Ir al contenido
_
_
_
_

De Trump al huachicol: un año de “cabeza fría” en México

El Gobierno de Sheinbaum cierra un 2025 marcado por las estrategias de contención frente a los golpes de EE UU, con derivadas internas en materia economía, seguridad o corrupción

Nada más llegar a la Casa Blanca, Donald Trump cumplió sus amenazas de campaña con una batería de golpes: declaró la emergencia nacional en la frontera, calificó a los carteles como grupos terroristas y adelantó aranceles inminentes para el vecino del sur. “Esto no le va a gustar a México, pero ellos nos necesitan más que nosotros a ellos”, dijo entonces el magnate republicano con su tono habitual de arrogancia y provocación. La respuesta de México no fue inmediata. La presidenta, Claudia Sheinbaum, esperó al día siguiente, tratando desde el principio de marcar su propio ritmo y sortear las trampas del republicano. Finalmente, en La Mañanera de 21 de enero, la mandataria pidió calma, restó gravedad a los golpes explicando que prácticamente ya se lo esperaban, y cerró con una expresión que con el tiempo se ha convertido en un lema de gobierno durante este año: “Es importante tener la cabeza fría”.

La estrategia de “cabeza fría” ha trascendido la política exterior, abrumadoramente dominada por la turbulenta relación con el vecino del norte, y que le ha valido a la presidenta elogios de los grandes empresarios, la oposición y la prensa internacional. La combinación de prudencia y firmeza ha sido una de las marcas personales de Sheinbaum, con formación y carrera científica, durante su trayectoria política. Ya como presidenta ha prolongado ese estilo durante su primer año de mandato. Desde la estrategia de seguridad, a la gestión de una economía menguante, el relevo del fiscal general, los escándalos de corrupción que zarandean las altas esferas del gobierno y, por supuesto, la avalancha que supone Donald Trump, con derivadas internas en múltiples frentes.

La guerra comercial desatada por el presidente republicano ha puesto en vilo al mundo entero. En todo caso, el saldo con México comparado con otros países, es menos gravoso que la media. El TMEC, el tratado de libre comercio para Norteamérica, ha significado un blindaje considerable. En un contexto en el que casi un tercio de las exportaciones mexicanas tiene como destino al vecino de norte, solo los pocos productos que quedan fuera del tratado están sujetos al arancel del 25%. Fuera quedan también el acero y el aluminio, que tiene un gravamen del 50%. Mantener el blindaje del TMEC es una de las prioridades de la política comercial mexicana de cara a la renovación del tratado prevista para el año que viene. En un gesto de buena voluntad, Sheinbaum viajó este diciembre a Washington para tener su primer y breve cara a cara con Trump.

Una renovación ventajosa del TMEC cobra aún más importancia en un entorno de anemia económica para México, que ha logrado esquivar por la mínima la rescisión al cierre del año. Consciente de la importancia de las señales en momentos de incertidumbre, Sheinbaum mandó una de firmeza con la presentación a principios de año de sus primeros presupuestos, apenas un mes de su llegada al poder. Las cuentas contemplan más dinero para Sanidad y Educación, sin perder peso en la parte dedicada a los subsidios, la palanca por ahora más efectiva -junto a las subidas del salario mínimo- para seguir la senda de reducción de la pobreza. Pero el gesto de mayor contundencia fue el tijeretazo previsto al déficit, que creció abruptamente durante el sexenio anterior. El mensaje, una prioridad personal de la presidenta, buscaba calmar a los mercados en un entorno de menor consumo e inversión, entre otras razones, por la caída de las remesas desde EE UU, dado el declive de la migración y la expulsión de mexicanos por las agresivas políticas de Trump.

La agenda económica es una de las más sensibles a la relación bilateral, seguida de la seguridad. La clasificación de los carteles como organizaciones terroristas, los drones militares sobrevolando aguas mexicanas y la reciente designación del fentanilo como “arma de destrucción masiva” son movimientos que abren la puerta a una posible incursión militar estadounidense a México. La respuesta del Gobierno de Sheinbaum, además de elevar la voz ante las amenazas de una intervención sobre Venezuela con el pretexto del narcotráfico, ha sido un incremento de los arrestos y las incautaciones de droga, así como el envío de decenas de líderes encarcelados de las mafias del narcotráfico a prisiones de Estados Unidos.

