Más empresa
El presidente de Indra sostiene que las economías que aspiren a crecer deberán ser más eficientes
El reto principal del próximo Gobierno español será lograr unos niveles suficientes de confianza en el futuro de nuestro país por parte de los agentes económicos tanto nacionales como internacionales.
El Gobierno deberá poner en marcha desde el primer momento unos planes de acción creíbles que permitan confiar en que recuperaremos los equilibrios macroeconómicos básicos en un plazo razonable y que, al tiempo, retomaremos una senda de crecimiento sostenible, condición imprescindible para la creación de empleo.
El crecimiento y el empleo solo podrán venir impulsados por un aumento de la actividad empresarial, esto es, por nuestras empresas. Tenemos que hacer más fácil crear empresas y favorecer al máximo el desarrollo de la actividad empresarial y emprendedora.
Incluso las políticas de ajuste deben atender a este objetivo principal. El nuevo Gobierno no sólo debe impulsar con toda urgencia una reducción del gasto público sino que debe afrontar un proceso de reconsideración profunda de los conceptos y finalidades del gasto, de forma que –sin necesidad de eliminar conceptos de gasto social necesario- se lleven a cabo de la manera que más propicien y beneficien el dinamismo y recuperación de la actividad empresarial.
En este marco se debe asimismo abordar una fuerte simplificación y racionalización del cúmulo de normativas y regulaciones existentes que entorpecen y frenan ese dinamismo y agilidad necesarios.
Sin duda, las dos grandes reformas a acometer son la laboral y la educativa; también en ellas debe ser determinante esta prioridad. En la reforma educativa debe ser objetivo principal, junto a la adquisición de conocimientos, la formación en habilidades y actitudes que favorezcan la empleabilidad, la actitud emprendedora y la consideración positiva de lo empresarial.
En las sociedades modernas, casi todo afecta a la actividad empresarial; y casi toda actuación pública incide positiva o negativamente en ella; de forma que en toda decisión a adoptar debería estar presente y ser tenida en cuenta.
También en lo referente al sector financiero. Es urgente restablecer cuando antes unos circuitos de crédito fluidos y adecuados a la actividad empresarial que necesitamos impulsar y desarrollar. La evidencia empírica demuestra la correlación –y causalidad- entre ambas variables. Así, cuanto antes culminemos la reforma, saneamiento y redimensionamiento de nuestro sistema financiero, mejor para el crecimiento y para el empleo.
Por último, no abandonar y seguir profundizando en las políticas de impulso y fomento de la innovación. Tras esta crisis, las economías que aspiren a seguir generando crecimiento y empleo sostenibles deberán ser más competitivas, más eficientes, más intensivas en conocimiento y en tecnología; esto es, más innovadoras.
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