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Marcelo Ebrard, sobre sus aspiraciones presidenciales: “Para eso entré a la política, pero no estoy pensando en 2030”

El excanciller, que ha tomado un papel clave en la campaña de Sheinbaum, habla por primera vez de la crisis derivada de la interna presidencial de Morena y de su reencuentro con la candidata. “Esta ciudad difícilmente va a votar por una combinación PRI-PAN”, dice sobre las elecciones en la capital

Marcelo Ebrard
Marcelo Ebrard en Ciudad de México.Aggi Garduño
Zedryk Raziel

Marcelo Ebrard ha reencauzado su camino político. Exjefe de Gobierno de Ciudad de México (2006-2012) y exsecretario de Relaciones Exteriores de Andrés Manuel López Obrador, Ebrard tiene uno de los roles más importantes en la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum y también asesora a Clara Brugada, candidata del oficialismo al Gobierno de la capital. Ebrard, de 64 años, forma parte del equipo designado por Sheinbaum para preparar la revisión del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, el TMEC. Además, llega a las elecciones del 2 de junio con una candidatura plurinominal al Senado, un rol que le dotará de gran capital político y que garantiza que durante los próximos seis años tenga un papel preponderante en la discusión pública.

Ebrard intentó el año pasado ser el candidato presidencial de Morena. La designación recayó en Sheinbaum, con base en los resultados de una encuesta que él cuestionó duramente. Autor de El camino de México, el libro autobiográfico con el que promocionó sus aspiraciones, Ebrard puso en vilo su permanencia en el partido fundado por López Obrador. Se retiró a reflexionar varias semanas, en las que dejó alimentar las especulaciones sobre el sendero que seguiría, entre la ruptura y la unidad. En aquellos días insistía en que su meta era la presidencia de México y rechazaba la posibilidad de aceptar la senaduría como premio de consolación.

Hoy, Ebrard, que por primera vez habla de aquel periodo de crisis, atempera el alcance de sus aspiraciones presidenciales. En entrevista con EL PAÍS, revela que nunca se vio ni habló con López Obrador para tomar una decisión sobre su futuro, y que tuvo un solo encuentro con Sheinbaum en el que ella reconoció que hubo fallos en la contienda interna y se comprometió a que no habría persecución contra los simpatizantes de Ebrard. También cuenta que nunca tuvo como plan B ser el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano (fue una “opción mediática”, dice), y asegura que no tiene planes de abandonar la formación guinda.

Pregunta. ¿Hay preocupación por la elección de Ciudad de México, dada la poca distancia que hay entre Clara Brugada y Santiago Taboada?

Respuesta. No. De acuerdo a todas las encuestas que conozco, Clara trae un margen como de 10 puntos. Hay dos momentos excepcionales en la ciudad en lo que va del siglo: en el año 2000, en donde ganamos —no existía Morena, era el PRD— con un porcentaje muy apretado; el otro momento fue en 2012, que nos fue muy bien en la elección, los candidatos sacaron 64% y ganamos 14 alcaldías. Saca esos dos momentos. Mi elección [en 2006], la de Claudia [en 2018], y ahora la de Clara tienen un factor parecido, incluso Clara tiene un margen un poquito mayor. Entonces, hay que verlo en esa perspectiva. Si ella gana por ocho puntos, es un margen importante, yendo la oposición combinada.

P. Y, sin embargo, ¿qué significaría para la izquierda perder su bastión?

R. Sería muy mala noticia. Nos obligaría a repensar muchas cosas, tendríamos que hacer un análisis autocrítico. Ahora, yo creo que esta ciudad difícilmente va a votar por una combinación PRI-PAN. Primero, el PRI en la ciudad es quizás el partido peor visto; por más que estés en contra de Morena, para votar por el PRI sí necesitas un esfuerzo muy grande, necesitas olvidar todo lo que pasó; el nivel de rechazo que tiene el PRI es de más de 60%. Y luego el PAN es un partido muy conservador, muy convenenciero, que se opuso a la agenda de interrupción legal del embarazo y el matrimonio igualitario. Un partido conservador en la ciudad más progre del país es un contrasentido.

P. ¿Cuál es su balance de la Administración de Sheinbaum en la ciudad?

R. Tuvo un muy buen desempeño en seguridad, iniciativas relevantes como el cablebús, logró manejar muy bien la pandemia, que fue una prueba extrema. Entonces, si manejó bien la seguridad y una crisis mayor, pues es una gente competente. Creo que esos dos logros, más otras cosas que hizo, son suficientes para acreditar sus capacidades.

