Ekin, la estructura política de ETA, anuncia su disolución
La organización ilegal anima a sus militantes a integrarse “en la nueva apuesta de la izquierda abertzale” Los expertos consideran que el paso supone que los sectores políticos están arrebatando protagonismo a la banda armada
Ekin, la estructura que ETA creó para dinamizar y dirigir todo el apoyo a la banda en su parte legal y transmitir sus directrices al entorno de Batasuna, se autodisuelve 12 años después de su puesta en marcha. Dos miembros de su última dirección revelan en la edición de hoy del diario Gara esta decisión, que enmarcan en el cambio radical de estrategia de la izquierda abertzale.
La medida supone un paso más hacia el final de la violencia, aunque la propia ETA siga sin anunciar su final definitivo. Los expertos interpretan que la disolución supone que Batasuna está arrebatando a ETA el protagonismo y el control de su aparato político, dotándolo de mayor autonomía sobre la banda terrorista.
Según Gara, la organización se disuelve animando a sus militantes a integrarse “en la nueva apuesta de la izquierda abertzale”. El diario explica que el paso es una “consecuencia natural de un cambio de ciclo como el que está en marcha”.
ETA ya decidió hace meses disolver Ekin y que sus miembros se integrasen en la estructura de la izquierda abertzale, según un informe de los servicios de información elaborado en mayo pasado y que en julio reveló la Cadena SER. Los dirigentes de la organización esgrimían para justificar su desaparición que las continuas detenciones de sus miembros les habían llevado a “un auténtico colapso” y que apenas recibían por sus continuas desarticulaciones instrucciones de la dirección de la banda terrorista.
La última operación contra Ekin se produjo el 14 de septiembre del año pasado, poco más de una semana después de que ETA anunciase el alto el fuego todavía en vigor. En una operación coordinada por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, la Guardia Civil detuvo a nueve personas, todas ellas encarceladas después por el magistrado. El juez señaló entonces que su función era la de actuar como “correa de transmisión” entre la cúpula de ETA y la izquierda abertzale, y evitar las disidencias y desmarques que se producían en ella, según la investigación. Marlaska apuntaba que, según uno de los documentos intervenidos, los miembros de Ekin consideraban que la lectura que Batasuna había hecho del alto el fuego decretado por ETA cinco días antes, al definirlo como “unilateral, indefinido y no condicionado”, iba “más allá” de lo que en realidad reflejaba la banda en su comunicado.
Ekin se constituyó el 6 de noviembre de 1999 como sucesora de la ilegalizada KAS. El 13 de septiembre de 2000, el juez Baltasar Garzón detuvo a 20 miembros de la organización a los que acusó de ser comisarios políticos de ETA y a Ekin de ser responsable de la estrategia de kale borroka.
Según el sumario instruido por el juez, el organismo era una creación de ETA que la banda terrorista utilizaba para controlar el entramado financiero y económico de la organización armada, impulsar el terrorismo callejero, las campañas de desobediencia civil y la dirección política del llamado Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLVN).
Ekin surgió como comisariado político de ETA, con el objetivo de velar por el cumplimiento de sus directrices entre las organizaciones de la izquierda abertzale. El aparato político también ha contribuido desde entonces a la huida de terroristas, la difusión de boletines zutabe y la organización del Gudari Eguna, el acto anual de homenaje a los etarras fallecidos que se celebra el 27 de septiembre. Gara presenta la autodisolución de la organización “en el contexto del último Gudari Eguna”.
Su cúpula fue desarticulada por primera vez en 2001. Seis años después, fue ilegalizada por la Audiencia Nacional al considerarla “parte de las entrañas de ETA”. El Tribunal Supremo condenó a 38 antiguos miembros de la organización en el marco del macrosumario 18/98, el mayor abierto contra las estructuras del entorno etarra.
La autodisolución es el resultado de un “debate muy profundo que comenzó ya en primavera”, asegura Gara. Sus miembros, según matizan los dos dirigentes a los que cita y que no identifica, continuarán trabajando en el ámbito de la “construcción nacional”, ya que «el reto que tiene Euskal Herria en este momento es grande, pero los que van a venir son mayores todavía».
Los interlocutores de Gara consideran que ya no tiene sentido entrar a repasar o valorar las discrepancias producidas en torno al cambio de estrategia de la izquierda abertzale y que han sido públicas. Apuntan así a que la minoría de Ekin fue la que se mostró más reacia en el debate interno que mantuvo la izquierda abertzale a su apuesta por las vías pacíficas, que terminó triunfando sobre las tesis que defendían los ortodoxos de la banda
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