La financiación contra el sida volvió a niveles de 2013, advierte la ONU
El año pasado se contagiaron de VIH 1,3 millones de personas, una cifra menor que en décadas pasadas, y 630.000 murieron por enfermedades relacionadas con el sida, según el informe anual de Naciones Unidas
La lucha contra el sida avanza y el fin de esta pandemia todavía es posible, pero los fondos para su erradicación en todo el mundo no solo no crecieron en 2022, sino que volvieron a niveles de 2013, advierte la Agencia de las Naciones Unidas para la lucha contra el VIH, Onusida. La financiación de programas contra esta enfermedad en países en desarrollo, tanto de fuentes internacionales como nacionales, alcanzó los 20.800 millones de euros (unos 18.700 millones de euros), un 2,6% menos que en el año 2021 y por debajo de la meta de 29.300 millones marcada para 2025, detalla el informe anual publicado este jueves.
Tras un muy pesimista análisis publicado el año pasado, con el título En peligro, el nuevo informe de la autoridad mundial en la materia, El camino que pone fin al sida, arroja algunos datos positivos, aunque Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida en la rueda de prensa, se negó a ser “complaciente” en la rueda de prensa celebrada en Ginebra. Las nuevas infecciones bajaron un 5,6% entre 2021 y 2022 y alcanzaron su cifra más baja en décadas el año pasado, con 1,3 millones de contagios. Las muertes por enfermedades relacionadas con el sida también experimentaron un descenso del 4,5%, en 2022, con 630.000 fallecimientos.
Los resultados de distintas regiones son dispares. Poner fin al sida, insistió Byanyima, es una “elección política y financiera”, y así lo demuestran países y líderes que están logrando “resultados extraordinarios”. Las regiones con las mayores brechas de financiación (Europa oriental y Asia central y Oriente Medio y África del Norte), pone como ejemplo, son las que menos avanzan en su lucha contra el VIH. Por el contrario, África oriental y meridional, donde se ha realizado más inversión, ha experimentado una reducción en las infecciones del 57% desde 2010.
“Solo conseguiremos erradicar el sida con solidaridad internacional, entre países ricos y pobres”, señaló la directora ejecutiva de Onusida. A pesar de los aumentos en la financiación nacional para el VIH en la última década, los países de ingresos bajos y medios todavía dependen principalmente de fuentes externas, explica Mary Mahy, directora de Datos para Impacto de Onusida, por correo electrónico. Estos gobiernos deben mantener o incluso aumentar los recursos internos que dedican a “fomentar la sostenibilidad, fortalecer sistemas de salud y consolidar la apropiación nacional de sus programas de VIH”.
La ONU usa un ratio para medir el éxito en la erradicación del sida de cara como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del año 2030: lo llama “95-95-95″, y consiste en que el 95% de las personas con VIH conozcan su estado, el 95% esté en tratamiento y 95% tenga cargas virales indetectables. Hoy, cinco países (Botsuana, Ruanda, Zimbabue, Tanzania y Esuatini —la pequeña nación entre Mozambique y Sudáfrica, antes conocida como Suazilandia—) lo han conseguido, asegura Onusida, y otros 16 países (ocho de ellos del África subsahariana) están a punto de lograrlo.
Éxito de los antirretrovirales
Las buenas noticias sobre la caída de contagios benefician especialmente a las regiones con mayor carga de VIH, como África oriental y meridional, donde las infecciones disminuyeron de forma más pronunciada. En cuanto a franjas de edad, las infecciones descendieron, sobre todo, en bebés y niños de hasta 14 años, y en jóvenes de 15 a 24.
El año pasado, 210.000 adolescentes y mujeres jóvenes (de 15 a 24 años) se infectaron por VIH en el mundo, la mitad que en 2010. En el caso de chicos y hombres jóvenes, la reducción fue del 44%, hasta los 140.000 actuales. Gracias a la caída de contagios de mujeres y la mayor cobertura del tratamiento del VIH, el número de nuevas infecciones en niños en todo el mundo entre 2010 y 2022 ha caído un 58%, la cifra más baja desde los ochenta.
El informe de Onusida aplaude cómo el acceso a la terapia antirretroviral —que consigue controlar la replicación del virus y la progresión de la enfermedad, pero no curarla— se ha expandido en África subsahariana, Asia y el Pacífico, que en conjunto albergan alrededor del 82% de todas las personas que viven con VIH en el mundo. Peter Ouma Ojunga, de 53 años, de Migori County, al suroeste de Kenia, es uno de ellos. “Me casé con el amor de mi vida en 2004, pero mi esposa, seropositiva, mintió sobre su situación, y me contagié”, cuenta por teléfono a este diario. Hoy, lidera un grupo de apoyo a personas seropositivas y su carga viral es indetectable gracias a los antirretrovirales que usa a diario. Como él, unos 29 millones de personas en todo el mundo recibieron tratamiento antirretroviral en 2022, el 76% de los 39 millones de personas que viven con VIH, según Onusida. De acuerdo con el informe, si la tendencia se mantiene, el objetivo de la ONU de llegar a 35 millones de personas en tratamiento contra el VIH para 2025 estará al alcance de la mano. Las cifras parecen prometedoras: la terapia antirretroviral aumentó su cobertura de 233.000 personas en 2019 a más de 2,5 millones en 2022. En el caso de embarazadas y lactantes, el 82% de quienes viven con VIH accedieron al tratamiento, calcula la ONU, frente al 46% de 2010. Los aumentos más pronunciados del uso de estos medicamentos se produjeron en África oriental y meridional.
El obstáculo de las leyes homófobas
En los países donde las relaciones del mismo sexo están criminalizadas, la prevalencia del VIH es cinco veces más alta entre hombres gais, según cálculos de Onusida. Y, cuando esta persecución es reciente, esta se multiplica por 12. Por este motivo, la prevención y el tratamiento del sida se enfrentan en África a un reto difícil: el recrudecimiento de la homofobia y las leyes discriminatorias. Uganda aprobó en mayo una durísima legislación que condena a cadena perpetua a quienes tengan relaciones sexuales con personas del mismo sexo, a 20 años de cárcel “la promoción de la homosexualidad” y a pena de muerte la “homosexualidad agravada” (relaciones sexuales de personas seropositivas). Activistas LGTB, pacientes y personas de riesgo ya empiezan a ver los efectos negativos de esta polémica norma, denuncian maltrato médico y amenazas y temen que los programas de tratamiento y divulgación desaparezcan por falta de fondos.
Onusida celebra en su nuevo informe avances como los de varios países que han eliminado leyes perjudiciales en los últimos dos años. Singapur, Antigua y Barbuda, Barbados, las Islas Cook y San Cristóbal y Nieves han despenalizado las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, detalla.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida, subraya en la nota de prensa de la ONU que la humanidad está ante una oportunidad imperdible. “Las generaciones futuras podrían recordar a los líderes actuales como los que fueron capaces de poner fin a la pandemia más mortal del mundo. Podrían salvar millones de vidas y proteger la salud de todos. Podrían demostrar todo lo que un buen liderazgo es capaz de conseguir”.
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