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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ayudar a que los bebés prematuros sobrevivan

Se han dado pasos importantes para aumentar la tasa de supervivencia de los niños que nacen antes de tiempo, pero también es necesario considerar otros factores de riesgo para asegurarnos de que todas las madres, incluidas las de entornos de bajos recursos, traigan al mundo un bebé sano

La estudiante de secundaria Jackline Bosibori, de 17 años, durante una ecografía en el Hospital Clínico de Tabitha de Kibera, en Kenia, el 2 de octubre de 2020.
La estudiante de secundaria Jackline Bosibori, de 17 años, durante una ecografía en el Hospital Clínico de Tabitha de Kibera, en Kenia, el 2 de octubre de 2020.MONICAH MWANGI (Reuters)

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Las complicaciones del nacimiento prematuro son la principal causa de muerte global de niños menores de cinco años. De los 15 millones de bebés nacidos antes de la semana 37 de embarazo cada año, aproximadamente un millón perecerá. Sin embargo, nuevos estudios realizados en centros de atención secundarios y terciarios en Bangladés, India, Kenia, Nigeria y Pakistán ofrecen la esperanza de aumentar las tasas de supervivencia.

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Estos países tienen algunas de las mayores tasas mundiales de nacimientos prematuros. Pero un ensayo clínico aleatorizado, conocido como Corticoesteroides Prenatales para Mejorar Resultados en Nacimientos Prematuros (WHO ACTION-I) demostró que la administración del esteroide dexametasona a mujeres embarazadas con riesgo de alumbrar antes de tiempo en entornos de bajos recursos puede aumentar las posibilidades de supervivencia de sus bebés, sin elevar la incidencia de infecciones bacterianas en las madres. De cada 25 mujeres tratadas con el esteroide, se salvó la vida de un bebé prematuro.

Como joven doctor que se formaba en un hospital escuela en Nigeria, yo realizaba transfusiones de sangre en bebés prematuros con ictericia. Es un proceso tedioso que puede producir infecciones en los recién nacidos. La posibilidad de ahorrarles a las madres y sus hijos estos procesos que pueden amenazar sus vidas es una razón para considerar como un salvavidas el ensayo WHO ACTION-I.

Sin embargo, con todo lo importantes que sean los resultados del ensayo, este tratamiento para madres en riesgo no puede salvar a cada bebé. Existen al menos otras cuatro formas de abordar algunos de los factores de riesgo de nacimiento prematuro, y así aumentar la supervivencia del niño.

Primero, cada embarazada debería asistir a clases prenatales impartidas por trabajadores sanitarios capacitados. Son excelentes plataformas de información para las mujeres y sus parejas en las que pueden aprender qué es un embarazo seguro y analizar si padecen factores de riesgo, como hipertensión y diabetes. Las gestantes también pueden someterse a exámenes de ultrasonido para detectar embarazos múltiples y debilidad cervical. Si se encuentra alguna de estas situaciones, el embarazo se puede designar como “de alto riesgo” y manejarse de manera conservadora, por lo general por un obstetra.

En Nigeria, dos tercios de las mujeres embarazadas ya asisten a algún tipo de clínica prenatal. Si bien la covid-19 ha limitado la frecuencia de las visitas, a veces se ofrecen en línea o mediante visitas comunitarias de trabajadores sanitarios para que las pacientes no tengan que recorrer largas distancias. Una de las más destacadas matronas nigerianas, Tolu Adeleke, imparte clases de preparación en línea para el parto.

En Nigeria, dos tercios de las embarazadas ya asisten a algún tipo de clínica prenatal

En segundo lugar, todas las mujeres deberían parir en instalaciones sanitarias bajo la supervisión de profesionales capacitados. No es así en muchas partes del planeta. Varios estudios indican que un 59% de los partos en Nigeria ocurren en el hogar, un 33% de los que se dan en Bangladés son supervisados por asistentes tradicionales y que un 53% de los nacimientos en Kenia tienen lugar fuera de las instalaciones hospitalarias. Llevar a cabo un alumbramiento en un centro sanitario eleva las tasas de supervivencia del recién nacido, en especial para mujeres con riesgo de parto prematuro. Las autoridades deberían desplegar trabajadores sanitarios a nivel comunitario para difundir información sobre los riesgos de dar luz en el hogar y acompañar a las embarazadas a dichos centros.

Si bien esta estrategia no puede dar respuesta a todas y cada una de las razones por las que algunas mujeres dan luz en sus hogares —como, por ejemplo, que el centro de salud sea difícil de acceder por la distancia—, puede ayudar a superar la simple carencia de conocimientos acerca de los beneficios. En 2016, EpiAFRIC evaluó el Proyecto SURE-P de Salud Materno-Infantil, una de las mayores intervenciones de salud materna implementadas en el país. Uno de los principales hallazgos fue que, tras el lanzamiento del proyecto, un 32,1% más de embarazadas dieron a luz en instalaciones sanitarias. Este aumento además llevó a que más recién nacidos fueran vacunados contra la polio, la hepatitis B y la tuberculosis.

Cuando una madre ha recibido educación es más probable que asista a clínicas prenatales

Tercero, hay que mejorar los servicios neonatales que aumentan las tasas de supervivencia de los nacidos prematuramente. Un ejemplo es el caso de la madre canguro, que ayuda a mantener tibios a los recién nacidos. Sus crías pueden sufrir de hipotermia y, en este caso, son sostenidas (usualmente por la madre) con un contacto de piel a piel que les da calor. En situaciones en que la madre no puede, su pareja puede sustituirla. Otra intervención que puede mejorar las tasas de supervivencia es el acceso a fuentes alternativas a la leche materna. Inmediatamente tras el nacimiento es más difícil comenzar a hacer lactar a un bebé prematuro, y los bancos de leche materna puede proveer insumos examinados y pasteurizados. Estudios realizados en Etiopia muestra que es más probable que las madres acepten leche materna donada cuando están bien informadas al respecto.

Por último, todas las niñas deberían estar matriculadas en la escuela. Cuando una madre ha recibido educación es más probable que asista a clínicas prenatales, dé a luz en instalaciones sanitarias y practique otras conductas saludables. Pero más de 130 millones de chicas están fuera del sistema escolar a nivel global, y los confinamientos por la covid-19 no harán más que elevar esta cifra. El vínculo entre educación y conductas saludables subraya el impacto de las condiciones sociales externas sobre los resultados sanitarios. Todos los actores implicados, como planificadores de salud, administradores de programas, Gobiernos, el sector privado y los donantes deben tener en cuenta esas condiciones a la hora de planificar intervenciones.

El ensayo WHO ACTION-I es un paso importante para aumentar la tasa de supervivencia de los bebés prematuros. Pero también es necesario considerar los otros factores de riesgo para asegurarnos de que todas las madres, incluidas las de entornos de bajos recursos, traigan al mundo un bebé sano.

Ifeanyi M. Nsofor es médico y miembro sénior de Atlantic Fellows for Health Equity en la Universidad George Washington, y director ejecutivo de EpiAFRIC y director de Políticas y Promoción del Observatorio de Salud de Nigeria. Su cuenta en Twitter: @ekemma.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen. Copyright: Project Syndicate, 2020.

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