La estrategia de seguridad ha sido uno de los cambios más evidentes con respecto al sexenio anterior. Con política de comunicación también mucho activa, van casi 40.000 detenidos y una rebaja de los asesinatos del 37%. Aunque los episodios de horror han seguido sucediendo. Como los centenares de bolsas con restos humanos encontradas en Jalisco, el asesinato en Michoacán del popular alcalde de Uruapan, o la proliferación de centros de adiestramiento del crimen organizado, alimentados con jóvenes captados con engaños y torturas para acabar convirtiéndose en sicarios, carne de cañón.

El caso del rancho de Teuchitlán, uno de los centros de reclutamiento forzado, fue uno de los últimos actos de servicio del fiscal general. Alejandro Gertz Manero puso la cara para negar que se tratara de un centro de exterminio como apuntaban los colectivos de buscadoras. La salida de Gertz, un viejo lobo político de 86 años, ha sido otra de las muestras de esa combinación de mano izquierda y determinación por parte de la presidenta. Tras años de cuestionamientos, expedientes estancados, filtraciones, choques internos y una sensación extendida de impunidad, Sheinbaum operó una renuncia pactada tras una ardua negociación. El relevo en la Fiscalía General supone el movimiento más audaz de la presidenta Claudia Sheinbaum desde que llegó al poder. La designación de Ernestina Godoy, una aliada histórica y figura central de su círculo político, es un golpe en la mesa, una señal de que Sheinbaum ha optado por asumir el control directo del aparato de justicia de México.

La salida de Gertz supone también más poder para el secretario de Seguridad, que ha colocado a varios de sus cuadros de máxima confianza en puestos clave de la fiscalía, al igual que sucede con otros cargos clave del aparato de seguridad. A Omar García Harfuch, coordinador además del Gabinete de Seguridad e interlocutor directo con sus pares estadounidenses, solo se le escapa por ahora el control territorial de los militares. La presidente Sheinbaum está apostado fuerte por su zar en seguridad, lo que ha provocado algún roce con el Ejército, que ha ido ganando mucho poder durante los últimos años de militarización de facto de la seguridad pública mexicana.

Los militares, por ejemplo, están a cargo de las aduanas del país. Y por ahí ha venido el mayor caso de corrupción hasta ahora. Una megatrama de contrabando de combustible, el llamado huachicol, incrustada en las altas esferas de la Marina. Casi a la vez, se destapó otro escándalo. El jefe de policía de Tabasco era al mismo tiempo el líder local del Cartel Jalisco Nueva Generación, una de las grandes mafias. El caso tiene aún más enjundia porque el gobernador que lo nombró es Adán Augusto López, hoy jefe de los senadores de Morena y uno de los operadores más influyentes y eficaces del morenismo, pese a algunos desencuentros con la agenda de la presidenta. La polémica en torno al senador fue creciendo al destaparse en verano unos ingresos millonarios que no presentó en su declaración patrimonial ante el parlamento.

Sheinbaum ha ido gestionando estos escándalos enviando, por un lado, señales de firmeza contra la corrupción y por otro, mensajes de prudencia hasta que las investigaciones judiciales avancen. Una estrategia que buscaba marcar el paso dando respuestas rápidas y contundentes, consciente del potencial coste para su principal capital político: la renovación de las instituciones. Al cierre del 2025, la presidenta mantiene su alto nivel de aprobación, pero comienza a resentir el desgaste del Gobierno, especialmente por la crisis de seguridad, los casos de corrupción, y las manifestaciones alentadas por jóvenes y dirigentes opositores. La cifra de apoyo, del 74%, sigue siendo muy alta en comparación con sus antecesores, pero es la más baja desde el inicio de su administración.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

David Marcial Pérez
Reportero en la oficina de Ciudad de México. Está especializado en temas políticos, económicos y culturales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en El País. Antes trabajó en Cinco Días y Cadena Ser. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y máster en periodismo de El País y en Literatura Comparada por la UNED.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_