno y ser socio preferente de Convergència i Unió (CiU). Tanto es así, que hace un año, cuando se constituyó el Parlamento catalán, Sánchez Camacho quiso que se visualizara ese nuevo poder y reclamó que su grupo saliera de la esquina del hemiciclo y que ella ocupara un escaño justo detrás –hay una fila por en medio- de Artur Mas.

Con una copa de cava en la mano, Sánchez-Camacho lucía la noche del 20-N una radiante sonrisa por sus 12 escaños, cuatro más que en 2008. Pero en el hotel electoral del PP cundía cierta decepción al no haberse convertido en la segunda formación más votada desbancando a CiU o PSC. Rápida de reflejos, un día después arrojó agua sobre el vino eufórico de los nacionalistas al subrayar una obviedad: que el PP era el gran vencedor en toda España y que su partido tenía el llavero de la gobernabilidad en las tres instituciones catalanas más preciadas: en la Generalitat y en el Ayuntamiento de Barcelona, donde CiU está en minoría, y en la Diputación donde gobiernan en coalición.

Rajoy la eligió para poner orden en el PP catalán y ella superó todas las expectativas

Consciente de su poder, el lunes, en la sesión de investidura, Sánchez-Camacho, pese a no ser diputada, ocupó un escaño junto a Jorge Moragas, confundida entre los ministrables. Fue el punto culminante del crescendo de una ópera casi perfecta. Ni soñada por el propio Rajoy cuando constató horrorizado en 2008 que Carme Chacón le había sacado al PP en Cataluña más de un millón de votos. El actual presidente se convenció de que nunca llegaría a La Moncloa si no arrancaba a su partido de la marginalidad política en Cataluña tras su furibunda campaña contra el Estatuto y urdió un plan para salir del pozo. Rajoy buscó una paracaidista entre su equipo y encargó a Sánchez-Camacho, nombrada senadora tras quedarse sin escaño, acabar con aquélla olla de grillos. No le defraudó: ganó un congreso traumático por los pelos ante Montserrat Nebreda. Y, bajo la enorme sombra de los hermanos Fernández Díaz, Camacho dirigió a su partido con mano de hierro hasta hoy.

Con una agenda sin un día libre, que apenas, y es lo que más le duele, le permite disfrutar de su hijo Manuel, la presidenta popular ha tenido la virtud de rescatar a su partido y que nadie le considere ya un rara avis en Cataluña. Sánchez-Camacho dio normalidad al recurso contra el Estatuto con la aséptica fórmula que vale para todo: Acatar las sentencias. Bajo ese paraguas, la líder renovó todos los cargos, se rodeó de fieles y dulcificó la imagen pero, en el fondo, el mensaje es el mismo. La música tiene menos decibelios pero, en cuánto puede, el PP catalán presenta recursos ya sea contra la ley de inmersión lingüística –en junio reclamó que su hijo recibiera educación bilingüe-, un tema sagrado para la mayoría de ciudadanos o contra las corridas de toros.

En campaña permanente, ha hecho de cicerone de Rajoy en Cataluña medio centenar de veces

En campaña permanente, ha hecho de cicerone de Rajoy en Cataluña en medio centenar de veces ya fuera acompañándole en la Diada de Sant Jordi, al Parlamento o a reuniones con empresarios. Valiente y decidida, no dudó en apoyar al polémico Xavier García Albiol, polémico por su agresiva política contra la inmigración, ahora alcalde de Badalona, la tercera ciudad de Cataluña. Hija de un comandante andaluz de la Guardia Civil en Blanes y educada en un colegio de monjas, la disciplinada y a veces invasiva Sánchez-Camacho es una de los políticos peor valorada por los catalanes pero gana en las distancias cortas porque destila amabilidad y simpatía. Pero es muy popular en toda España y el PP valora su absoluta disposición militar: también hace años abandonó a la carrera la embajada española en Washington donde era agregada laboral para concurrir a las listas por Girona.

Dicen que Rajoy es un hombre leal, amigo de sus amigos y con memoria. No le han hecho falta al final los escaños catalanes para tener mayoría absoluta pero no se ha olvidado de esta mujer, madre soltera, loca por la ropa e íntima de Maria Dolores de Cospedal y Ana Mato. Quizá la historia de Alicia se resume en dos fotos: en la del escaño que ocupa en el Parlamento catalán y en la del lunes en el Congreso. Cuentan que Duran se enfureció al verla allí. Para ella, era una victoria. Y, para CiU, la misma pesadilla.

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