Agitar para salir del abatimiento

¿Para qué sirve una convención política? Tiene utilidad interna para que la musculatura del partido reciba el mensaje de la movilización y otra hacia el exterior para ganarse cuota de pantalla con propuestas concretas en vísperas de elecciones. La primera la cumplió el primer día Felipe González con una intervención que aún comentaban ayer los delegados y la segunda la consiguió con lo que salió de las comisiones en las que, en teoría, se discutía ayer sobre bases programáticas. El ambiente en la convención no puede ser optimista, pero al menos sirve para agitar al partido hacia dentro y hacia afuera.

Una convención es como un congreso, pero sin la tensión del reparto de cargos orgánicos y mucho más controlado en el debate interno y en las propuestas que salen. Los barones regionales (Tomás Gómez, Guillermo Fernández Vara, Patxi López, José María Barreda…) pueden pasearse tranquilamente por el hall sin tener que presionar para colocar a nadie en la Ejecutiva o el Comité Federal. Ayer, algunos de ellos paseaban luciendo sus polos y sus vaqueros (José Blanco, con 10 kilos menos, se agarró al traje de pana negro, pese al calor), dando nuestras de que la pérdida reciente del poder les ha mermado el séquito al mínimo y centrando sus conversaciones en lo que hacen los nuevos Gobiernos del PP en sus comunidades.

“¿Cómo lo ves?” se les pregunta y casi todos usan expresiones como “el partido no ha empezado”, “ya veremos” o “hay que tener esperanza”. Ninguno duda de que Rubalcaba es el líder del PSOE y la bicefalia ni se aprecia, una vez resuelta la inauguración. La presencia de Felipe González evitó esa imagen con la teoría acertada de que no hay nada mejor que incluir a un tercero para diluir la bicefalia.

Para las propuestas, se forman comisiones a las que se presenta un texto básico y durante horas se discute, para terminar aprobando lo que el aparato del partido prevé que funcionará en los titulares de los medios. “¿Tiene sentido venir a debatir durante horas sobre la reforma del Senado o sobre la ley electoral?”, se preguntó un delegado. En su comisión, José María Benegas y Daniel Fernández se esforzaban en parar propuestas sobre la idea de que ya se debatió en el Congreso o que sería preciso un acuerdo con el PP. Se aprobó la propuesta prevista por el aparato desde antes de la convención y como consecuencia de los trabajos previos.

De los más satisfechos, Óscar López, sobre el que Rubalcaba ha hecho caer la responsabilidad principal de la convención. López es la imagen de los jóvenes dirigentes del PSOE que comparten la confianza de Rubalcaba con una trayectoria iniciada con Blanco y con Zapatero. Y hasta se dice que puede ser el portavoz en el Senado tras el 20-N.