12 fotosTejer para resistir: conoce a las abuelas radicales de TailandiaUn grupo de campesinas de la tercera edad del norte del país asiático ha decidido acabar con la contaminación minera imperante en su región con agujas e hilo como armasValeria MongelliTailandia - 07 oct 2020 - 19:39CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceRanong Kongsaen, de 59 años, es la fundadora del colectivo de las Abuelas Radicales en el pueblo de Na Nong Bong, en la provincia de Loei, en el noreste de Tailandia. Las mujeres del colectivo tejen telas de estilo tradicional y luego las venden para financiar la protesta de los aldeanos contra Tungkum Limited, la empresa minera que envenenó presuntamente sus tierras y el agua. Ranong es también una de las líderes del grupo Khon Rak Ban Kerd (Gente que ama a su patria), una organización fundada por las comunidades que rodean la mina de oro para luchar pacíficamente por la justicia ambiental.Valeria MongelliUna calle de la localidad de Na Nong Bong. Antes de que comenzaran las actividades mineras, los vecinos llevaban una vida sencilla y tranquila. La agricultura era su principal fuente de ingresos, y la mayoría de ellos se ganaba la vida con la producción de caucho, arroz y soja. En 2006, la empresa minera tailandesa Tungkum Limited comenzó a extraer oro cerca del pueblo. Primero, los aldeanos se quejaban del ruido y el polvo producido a consecuencia de las explosiones de rocas. Más tarde denunciaron problemas de salud relacionados con intoxicaciones. Según la ONG Fortify Rights, una investigación gubernamental de 2007 encontró en los ríos y corrientes subterráneas de agua de la localidad niveles peligrosos de cianuro, arsénico y manganeso. Estas sustancias químicas son conocidas por ser utilizados en la minería de oro. A partir de 2009, el Gobierno advirtió a los residentes que no usaran las fuentes de agua locales para beber, bañarse y cocinar. Más tarde, se pidió a los aldeanos que dejaran de comer caracoles y cangrejos de los ríos de la zona.Valeria MongelliUna vista de la mina. La mina ya no está en funcionamiento, porque la licencia de Tungkum Limited expiró en 2013. Según los aldeanos, después de que el permiso caducara, la empresa quiso retirar el mineral que habían extraído previamente del yacimiento minero. Entre 2013 y 2014, los vecinos erigieron barricadas en la carretera con el fin de impedir el acceso a la mina. La noche del 15 de mayo de 2014, unos 150 hombres enmascarados armados con palos y armas destruyeron las barricadas y golpearon a los aldeanos, mientras los camiones sacaban el mineral de la mina. La policía y las autoridades provinciales no intervinieron ni respondieron a las quejas de los afectados esa noche. En 2016, la Audiencia Provincial de Loei condenó a un teniente coronel del Ejército y a un teniente general retirado por su participación en los ataques. Según los vecinos y Fortify Rights, desde 2014 los miembros de la comunidad han sido objeto de acoso e intimidaciones reiteradas, tanto por parte de Tungkum Limited como de las autoridades tailandesas.Valeria MongelliDetalle de una de las oficinas en el interior del yacimiento minero. Bajo las pantallas puede leerse un cartel que dice "Licor de cianuro". Según Fortify Rights, un informe del Gobierno de 2007 revelaba que Tungkum Limited supuestamente incumplió 13 normas ambientales cuando realizaba sus actividades mineras en la provincia de Loei, como el no gestionar adecuadamente la contaminación por cianuro o los tanques de desintoxicación.Valeria MongelliKan Jutano, de 62 años y residente de la zona que rodea la mina, mira por la ventana mientras sostiene en brazos a su nieta. Su marido murió de esclerosis lateral amiotrófica hace cinco o seis años; no puede recordarlo. Los análisis de sangre revelaron una concentración anormal de mercurio en sangre, supuestamente causada por la contaminación ambiental relacionada con las actividades mineras. "No podía andar", recuerda. "Sus músculos estaban atrofiados y tenía dolor por todas partes." Kan solía trabajar en una plantación de árboles de caucho para pagar sus