Fernández Vara lucha por salvar su mayoría absoluta en Extremadura

Extremadura no es una comunidad impermeable a las corrientes de opinión que surcan el resto de España. O, como dice un dirigente regional, los extremeños no son diferentes del resto de los españoles. Y esta igualdad le viene mal al PSOE extremeño y al presidente de la comunidad, Guillermo Fernández Vara. Hace cuatro años que este médico forense ensanchó la mayoría absoluta que había dejado su antecesor, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, al subir de 36 a 38 escaños, de los 65 con que cuenta el Parlamento regional. Ahora, con incredulidad, primero, y máxima preocupación después, el Comité Electoral del PSOE mira las encuestas que dan un empate al PP y al PSOE o que anuncian la pérdida de la mayoría absoluta que ha conservado el PSOE durante más de 25 años.

La continuidad del Gobierno de Fernández Vara solo la podría asegurar la entrada en la Cámara regional de Izquierda Unida. Estas malas previsiones no se palpaban ayer en el Pabellón Multiusos de Cáceres, repleto de asistentes -casi 7.000-, reunidos para ver a sus líderes pero también para dar un recibimiento apasionado al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero este entusiasmo de los militantes socialistas contrasta con que hay un 27% de indecisos en esta comunidad. Ahora bien, cuando se pregunta a los encuestados a quién prefieren como presidente, si a Fernández Vara o a José Antonio Monago (PP), la ventaja para el primero es de 17 puntos. Cuando se pregunta por la intención de voto, la marca PP sube vertiginosamente hasta colocarse al nivel del PSOE o incluso superarlo, como parece que puede pasar en Badajoz. No hay duda de que el Ayuntamiento de esa ciudad volverá a manos del PP, mientras que en Cáceres la continuidad de la alcaldesa socialista, Carmen Heras, peligra.

Ayer, Zapatero, en el ambiente de gran emotividad que creó Fernández Vara, dio por supuesto que Heras volverá a ganar y que Fernández Vara seguirá presidiendo el Gobierno extremeño. "Porque se lo merecen", apostilló.

El presidente del Gobierno dejó para este mitin el anuncio de un cambio legal de la máxima trascendencia. Se refiere a que, ante la imposibilidad de hacer frente a la hipoteca de una vivienda con la simple entrega del piso, la deuda pueda quedar saldada y no como ahora que, además de entregarlo, hay que seguir pagando. "Tenemos el problema del pago de las hipotecas y la entrega del piso. Estamos trabajando en ello, para dar una respuesta a ese problema". Pero el presidente no añadió ninguna concreción.

Zapatero tampoco respondió al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, cuando este le pidió restablecer el impuesto sobre el patrimonio -que Zapatero abolió- si fuera necesario para no cortar políticas sociales imprescindibles. Ni recogió el guante que le tendió el expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra para que los políticos escuchen al Movimiento 15-M. Zapatero dio una respuesta indirecta al hacer un alegato vehemente en favor del ejercicio del voto. "Es el voto lo que mejora la democracia, es el voto la mejor expresión para cambiar las cosas".

En el Comité Electoral del PSOE aseguran que nada tiene que ver con este movimiento la decisión de que el mitin de Zapatero de cierre de campaña vaya a ser en un recinto cerrado y no en la Plaza Mayor de Madrid.