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“La gente pregunta día y noche cuándo recibirán comida, tiendas de campaña o ropa de invierno”: las bombas callan, pero la escasez de alimentos continúa en Gaza

Desde la entrada en vigor del alto el fuego, hay alimentos básicos como harina o arroz, pero la carne o las verduras son aún un lujo, y la ONU advierte de que el número de camiones con ayuda tiene que aumentar drásticamente

Es media tarde y Kamla Abu Sitta, de 65 años, todavía espera fuera de la cocina del campo de desplazados en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza mientras ve, ansiosa, cómo tres ollas se vacían una tras otra. Los meses de hambre le han enseñado a ser paciente, pero comer hoy depende de ese plato de pasta con salsa de tomate.

La cuarta olla llega justo a tiempo y Abu Sitta, aliviada, puede recibir su comida. La mujer no tiene ingresos y, aunque los precios en los mercados estén cayendo, aún no puede comprar alimentos. Por tanto, depende cada día de las comidas que sirve la organización World Central Kitchen en el campo de Al Mawasi, al que se vio obligada a desplazarse. Según la ONU, esta semana se han llegado a preparar diariamente unas 949.000 comidas gracias a 21 entidades humanitarias en toda Gaza.

“Gracias a Dios, en los últimos días la cantidad de alimentos disponibles ha aumentado y ahora hay un plato de comida diario, mientras que antes había solo una o dos veces por semana”, dice la mujer a este periódico, acariciando su preciado recipiente relleno con pasta. “Hoy podemos recibir una buena cantidad e incluso guardar una parte para la cena. Ahora bien, si quieres comer otra cosa como frutas o verduras, es imposible para gente como yo, que no tenemos dinero”, matiza.

Ahora hay un plato de comida diario, mientras que antes había solo una o dos veces por semana"
Kamla Abu Sitta, 65 años

Después de la entrada en vigor del alto en fuego en Gaza, el 10 de octubre, se ha incrementado notablemente la ayuda humanitaria que entra en este territorio de 365 kilómetros cuadrados, asolado por dos años de bombardeos, que han dejado al menos 67.000 muertos palestinos, una hambruna declarada en parte de la Franja y la mayor parte de la infraestructura en ruinas. Sin embargo, ese incremento no basta, vista la magnitud de las necesidades.

El plan trazado por el presidente estadounidense, Donald Trump, para lograr un alto el fuego decía que Gaza debería recibir “una ayuda total”, al mismo nivel que durante el alto el fuego decretado el pasado enero y que duró casi dos meses, es decir, unos 600 camiones por día. Pero según fuentes locales, esa cifra no se ha alcanzado.

Tom Fletcher, jefe de la acción humanitaria de Naciones Unidas, afirmó esta semana que el número de camiones tiene que aumentar drásticamente, hasta llegar a “miles por semana”, e instó a ambas partes a respetar sus compromisos, refiriéndose a la obligación de que el movimiento islamista Hamás devuelva los cadáveres de los rehenes israelíes fallecidos que siguen en Gaza y a Israel que permita el paso de la ayuda humanitaria necesaria.

El número de camiones que están entrando a la Franja diariamente con ayuda humanitaria es incierto. Fuentes locales gazatíes mencionaron que el miércoles, por ejemplo, entraron 480 camiones con comida y productos de primera necesidad como gas para cocinar, mantas y generadores. Portavoces de Hamás, que ha gobernado de facto en Gaza desde 2007, en declaraciones recogidas por medios árabes, calificaron estas cantidades como “una gota en el océano de necesidades”.

“Necesitamos de todo para seguir viviendo. Tenemos la esperanza de recibir asistencia en los próximos días, cuando Israel permita que entren más camiones. Esperamos que la distribución sea rápida y justa, como ocurría antes”, explica Abu Sitta, que se vio obligada a desplazarse desde el norte de Jan Yunis.

Pan para todos

Omar Akila, que supervisa la distribución de comida, subraya que las familias desplazadas necesitan, además de comida, otros productos, que mejoren las condiciones de vida en el campo. “Y eso aún no ha sucedido. La gente pregunta día y noche cuándo recibirán una cesta de comida, tiendas de campaña o ropa de invierno”, explica.

Samir Zaqut, uno de los responsables de la ONG palestina Al Mezan, explicó a este periódico desde el centro de Gaza, que los alimentos más básicos como la harina, el azúcar, el arroz, la pasta o el aceite para cocinar han aparecido con fuerza en los mercados y su precio es prácticamente el mismo que antes de que comenzaran los bombardeos israelíes en octubre de 2023.

“Las panaderías están haciendo mucho pan y prácticamente se regala. La gente paga un séquel (25 céntimos de euro) casi en plan simbólico por un kilogramo de pan. Es un sueño para nosotros, cuando hace pocos meses no había harina en Gaza. Esto está salvando muchas vidas”, se felicita, subrayando que ahora “el problema es otro”, comenzado por el agua potable y habilitar los refugios antes de la llegada del invierno.

El viernes, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) dijo que había logrado hacer entrar en Gaza 560 toneladas de comida por día desde que el alto el fuego entró en vigor, pero que “llevará tiempo” doblegar la hambruna en el territorio. Abeer Etefa, portavoz de la entidad, explicó en una intervención en Ginebra que el PMA tenía cinco puntos de distribución en Gaza y quería incrementarlos a 145, pero reconoció que llegar a ciertas zonas del norte de Gaza sigue siendo un desafío.