medicinas. En diciembre de 2018, la Audiencia Provincial de Loei condenó a Tungkum Limited a pagar 104.000 baht (unos 2.800 euros) a 149 familias afectadas por las actividades mineras. El tribunal también ordenó a la empresa que limpiara la contaminación y restaurara el medio ambiente.Valeria MongelliWanpen Kunna, de 21 años, junto a la entrada del centro de Na Nong Bong. El cartel dice: "Centro para tejer contra la mina". Tungkum Limited presentó una denuncia por difamación criminal contra ella cuando tenía 15 años. Los cargos se referían a su intervención en un videoclip informativo en el que afirmaba que las aldeas y los recursos hídricos cercanos a la mina se habían visto afectados por el impacto de las actividades mineras. Todos los cargos fueron desestimados en 2016.Valeria MongelliTam Laem Saichumloem, miembro del colectivo, teje en su telar. Las mujeres de Na Nong Bong fundaron el colectivo de las Abuelas Radicales para recaudar fondos para la lucha a favor del medio ambiente a través de la venta de textiles tejidos a la manera tradicional. En 2016, con la ayuda de seis universitarios estadounidenses en un programa de estudios en el extranjero, crearon una empresa internacional para vender sus productos a escala mundial.Valeria MongelliDetalle de las manos de una tejedora. Las tejedoras cultivan algodón orgánico en las plantaciones que rodean el pueblo y luego hilan las fibras de algodón en su casa. Gracias al colectivo, las mujeres de Na Nong Bong obtienen ingresos y apoyan las actividades contra las minas, desempeñando así un papel más activo en la lucha de la comunidad. Valeria MongelliSompong Lamsiri, de 61 años, hermana de Ranong Kongsaen y miembro del colectivo, posa con una bufanda tejida por una de las abuelas radicales. Es la propietaria del terreno donde se construyó el centro y decidió donarlo a la comunidad. Tras ella pueden verse algunas herramientas para tejer. Muchos telares de madera se han transmitido de generación en generación. Valeria MongelliPrimer plano de la mano de Ranong Kongsaen sobre las bufandas tejidas por las abuelas radicales. A pesar de la decisión judicial a su favor, los vecinos afirman que no han recibido ninguna compensación de Tungkum Limited y que no se ha hecho nada para recuperar el medio ambiente. "No se hicieron responsables de nada de lo que sucedió aquí", afirma Ranong. "Dijeron que no era culpa suya. De modo que abandonaron el lugar sin rehabilitarlo antes". Tungkum Limited se declaró en bancarrota en febrero de 2018, en una demanda relacionada con un caso separado. Preguntada por este periódico, Tongkah Harbour Public Company, la empresa matriz de Tungkum Limited, negó cualquier responsabilidad por cuestiones relacionadas con Tungkum Limited.Valeria MongelliPrimer plano de las telas tejidas por las abuelas radicales. Las integrantes del grupo donan 50 baht (alrededor de 1,35 euros) de sus ganancias por cada prenda al grupo Khon Rak Ban Kerd, con el fin de financiar las actividades antimineras. Además, el colectivo de las Abuelas Radicales dona el 35% de sus ingresos por las ventas internacionales al grupo Khon Rak Ban Kerd. Este emplea el dinero para costear los viajes al juzgado, los honorarios legales y el alojamiento y la manutención de los aldeanos y los abogados. Hasta ahora, los vecinos de Na Nong Bong han gastado más de 1 millón de bahts (más de 27.000 euros) defendiéndose en los tribunales. Valeria MongelliRanong Kongsaen cogida de la mano de su nieta en la entrada de Na Nong Bong. El letrero al fondo dice: "Cerrad la mina. Rehabilitad. Este pueblo no quiere la mina". Las mujeres del grupo Khon Rak Ban Kerd recibieron un premio de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por su defensa de los derechos humanos en el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 2016. "Sigo luchando por las generaciones futuras", remacha Ranong. "No quiero que las próximas generaciones pregunten por qué esta generación no hizo nada para [...] cambiar las cosas. Si tengo que morir por [...] luchar duro contra la injusticia, merece la pena morir de esa manera".Valeria Mongelli