"Fue tan surrealista que ni Dalí lo habría hecho mejor"
Albert Rivera, diputado de Ciutadans, que entró en el Parlament en una furgona, critica la falta de previsión del dispositivo policial
Albert Rivera, (Barcelona, 1979), portavoz de Ciutadans, accedió al Parlament de Cataluña en un furgón antidisturbios junto a los diputados Oriol Pujol y Joan laporta, entre otros. Rivera critica la falta de previsión del dispositivo policial y que el Plano de la cámara cuando algunos diputados todavía estaban refugiados en una comiasría.
Pregunta. ¿Cómo vivió la situación?
Respuesta. Todo fue bastante surrealista. Por razones de seguridad, los escoltas ya se pusieron en contacto conmigo la víspera. Me dijeron que aparcara en un aparcamiento próximo al Parlament pero por culpa del tráfico no llegué. Quedé con ellos y nos encaminamos al parque. Tenía que descender unos 100 metros pero vi que un cordón de unos 100 o 200 manifestantes que venía hacia nosotros. Me dieron dos opciones: ir a la se de de Unió o a una comisaría de la Guardia Urbana. Y decidí lo segundo. Y entonces fue un goteo constante de diputados hasta que nos juntamos 25 o 30 de todos los colores: Oriol Pujol (CiU); Joan Laporta, el exconsejero Joaquim Llena (PSC) o compañeros míos. Nos metimos en una salita de espera y no cabíamos y nos colocamos detrás de un mostrador. Estuvimos allí casi una hora hasta que nos vinieron a buscar en furgonetas antidisturbios en dos turnos. La primera vez que entro en un furgón policial es para ir a votar al Parlament. De tan surrealista hubo escenas de humor. Había trajes de mossos, la mochila con su ropa...Nos preguntábamos en broma: ¿'Y a ti qué te han imputado?·Ni Dalí lo hubiera hecho mejor. Encima entramos por la puerta del Zoo.
P. Ayer no quiso cuestionar el dispositivo policial. ¿Qué reflexión hace un día después?
R. El dispositivo no estaba preparado para evitar la violencia no solo contra nosotros sino también contra los mismos trabajadores del Parlament, del Zoo o de los medios. El día antes, cuando vi a 3.000 personas ante la Ciutadella, yo ya tuve la sensación de que podia pasar algo. Hoy mismo ya sabíamos que si había algún problema teníamos que quedar en un pabellón. Y eso no se hizo ayer. La falta de previsión fue flagrante y creo que se explica por la desproporción de la actuación policial en la plaza de Cataluña.
P. ¿Pasó miedo en algún momento?
R. No pero si fue una situación tensa: hubo gente que se le tiró pintura, a la que escupió. Fue más miedo psicológico que físico por si alguien me identificaba y pasaba algo. Se cruzaron ciertas líneas rojas. Y luego la sensación de impotencia de tener que entrar en el parque como delincuentes. Nos dijeron que era imposible entrar a pie garantizando la integridad. Y quiero dejar constancia de otra cosa: entiendo lo de la normalidad democrática pero no me pareció bien que el Pleno empezara a su hora porque, claro, si llegas en helicóptero es fantástico. Pero hubo muchos que llegamos con mucho retraso. Era el debate de los Presupuestos. Yo soy portavoz de un grupo y no pude escuchar el consejero de Economía su intervención. Tuve que leerla después.
P. ¿Le sorprende cómo ha evolucionado el movimiento?
R. Muchos diputados se sintieron acorralados. De buenas intenciones el cielo está lleno. Había gente con buenas voluntad pero otros eran violentos y estaban organizados. Barrar el paso a un diputado es un delito y ahi se acaba la broma. Quiero hacer hincapie en una cosa: tenemos derecho a ir al Parlament pero también la obligación porque yo cobro por un sueldo por eso. Hay que destapar ese discurso. Estamos representando a unos ciudadanos. Hablé con un chico que me dijo que estaba en contra de los Presupuestos. Pues bien, le dije, lo que estais haciendo es impedir que podamos votar quienes lo podemos hacer.
P. ¿Cree que quedó patente la distancia entre la ciudadanía y los políticos?
R. Si la conclusión es que maravilloso es el Parlamento y que magnificamos somos no nos hemos enterado de nada. Quien hace esa interpretación o no lo sabe leer porque lleva 30 años de inmovilismo o es que lo quiere evitar porque quiere deslegitimar movimientos como el del 15-M. Eso pasa a veces en el Parlament: cuando planteas una comisión anticorrupción se hace un silencio como el del Oeste. Hay mucha gente que está indignada y no es violenta. El gran error es pensar que el sistema se ha visto reforzado porque mañana sera otra cosa. Tenemos cinco millones de parados y estamos creando un caldo con el inmovilismo que creo que es peligroso.
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