10 fotosINFANCIAEl trabajo infantil en Afganistán, un flagelo difícil de erradicarTras la llegada de los talibanes y el empeoramiento de la crisis económica, miles de niños se ven obligados a trabajarÁngel SastreKabul (Afganistán) - 15 ago 2022 - 05:30CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceFaram es uno de los llamados “niños del incienso”. Trabaja en las calles de Kabul bendiciendo coches. Remueve la olla de hojalata hasta que arde la hierba. Según antiguas creencias, tras rodear tres veces un auto con su humo, ahuyenta los malos espíritus y los protege de accidentes.Ángel SastreVarios de los compañeros de Faram murieron en áreas rurales por los combates o fueron reclutados por distintas guerrillas. El conflicto, que ya dura 20 años, la desnutrición o los matrimonios forzados infantiles, son solo algunas de las amenazas que enfrentan los menores.En el mercado, Admeniyah, de 11 años, alimenta, habla e incluso les pone nombre a los pájaros que luego vende. Son la mascota predilecta en Kabul. Él no puede permitirse tener uno de mascota: gana medio dólar al día. Tampoco recibe educación, como otros 3,7 millones de niños en Afganistán.Ángel SastreEl lago de Qargah, a las afueras de Kabul, era uno de los sitios más turísticos en la ciudad. Algunos niños recolectan la basura olvidada por los escasos turistas que quedan. Ángel SastreFhama, de tan solo 8 años, dice que tiene fiebre y que quizás se trate de sarampión, una de las enfermedades que más se ensaña con los niños. Un millón de menores de cinco años podrían morir en los próximos meses, gravemente desnutridos, y tres millones sufren de desnutrición aguda.Ángel SastreVarios niños venden té en las colinas del lago Qargah, a las afueras de Kabul. La mitad de la población de Afganistán, más de 18 millones de personas necesitan ayuda humanitaria de forma urgente. Entre ellos están casi 10 millones de niños.Ángel SastreYasina y sus hermanas venden té como único sustento. Con 12 años, y pese a la reciente ley decretada por los talibanes que obliga a las mujeres a taparse la cara, lleva el rostro al descubierto. Ángel Sastre“Me levanto a las siete, limpio y trabajo todo el día aquí, viendo las flores, sin nada más que hacer”, dice Yasina. El régimen talibán no permite a las mujeres trabajar, practicar deporte, estudiar o viajar solas sin la compañía de un hombre. Tras la llegada de los talibanes, la pobreza ha aumentado y 14 millones de niños y adolescentes se enfrentan a niveles de hambre que ponen en peligro su vida, obligando a los padres a tomar medidas extremas, como enviarlos a trabajar.Ángel SastreUnos niños juegan en los campos de amapolas que florecen en las montañas de Kandahar. Los talibanes han decretado que este año sea la última cosecha. Muchas familias viven de la recolección de las adormideras.Ángel SastreAbdullah, de 13 años, realiza leves incisiones en las cabezas de las adormideras, todavía verdes. Los cortes exudan un líquido que, seco, se convierte en una resina pegajosa marrón con la que se procesa el opio. Por 20 jornadas gana unos 450 dólares. Es el único sustento de su familia.Ángel Sastre