P. ¿Qué espera del gobierno de Sheinbaum, si gana?

R. Ella dice: vamos a hacer el segundo piso. Me parece un buen planteamiento: utilicemos los cimientos que ya hay para edificar lo que sigue. Mejoremos lo que tengamos que mejorar, sustituyamos aquello que no nos dio los resultados que queríamos, preparémonos para un nuevo escenario. ¿Qué se necesita en este segundo piso? Aumentar la reducción de la pobreza de México, completar el servicio de salud universal, tener una tasa de inversión pública y privada muy alta, y desde luego, la revisión del TMEC, que salga adelante y que aumentemos el valor de nuestra economía.

P. López Obrador ha dicho que se retirará de la vida pública. ¿Cómo vislumbra un país sin su figura?

R. Viene ya la etapa de Claudia, la primera mujer presidenta, con su propio estilo, sus propias ideas, sus iniciativas. La experiencia que yo tuve en la jefatura de Gobierno es que él jamás intervino, nunca me habló por teléfono, nunca me dio recomendaciones de nombrar a nadie, fue muy respetuoso en ese tiempo; entonces, no veo por qué se piensa otra cosa, es lo que ha sido su comportamiento; de haber sido distinto, seguramente habría sido notorio, pero no, fue muy respetuoso. Yo creo que eso es lo que vamos a ver.

P. Ha sido un presidente con un carisma que ha servido para mantener unido al partido. ¿Sheinbaum tendrá el mismo liderazgo?

R. Se lo va a dar el pueblo el 2 de junio, y por supuesto que es el lugar que le corresponde, ella va a dirigir el país, eso es lo que vamos a ver.

P. Hay un hueco en su biografía, referente a qué pasó en las semanas posteriores a la contienda interna de Morena. Usted denunció anomalías graves en el proceso interno.

R. No hay un hueco. Nosotros presentamos al partido lo que habíamos visto, de ahí tuve una reunión con Claudia y le expliqué lo que vimos, y le dije: bueno, en esta reunión no vengo a hablar de otra cosa sino ver cuál es tu visión sobre el futuro de Morena, porque estas prácticas no pueden ser, ni ahorita ni en el futuro. Y entonces me mandó un documento, el 13 de noviembre, donde se reconoce una serie de cosas, se dice que efectivamente ocurrieron, que se van a sancionar, que hay que llamar a Morena después de la elección a una reflexión de hacia dónde se va a caminar.

P. ¿Le satisfizo esa explicación?

R. Nosotros somos la segunda fuerza dentro de Morena, con un 26%. Entonces, la reflexión es muy sencilla: ¿cómo representas a ese porcentaje si te vas de Morena? Simplemente es como decirles: su voto no contó para nada. Porque yo lo que ofrecí en la campaña es: vamos a hacer la siguiente etapa de la Cuarta Transformación, no les dije que vamos a ir por otra cosa distinta. Y además yo formé este movimiento también desde hace ya 24 años, entonces sería absurdo.

P. ¿Cambió algo?

R. Que te reconozcan que es cierto lo que dices, porque, si no, entonces eres un berrinchudo, ambicioso, vulgar; dos: identificar qué es lo que tenemos que cambiar; y tres: el compromiso de que lo tenemos que cambiar pasada la elección.

P. Usted tenía la impresión de que esas anomalías sí habían sido determinantes. Tanto, que pedía que se repusiera el proceso.

R. Sí, pero es muy difícil que lo pruebes, te vuelves a meter al debate de qué es determinante, qué no, hay muchas cosas que te cuesta trabajo probar al 100%, y eso siempre sucede en todos los procesos electorales. Si no lo iban a desechar, entonces te vas al Tribunal, ¿pero qué logras? ¿Cuál es tu objetivo? ¿Es hacerle daño a Morena? O sea, ¿a dónde quieres llegar? Yo creo que siempre hay que preguntarse eso: no callar frente a lo que viste, presentar las pruebas que tienes con toda integridad, no inventar cosas, y buscar que el partido que formamos con 24 años de trabajo no se pierda.

P. Las irregularidades persisten, ahí están, ¿usted hizo borrón y cuenta nueva?

R. No. Borrón y cuenta nueva es no es decir nada, no salir en conferencia de prensa a decir: esto estuvo mal. Teníamos la obligación de decirlo por nuestra gente, la gente que votó por nosotros y que nos cree; lo otro pues es una componenda, “no pasó nada”.

P. ¿Ya hubo sanciones contra los responsables?

R. Pues están en eso, varios fueron excluidos de candidaturas. La primera sanción es que no participes.

P. ¿Qué pasó con la opción de MC? ¿Consideró ser su candidato?

R. La opción de Movimiento Ciudadano es una opción mediática, yo nunca tuve una reunión con la dirigencia de MC. Dante Delgado es mi amigo y seguirá siendo mi amigo durante muchos años, fue un compañero muy leal de la causa de Andrés Manuel muchos años. Pero yo nunca le dije a Movimiento Ciudadano: oigan, yo quiero ser candidato. Ellos siguieron su proceso. Yo creo que algunos de ellos sí tenían simpatías por tu servidor, pero yo no tomaría la decisión de abandonar el movimiento. Entonces, imagínate, irme a meter a otra encuesta, y luego decir: no, fíjate que recorrí el país para defender la Cuarta Transformación, pero ahora la vamos a atacar.

