“Si alguien quiere seguir, que siga, pero sin apoyo social no merece la pena”
Los presos de ETA aguardan el alto el fuego definitivo de la banda
Los presos etarras no solo esperan el comunicado en el que ETA anuncie su final, sino que, además, están convencidos de que no parece muy posible que, si dicho anuncio del final de la banda llega, se produzca una escisión. Sobre todo porque saben que la violencia ha perdido apoyo y que sus bases apuestan por las vías políticas.
Y así lo expresan en una conversación interceptada en la que dicen y asienten: “Si hay alguien que quiere seguir, que siga, pero no mercería la pena, porque no tienes apoyo social y crear un GRAPO no merece la pena”.
Los etarras presos conocen la experiencia de los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO), cuya pérdida de apoyo social les llevó a una deriva en la que, sin llegar a anunciar nunca su disolución de manera oficial, los transformó primero en una banda de atracadores y luego, en la nada. Su fin por esta vía ha dado lugar entre los expertos antiterroristas a un término para definir esta agonía: la grapización.
No hay apoyo social y crear un GRAPO no merece la pena
Conversación interceptada a presos de ETA
La posibilidad de una escisión en ETA ha sido barajada entre los analistas de los servicios antiterroristas, pero casi siempre han concluido que, al igual que esta banda se ha comportado de forma monolítica en vida, lo hará también en su final. Y los presos coinciden en ello, pese a que la banda ha sufrido históricamente varias escisiones.
La pérdida de apoyo social al terrorismo es la clave, especialmente tras las últimas elecciones municipales, en las que los presos han contemplado el auge de la izquierda abertzale que rechaza el uso de la violencia para la consecución de fines políticos, que representaría Bildu.
Además, tras las declaraciones de Otegi vieron cómo horas después, en rueda de prensa, otros dirigentes de la izquierda abertzale hacían suyas las palabras de que la estrategia de la violencia “sobra y estorba”.
Pero el riesgo de escisión siempre existe, como ocurrió con el IRA irlandés. Incluso el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, no descarta que pueda producirse una escisión, como tampoco la formación Aralar.
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