Estos retratos de músicos se tomaron tras sus actuaciones, momentos después del regreso al hotel. Un instante posescénico que genera otra escena. Una atmósfera parpadeante de luces y sombras que ambientan la transición anímica entre el ser y el estar. El músico como personaje da pie al músico como persona. Ese preciso instante en el que se silencia el eco de lo divino y habla lo humano