Conde-Pumpido: “Aquí un juez puede detener a un delincuente o al presidente”
El fiscal general aboga por un juez “imparcial y ajeno al conflicto”
El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, se pronunció ayer a favor de cambiar el actual modelo de juez instructor, porque un juez “imparcial y ajeno al conflicto” no puede al mismo tiempo “convertirse en el motor o artífice” de las posiciones procesales de las partes y de “la aportación de las pruebas de las que las partes quieren valerse”. “El juez puede y debe ser un límite, un árbitro, un moderador”, insistió.
En su intervención en los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, Conde-Pumpido criticó recientemente, a propósito de una información de la Cadena SER sobre aspectos parciales de la reforma del proceso penal, se generó una tromba de opiniones de y especialistas, expertos y opinadores que tenían en común una sola cosa: “que ninguno había leído ni una sola línea de ese texto sobre el que se pronunciaban”.
Por eso, el fiscal pidió “cierto rigor metodológico”, antes de pasar a exponer que la Justicia y la propia Fiscalía no pueden no pueden ser las de hace 40 años y tiene que actualizarse “a una Constitución que lleva en vigor más de 30 años”.
El fiscal general se quejó de que un juez, para decidir si hay que entrar registrar la casa de un ciudadano o intervenirle el teléfono, no tiene un texto legal en el que se determinen los requisitos y tiene que estudiarse 20 sentencias del Tribunal Constitucional y del Supremo. “Y tampoco creo”, prosiguió, “que en un Estado de Derecho, la policía, sin directriz ni control externo de ninguna clase, pueda constituirse de facto como parte en el proceso, solicitando al juez que adopte esas decisiones”.
Pumpido precisó que la policía española “lo hace extraordinariamente bien” y es “una de las mejores policías del mundo”, pero “no pasa en ningún sitio” que acuda ante un juez por su propia autoridad para poner en marcha un proceso penal.
“Tampoco pasa en ningún país del mundo que el propio juez encargado de velar por las garantías de los ciudadanos pueda poner un proceso en marcha por su propia iniciativa y sin que nadie se lo pida”, aseguró el fiscal general . “Pero que un juez pueda una mañana ordenar detener a cualquier ciudadano, que puede ser un delincuente habitual o el presidente del Gobierno, es una peculiaridad exclusiva de nuestro país”, dijo.
Para el fiscal general, el juez no puede ser al mismo tiempo, como dice el profesor Vives, “escudo y espada”, y si el actual sistema procesal convierte al juez de instrucción en sustento de la acusación o la defensa, al tiempo que en garante de al igualdad entre la acusación y la defensa, “está configurando obviamente una posición imposible”.
En consecuencia, Conde-Pumpido abogó “alejar al juez del foco del conflicto, situándolo sobre él” y dijo que , según el jurista norteamericano George Fletcher, los jueces más prestigiosos del mundo son los anglosajones porque “su función les aleja de la valoración de los hechos”.
Delincuentes políticos y financieros
Como ejemplo de ese modelo, dijo que un imputado que sea “ese nuevo delincuente que se mueve en el mundo de la política o de las finanzas, con fácil acceso a los medios de comunicación, si reacciona contra una acusación atacando al acusador, será este quien sufra el desgaste, y el juez quien debe impedir que ese ataque altere el equilibrio de al igualdad de armas”.“Pero no será el juez”, añadió, “quien sufra el daño del desprestigio buscad de propósito por el delincuente que busca su defensa en el desprestigio del poder que lo acusa”.
“Si se tacha al juez de prevaricador, se le convierte en protagonista de una guerra política y mediática de de elogios y de insultos y esa conducta se reproduce cada vez que un juez se ve obligado a actuar contra alguien poderoso, con capacidad de deslegitimar públicamente su función y el mensaje acabará calando”, aseguró el fiscal del Estado.
“El Gobierno nos ha prometido que dentro de muy poco va a hacer público el texto de la propuesta de nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal. Antes de opinar, convendría leerla, a ser posible entera. Y después, deberíamos de una vez abrir un debate serio sobre cómo debemos mirar la juez, y cómo debe el juez mirarse a sí mismo y mirar a su alrededor”, concluyó Pumpido.
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