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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Por qué es López el que hace esta propuesta?

Los que conocen al líder del PSE aseguran que el 'lehendakari' ha lanzado esta idea solo porque le duele el PSOE

A Patxi López le duele el Partido Socialista Obrero Español. Así, con todas las letras. Posiblemente porque esta identificación política, muy superior a la posterior adaptación a la realidad autonómica, prendió en él desde que vio cómo su padre, Eduardo Lalo López Albizu, un ajustador y sindicalista del astillero La Naval, se desgañitaba para apuntalar los pilares del socialismo en el País Vasco. Por eso ahora, cuando advierte una desorientación ideológica en su partido que le aleja aceleradamente de sus referencias existenciales, se ha plantado.

El lehendakari, que escuchó de joven en su casa cómo fueron los debates del congreso de Suresnes, con su sonora demanda de un congreso extraordinario quiere que se anteponga la reflexión programática a la elección de un candidato. Más aún: en su propósito tampoco esconde su expreso deseo de evitar que las primarias sólo sirvan para avivar las llamas de una cainíta tensión interna. Incluso, en su fuero interno, López admite su pavor por los efectos destructivos de una posible bicefalia y así se lo ha dicho a otros barones autonómicos con los que se entiende muy bien como Guillermo Fernández Vara o José María Barreda, que le comprenden sus miedos.

En el proceso de lucha contra su desazón interna, al líder del socialismo vasco le carcome el desafecto progresivo que la sociedad viene mostrando a las políticas de su partido. En esencia, López sostiene que el PSOE debe estructurar sin dilación un sólido ideario que sea entendido por la gente, que sea comprendido incluso en los tiempos de zozobra socioeconómica como los que sacuden España y que facilitan a agentes exógenos aniquilar los valores sobre los que la izquierda ha construido su razón de ser.

Con su aldabonazo, López, en uso intencionado de la autoritad que le concede ser ahora uno de los escasos reductos del poder socialista, provoca así un debate preventivo. Además, lo hace sin ataduras  porque no debe nada a nadie. De hecho, ni siquiera ha recriminado en voz baja a José Luis Rodríguez Zapatero que le haya situado más de una vez a los pies de los caballos ante las exigencias del PNV, relegando peligrosamente su figura de lehendakari que debe a un pacto político con el PP mejor entendido fuera que dentro de Euskadi

 Por todo ello, cuando empiece a escuchar –pronto- que su propuesta es entendida como un simple cortafuegos para que Alfredo Pérez Rubalcaba se quede sin rivales y con todo el poder para evitar el naufragio definitivo del PSOE, López se acordará de su padre y replicará diciendo que “antes es el partido que las personas”.

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