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Rubalcaba se rebela contra las encuestas

El candidato del PSOE empieza la cuenta atrás Su objetivo es que la campaña electoral le ayude a recortar la abismal distancia con el PP

Anabel Díez

Arranca la carrera y el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, parte con una mochila muy pesada. Las encuestas a favor del PP, de forma unánime y con una distancia abrumadora, y, por otro lado, una realidad económica que juega en su contra al pertenecer al partido que gobierna desde hace casi ocho años y que le tuvo como vicepresidente hasta hace tres meses. Lo sabe pero está dispuesto a dar la pelea. El objetivo es acortar distancias y pelear cada escaño.

Una vez que la victoria se antoja una quimera, el PSOE trata de vencer a las encuestas y no resignarse a que en las provincias donde la relación con el PP es ahora de tres a uno, a favor de los populares, no pueda equilibrarse y vuelvan al dos a dos. Y así, escaño a escaño. De entrada, el objetivo de Rubalcaba es destruir la foto fija de que no alcanzarán más de 115 o 120 diputados.

Por eso, aunque Cataluña y Andalucía son objetivos prioritarios para tratar de sujetar el máximo número de votos, no se desprecia a ninguna comunidad. La carrera la empezó el 9 de julio y no la terminará hasta el día 19. Todas las autonomías y la mayoría de las provincias son objeto de deseo. Ayer empezó oficialmente la campaña en la localidad madrileña de Alcalá de Henares y antes, a media tarde, en su tierra, en Cantabria, en la localidad de Torrelavega explicó a los suyos que no tienen que rendirse sino pelear por convencer de que de esta crisis no se sale igual gobiernen ellos o lo haga el PP.

Entramos detrás, pero lo importante es cómo se llega a la meta” ALFREDO PÉREZ RUBALCABA

De entrada, los mensajes de fondo no son diferentes a los que ha elaborado en las últimas semanas, aunque incide más en la necesidad de que el Estado “invierta” ante la parálisis de la economía. En su equipo de campaña aseguran que día a día se observará una mayor intensidad en la apelación “a la ideología” y a “los valores”.

No tienen otra salida ni otro recorrido que el que les conduce a sus indecisos, a los desafectos, a los enfadados. Solo ellos les pueden sacar de la ruina electoral. Ya saben que ninguna encuesta les ofrecerá alivio alguno, pero también constatan que hay casi “tres millones” de antiguos votantes que siguen sin decantarse, según remachó ayer a este periódico un miembro del comité electoral. Ninguno de ellos se irá al Partido Popular, “porque los que se fueron en su día ya figuran desde hace tiempo como votantes del PP”, aseguran estos interlocutores. No obstante, los indecisos podrían no votar u optar por Izquierda Unida o UPyD, según estas fuentes. Claro que el PSOE y su candidato tratarán de que eso no ocurra.

Los mensajes se alejarán, a medida que pase la campaña, de los postulados del Gobierno actual con el argumento no de rechazo sino porque las circunstancias “requieren otras políticas y otras acciones”. De ahí que recurra a pedir y a insistir en la actuación de los poderes públicos para reanimar la economía. En su hoja de campaña diaria se recordará, como hizo ayer, que el PSOE, sin ambages, propone convertir el impuesto sobre el patrimonio, reavivado por el Gobierno de Zapatero, en uno sobre las grandes fortunas “para que nadie se escape”. También una tasa a los bancos para que devuelvan a la sociedad lo que ella les ha dado. “Cuando empiecen a tener beneficios, les recordaremos que ahora les toca ser solidarios con los que menos tienen”. Y así recordó otras medidas impositivas como la subida del IVA sobre el alcohol y el tabaco. “Nosotros sí decimos que queremos subir algunos impuestos, pero el PP no quiere hablar de impuestos sobre el patrimonio ni sobre los que más tienen”, les dijo a los suyos en Cantabria, ante 3.000 personas, y en Alcalá de Henares (Madrid), ante unas 2.500.

Los socialistas confían en estos días para movilizar al electorado

Todas esas proclamas sobre solidaridad, mantenimiento del Estado de bienestar, y de todas las ayudas sociales hasta tanto la economía se reactiva, son acogidas en los actos de Rubalcaba, también ayer, con gran entusiasmo. En el equipo electoral detectan de momento que “las bases y los afiliados están más motivados que los dirigentes y los cuadros”. El hecho de que todos ellos vengan de una derrota generalizada en las elecciones municipales y autonómicas del pasado mes de mayo, no anima a que les desborde el deseo de hacer campaña. Y, además, ayer no fue buen día. El dato del paro, con una subida de más de 132.000 personas durante el mes de octubre, provocó que el comienzo de la campaña fuera especialmente preocupante.

Así las cosas, el candidato y su equipo saben que tienen que instalarse en el bucle de la crisis y hablar de ella de frente y a la cara. “De la crisis se puede salir de una forma o de otra; se puede salir por la derecha o por la izquierda; y es lo que tenemos que explicar a los ciudadanos, que con una crisis como esta aunque no resolvamos el problema del empleo en un mes, ni en dos ni en tres, con nosotros sí habrá protección”.

Esta es la baza que quiere jugar Rubalcaba. “Nosotros vamos a pedir a la Unión Europea que ayude a salir de la crisis, y al Estado, porque hay que hacer ajustes pero no solo”. Las cartas de Rubalcaba están bastante claras: “Tenemos que llegar a la cabeza y al corazón de los ciudadanos”, les dijo a su equipo.

Para el comienzo de la campaña dejó ante los suyos el reconocimiento palmario de que las cosas no les van bien. Pero les pidió que no se rindan.

“Hoy entramos en la recta final, y entramos por detrás, pero lo importante es cómo llegas a la meta, y tenemos que correr más que ellos, tenemos que correr más que el PP”, dijo tanto en Cantabria y en Madrid.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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