P. ¿Usted se vio o habló con López Obrador?

R. No.

P. ¿Por qué?

R. Ya no es un tema de él. Es un tema de Claudia.

P. Pero hubo una reunión entre López Obrador y los aspirantes.

R. Sí, llegó con las reglas y todo. Pero ¿para qué lo ibas a buscar? Había que hablar con Claudia: ¿qué es lo que piensas tú para el futuro de Morena? Ya con Andrés ¿qué, cuál sería el objetivo?

P. ¿Usted no lo buscó ni él a usted?

R. ¿Para qué?

P. ¿Y eso en sí mismo no es un mensaje?

R. No, a ver, ya la que tiene el bastón [de mando] pues es Claudia. Pues hay que hablar con ella, por eso busqué la reunión y se dio en noviembre. Ya a partir de que Morena sostuvo y presentó el resultado de la encuesta en favor de Claudia, pues ya para todos los efectos prácticos ella es la que lleva la conducción política, es con quien tienes que ver esto, es sobre el futuro de Morena.

P. En esa reunión con Sheinbaum, ¿qué más pasó?

R. Yo le comenté: esto es lo que pienso, estos son los argumentos que tenemos, y lo único que te pido es que no se persiga a quienes han militado en mi causa solo por ese hecho, porque, si eso sucede, entonces ¿para qué estamos aquí?

P. ¿Se ha respetado esa petición?

R. Pues ha habido de todo, hay gente que es muy... ya sabes, pero en general yo diría que hoy están participando en todo el país. Lo que estamos defendiendo es el principio de que tú puedas plantear tus ideas, tus preferencias, y eso no signifique la unanimidad forzosa. Tan sencillo como eso.

P. ¿Usted aún quiere ser presidente?

R. Pues yo para eso entré a la actividad política, si no, ¿para qué te metes? Pero no estoy pensando si 2030 o no 2030, lo que estoy pensando es que lo que acordamos se pueda llevar a cabo, que para la gente que creyó en nosotros efectivamente se cumpla lo que dijimos que íbamos a hacer, para eso estoy ahí, y defender los intereses de México. 2030 es muy lejos ahorita, esta elección aún ni se ha llevado a cabo.

P. ¿En qué estado se encuentra su relación con López Obrador?

R. Pues es buena, pero no he estado en comunicación con él, porque estamos en otra cancha, en otro momento.

P. ¿Se quedará en Morena hasta el final?

R. ¿Qué es el final?

P. Algunos piensan que usted fundará otro partido, o se puede ir a la oposición.

R. No tengo pensado moverme, si así fuera ya lo habría hecho hace mucho.

P. ¿Cuáles son los retos en la revisión de TMEC?

R. El tratado ha sido un instrumento muy efectivo, creo que tiene grandes aportaciones, por ejemplo, que creó un sistema de solución de controversias, que son paneles, creo que eso nos conviene muchísimo a los dos países. Competir con Asia nos obliga a hacer un upgrade, avanzar más en esa dirección, tener una visión común. Ahora habrá que ver qué pasa en la elección de EE UU.

P. ¿Qué pasaría en el escenario de que gane Trump?

R. Bueno, el tratado lo hicimos con él, entonces no veo por qué habría de ponerlo en riesgo, si es producto de su estrategia.

P. ¿Qué hacer frente a la pandemia de fentanilo?

R. En Estados Unidos ha sido un fracaso estrepitoso la política de la DEA contra el fentanilo, el enforcement contra la oferta. Nosotros, desde México, estamos mejorando sustancialmente el control de puertos. El problema que tienes es que los precursores del fentanilo son sustancias lícitas, las usan para otros productos. La Marina y Cofepris han hecho todo un sistema de control de empresas que utilizan estos precursores. Es bien complicado. Otro punto es la supervisión de contenedores; nos llegan miles a ellos y a nosotros, en EE UU revisan el 5% de contenedores. Entonces, los estadounidenses no lo han podido controlar y nos exigen que nosotros controlemos. Habría que preguntarles: ¿entonces cómo circula en todo tu territorio?, ¿cuánto se produce de fentanilo en EE UU?, ¿por qué no lo has controlado? Lo productivo sería trabajar en conjunto en tratar ser lo más eficaces que podamos respecto a precursores.

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Sobre la firma

Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).
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