_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Soledades

Hay demasiada gente encerrada en su ordenador y pasa rápido de la desgana a la obsesión cuando le ofrecen una manera impactante de participar en un engaño colectivo

Una joven utiliza su ordenador tumbada en un sofá.
Una joven utiliza su ordenador tumbada en un sofá.Jaime Villanueva

Hay días buenos, malos o derrotados. Son muy difíciles los días derrotados, porque la falta de esperanza empuja hacia el escepticismo o hacia la sonrisa cínica. Suena el despertador, las noticias empiezan a insistir en la radio, en los periódicos, el mundo continúa con su rutina del mal, y todo supone una repetición. ¿Sobre qué escribo hoy? Da lo mismo, sobre cualquier cosa. Lo que parece un recurso fácil es un riesgo, porque los sentimientos desganados navegan con facilidad entre la falta de compromiso y las obsesiones. La otra cara del chiste fácil es el fanatismo. Solo hay un paso entre no creer en nada y acabar en las manos de un dogma. De ahí que desemboquen en compañías autoritarias las estrategias del circo político que sustituyen las verdades por golpes de efecto.

La derrota, el yo no tengo de lo que escribir, dimito, no es una forma de irse, sino de abandonarse a la obsesión. Es lo que estudia la sociología cuando intenta comprender por qué las noticias falsas tienen más éxito que la información veraz en las redes. Hay demasiada gente sola, encerrada en su ordenador, y pasa rápido de la desgana a la obsesión cuando le ofrecen una manera impactante de participar en un engaño colectivo. Mejor engañarse juntos, odiar juntos. Por eso me parece imprescindible comprender la realidad, aprender a negociar con la soledad, saber cuáles son los asuntos que nos salvan de ella. Que la derrota no se convierta en desgana.

No estás sola, alguien te ama en la ciudad, no tengas miedo… Recuerdo una canción de Miguel Ríos que me acompaña desde hace mucho tiempo. Una almohada para soñar. Pienso en mi familia, en mis mayores, mis hijos, mis amigos, mi trabajo… y combato la desgana. La vida recompensa. Me gusta escuchar y leer no solo la necesidad de conseguir un alto el fuego, sino de reconocer un Estado palestino.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_