Israel mantiene hasta el momento el control militar de un 50% de la Franja de Gaza, incluyendo Rafah, en el sur, y partes del norte y de Ciudad de Gaza.

No hemos podido comprar tomates durante los últimos siete meses y tampoco ningún tipo de verdura”
Yassin Jaber, padre de seis hijos

“Necesitamos más pasos fronterizos abiertos“, pidió por su parte Fletcher. En este momento, la ayuda humanitaria entra en Gaza a través de dos puertas: Kerem Shalom y Kissufim. Otras, como la de Rafah, fronteriza con Egipto, podrían abrir en los próximos días. ”Tenemos 190.000 toneladas de provisiones en las fronteras esperando para entrar y estamos decididos a entregarlas. Se trata de alimentos y nutrientes esenciales para salvar vidas", agregó el responsable de la ONU.

Un kilo y medio de tomates, diez euros

Para los gazatíes que tienen algo de dinero, el alto el fuego les ha dado la posibilidad de comprar alimentos que hace meses que no podían adquirir. Yassin Jaber, padre de seis hijos, gastó más de 10 euros en kilo y medio de tomates para hacer para sus hijos galayet bandora, un plato palestino que se hace con tomate, aceite de oliva, ajo, pimiento y algunas especias. No lo habían comido en meses. Antes de la guerra, un kilogramo de tomates costaba menos de un euro. En los momentos más duros de estos dos años, llegaron a valer casi 30 euros por kilo. “No hemos podido comprar tomates durante los últimos siete meses y tampoco ningún tipo de verdura, como la gran mayoría de los habitantes de Gaza”, dice Jaber.

Comer carne, pollo o pescado en Gaza sigue siendo un verdadero lujo. Cuando se encuentran, el kilogramo supera los 50 euros, doce veces más el precio previo al inicio de los bombardeos israelíes.

Hoy necesitaría 30 dólares para comprar un plátano para cada miembro de mi familia”
Jader al Ashqar, de 58 años

“Hemos escuchado que el número de camiones que entran aumenta, pero hasta ahora no hemos notado muchos cambios”, continúa Jaber. “Mi familia necesita una tienda de campaña y ropa. Vivimos esperando la ayuda porque no podemos comprar casi nada de lo que necesitamos”, agrega.

Jader al Ashqar, de 58 años y padre de siete hijos, está paralizado ante los puestos del mercado. Su hija menor, Habiba, de 11 años, le pidió que comprara plátanos, pero no puede adquirir la cantidad suficiente para todos los miembros de la familia.

“No puedo comprárselos a ella y que sus hermanos la miren comer”, explica este hombre que trabaja como limpiador. “Nuestra realidad es muy amarga. Me paso horas preguntando precios y mirando. Hoy necesitaría 30 dólares para comprar un plátano para cada miembro de mi familia”, lamenta, mientras intenta negociar sin éxito que los vendedores le bajen el precio.

“La gran mayoría de las personas desplazadas como yo no consiguen suficiente comida en las cocinas colectivas caritativas y tampoco pueden comprar las cosas que necesitan”, insiste.

Issam Abu Jalil, director del Centro Cultural Saudí en Gaza, encargado de repartir ayuda del Centro de asistencia humanitaria Rey Salman, confirma que el flujo de ayuda está aumentando, particularmente en los últimos dos días. Su organización ha enviado 68 grandes aviones de carga a través de Egipto, incluidos aviones militares, además de ocho barcos. Los convoyes de ayuda que ingresarán pronto incluirán tiendas de campaña, paquetes de alimentos y kits de higiene personal, además de abrir panaderías y cocinas comunitarias.

Abu Jalil es sin embargo cauteloso al declarar la victoria sobre el hambre. “No podemos decir que la hambruna haya terminado. Hay una disminución en su gravedad en comparación con antes, pero si aseguramos un flujo regular de ayuda en grandes cantidades, podemos decir que nos estamos moviendo en la dirección correcta”.

Un plan de 60 días trazado por Fletcher y su equipo tras la entrada en vigor del alto el fuego prevé, entre otros, restablecer los servicios de agua y saneamiento para llegar a 1,4 millones de personas, ampliar los refugios para que las familias se preparen para el invierno y suministrar espacios de aprendizaje y material escolar para unos 700.000 estudiantes. Para que la respuesta humanitaria sea eficaz, se necesita “la entrada sostenida de al menos 1,9 millones de litros de combustible semanales, la apertura de múltiples corredores de ayuda humanitaria y garantías de seguridad en los pasos fronterizos y una financiación adecuada”, pidió el responsable.

Además, Fletcher subrayó que la ONU no podrá operar eficazmente sin sus socios, y señaló que es fundamental facilitar el acceso de las ONG. En este momento, la ayuda, una vez cruza el paso fronterizo y es examinada por Israel, está siendo distribuida por 15 entidades autorizadas por la ONU y por Israel. La polémica Fundación Humanitaria para Gaza, que desde mayo repartía comidas en cuatro puntos del sur del territorio, ya no está operando y, según la prensa israelí, no tendrá presencia en el alto el fuego. El Ministerio de Salud gazatí afirma que al menos 2.600 palestinos murieron, la mayoría tiroteados, cuando intentaban conseguir alimentos en estos lugares.

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