Los mandos policiales del ‘caso Faisán’ rechazan las imputaciones
El fiscal formuló a los tres, por separado, una única pregunta: si comparten los fines de ETA
Los tres mandos policiales procesados por el caso Faisán —a los que el juez instructor, Pablo Ruz, comunicó ayer los indicios criminales que pesan sobre ellos— rechazaron los delitos de colaboración con banda armada o encubrimiento y revelación de secretos que se les imputan. El fiscal formuló a los tres, por separado, una única pregunta: si comparten los fines de ETA. “En absoluto”, contestaron ante el magistrado los tres cargos policiales implicados en los hechos: el ex director general de la policía Víctor García Hidalgo, el jefe superior de policía del País Vasco, Enrique Pamiés, y el inspector de la Brigada de Información de Álava, José María Ballesteros. Además, presentaron un recurso de reforma contra el auto de Ruz.
Pamiés, uno de los tres procesados por el supuesto chivatazo a uno de los responsables de la trama de extorsión de ETA, el dueño del bar Faisán, leyó ante Ruz un emotivo escrito exculpatorio de 11 páginas. Pamiés se queja en él de su situación pese a ser, dijo, “el gran enemigo y el policía más temido por los terroristas”. Pamiés ha contribuido a la detención de casi 500 etarras a lo largo de sus 29 años de carrera.
En su escrito expresa su indignación porque se le acuse de “colaborar con ETA”, a la que, dijo, “tanto daño” ha hecho. Y en tono más personal, añadió: “He sacrificado mi vida y la de mi familia por defender a la patria. He acudido a muchos entierros de compañeros y amigos. Y he perdido parte de mi salud por estar sometido a una tensión tal que solo quien ha estado en los años más duros de violencia terrorista puede entender”, subrayó, antes de prometer que “cuando esta pesadilla acabe”, seguirá haciendo lo que ha hecho hasta ahora.
“Verdad oficial”
En su auto, Ruz sitúa a Ballesteros como el agente que entró en el bar Faisán de Irún (Guipúzcoa) y entregó a su dueño el teléfono móvil con el que se hizo el chivatazo y que, en ese momento, pudo abortar una operación policial destinada a detener a etarras. Las detenciones, sin embargo, se desarrollaron con éxito semanas después.
José María Fuster, abogado de Pamiés, señaló que su cliente había “desmontado completamente” su inculpación. Y acusó a Ruz de haber “cogido una verdad oficial” y buscar “un culpable perfecto”, que, en este caso, fueron Pamiés y Ballesteros dados los cargos que ocupaban.
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