El programa oculto de NanianoRajoy

Mariano Rajoy niega por activa y por pasiva que tenga un programa oculto como le acusa permanentemente su contrincante Rubalcaba. Pero lo que no podrá desmentir ya el candidato popular es que tiene un alter ego secreto en la red social Twitter. Se llama NanianoRajoy y, pese a que ya ha sido liquidado por el partido, en su escasa semana de existencia ha dejado por escrito algunas de sus grandes líneas programáticas y una miríada de followers enfervorecidos.

Algunos internautas han recopilado lo más granado de ese programa oculto del avatar caricaturesco del líder del PP  en un favstar (una aplicación de Twitter que recoge los mensajes más retuiteados y los favoritos) y no parece que concrete tampoco muchas medidas como el original: “Para salir de esta crishis, hay que dejar de estar dentro de ella”, “Latinoamérica es una prioridad, nuestras casash no se van a limpiar solas”, “Voy a arreglar todos los problemas de Eshpaña como se tienen que arreglar”. “El PP inventó Twitter y Google. El PSHOE Tuenti”, “Los culpables de la crishis son los funcionarios, sindicalistas, inmigrantes, controladores aéreos, perroflautas del 15M y el Cuco” (La “sh” que aparece en muchos tuits es ya un clásico en las redes sociales con el que se parodia la forma de sesear de Rajoy).

El asesinato de NanianoRajoy ha causado un gran tumulto en Twitter. Los tuiteros más profesionales, gente ociosa y airada a nada que le busquen las cosquillas, han denunciado censura y se temen que sea toda una premonición de la manera de gobernar del PP y del cambio que prometen en su eslogan electoral. No falta tampoco la opinión de los expertos de derecho web como David Maeztu, que defiende que la parodia también forma parte de la libertad de expresión (incluyendo la de los clones de Intereconomía).

Afortunadamente en Twitter los duelos duran poco. A Naniano muerto, Naniano puesto. Nada más conocerse el atentado contra el avatar del líder popular han nacido nuevos clones para ocupar su puesto: @NanianoReturns, @MarainoRajoy, @Naniano2, @MairenaRajoy, @MarianoBajoy. Y ha surgido un hashtag reivindicando la memoria del fallecido, #freenaniano, que se ha aupado a TT en unas horas.

Bajo esa etiqueta, @chuchigarcia se preguntaba, con mala uva, como habían podido cerrar la cuenta de Naniano mientras que su parodia @marianorajoy (la cuenta oficial) seguía en pie. @Qeclu se apuntaba a la teoría conspiratoria: lo de Urdangarín es una cortina de humo para ocultar el escándalo de la desaparición de Naniano.

Algo de misterio rodea desde luego a este suceso, puesto que hasta el internauta más bisoño sabe que cerrar una cuenta de tu imitador multiplica los clones y los ataques de los troles, como ya le sucedió a Rajoy en precampaña con su #avatarRajoy, cuando pidió a algunos internautas que retiraran la foto de su perfil y consiguió multiplicar el número de usuarios que se apuntaron a la mofa. Por si no lo saben los chicos de campaña, a eso de intentar esconder algo en Internet y que te estalle en la cara se le llama efecto Streisand, y es casi tan viejo, como la propia Red. No obstante, como ya apunté en otro enred@ anterior, hay sospechas de que el episodio responda más a una estrategia deliberada de los responsables de campaña del PP de hacerse notar en las redes sociales (aunque sea para mal) que a su inconsciencia. 

En efecto, los clones no son nada nuevo en Twitter y no respetan ni a políticos, ni a banqueros y ni siquiera al Rey Juan Carlos I que tiene varios, y menos ahora tras el incidente de Iñaki Urdangarin, que ha hecho más por la llegada de la Tercera República en dos días que el PCE en 100 años. El candidato del PSOE cuenta con algunos: Perez Rubalcaba, ConRucalbaba, Rubalcalva. Y Rajoy había podido convivir hasta ahora con los suyos como @MarianolRajoy

Tal vez NanianoRajoy no haya muerto, y simplemente esté desaparecido o haya cogido el taxi del nuevo vídeo del PP, en el que el taxista, algo pijo, y que también suplanta con su voz a Rajoy, le suelta el programa electoral a la cliente en lugar de ponerle Jiménez Losantos o Radio Olé como manda la tradición.