Diferente
Echar la mirada atrás, observar todo el camino recorrido y lo que todavía queda por recorrer para llegar al ansiado sueño, vivir en paz y que te traten como una más. Es duro, porque una vez creces, observas que niños como tú están pasando por lo mismo, e inevitablemente los oscuros recuerdos brotan. Las humillaciones en clase y los insultos racistas. Todo empezó en la transición de infantil a primaria, entonces fui consciente de que no era igual, por más que me esforzara, era una lucha a contracorriente contra la ignorancia. Recuerdo las reuniones de la tutora con mi madre, donde le echaba en cara que debía meterme en mis asuntos. “Meterme en mis asuntos”, la expresión que solían utilizar respecto a tener empatía y defender mis derechos. Al principio me costó entender por qué era “diferente”, pero, al final, con el tiempo lo entendí, ellos no se fijaban en todo lo que nos unía, se fijaban en nuestras diferencias. Entonces pensé, qué aburrido sería el mundo si todos fuésemos iguales.
Najlaa Tabit Sebbar. Castejón
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