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GUÍA GASTRONÓMICA DE MÉXICO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Piantao, un edén al sur de la Ciudad de México para los amantes de la comida argentina

El exfutbolista Mario Marcelo Favaretto consiguió algunos socios y armó un equipo para abrir este restaurante de especialidad en Plaza Cuicuilco

Restaurante argentino Piantao en Ciudad de México
Ensalada Re Pintada de corazón de lechuga y setas marinadas a la parrilla con queso de cabra empanizado y aderezo.Aggi Garduño

El síndrome del Jamaicón nació con el futbolista de las Chivas, José Jamaicón Villegas, que abandonó la selección mexicana previó a un mundial porque añoraba la comida mexicana y a su mamá. La historia no es clara, unos cronistas dicen que fue antes de Suecia 58, otros que de Chile 62, el hecho es que el Jamaicón quería chalupas, frijoles y birria, más que levantar la copa.

Chistorra y chorizo argentino en la parrilla del restaurante Piantao.
Chistorra y chorizo argentino en la parrilla del restaurante Piantao.Aggi Garduño

Ese síndrome lo hemos sufrido todos, sin importar nacionalidades. Lionel Messi también lo padeció. En su paso por el club Barcelona hacía asados, pero solo compraba la carne a un carnicero argentino. Aquí otro futbolista albiceleste sanó esa nostalgia —y se reinventó— al fundar su propio restaurante.

En 1981, Mario Marcelo Favaretto, originario de Granadero Baigorria, debutó en el Rosario Central de Argentina, poco después vino a jugar para el club América y ya nunca se fue. “Se enamoró de mi mamá y se quedó. Jugó también en Colombia y luego para el Toros Neza. A mediados de los ochenta se retiró y entró a chambear al Rincón Argentino”, cuenta Giuliana Favaretto, su hija y directora de Piantao, el restaurante que fundó su padre hace 25 años.

La vida de ensueño de Messi, Ronaldo o Beckham, no es el común denominador para los futbolistas profesionales. Muchos dejan la cancha muy jóvenes por las constantes lesiones y tienen que jugársela en otros rubros. Giuliana sabe que, “es un cliché eso del futbolista restaurantero, pero ahí fue donde mi papá encontró trabajo y se ha dedicado a esto toda la vida”.

Favaretto consiguió algunos socios y armó un equipo para abrir Piantao en 1999 en Plaza Cuicuilco, un desarrollo de moda en esa época, construido por Grupo Carso en torno a la antigua fábrica de papel Peña Pobre. El lugar, con espacio para 300 comensales, es una gran estructura de metal combinada con techos de madera y muros de ladrillo, ventanales y una terraza al aire libre. Está rodeado de árboles, te hace sentir en el campo, lejos del ajetreo de la ciudad.

Empanada de carne.
Empanada de carne.Aggi Garduño

La mejor forma de comenzar es con una empanada de carne picada frita, Giuliana explica que “se llama así porque la carne se pica, no se muele, le ponemos aceitunas y huevo duro”. Un bocado suave y lleno de sabor. Mientras me lo como, casi en dos mordidas, abre un vino de la región del Valle de Uco. “Estamos trayendo nuevos vinos, este es de una uva que se llama bonarda, muy emblemática de Argentina, que combina bien con los cortes”.

Aunque respeto a los vegetarianos y veganos, nunca he podido unirme a su lucha, es demasiado placentero morder un corte de carne jugoso. Asar un corte a la perfección no es sencillo, así que hay que aprovechar la visita a Piantao para saborear el mejor cocinado al carbón.

Los carnívoros deben probar el bife ancho, un corte grueso con una buena cantidad de grasa que se deshace en la boca. “Lo importamos de Argentina, a mí me gusta así o con un poco de salsa arriera”, dice Giuliana que, aunque es medio argentina también es mexicana, y pidió esta preparación hecha con chiles picados, salsa maggi e inglesa y limón. Este platillo satisface el jamaicón de los pibes en México y de los mexicanos que siempre disfrutamos algo de picante.

Un parrillero condimenta con sal un Bife ancho.
Un parrillero condimenta con sal un Bife ancho.Aggi Garduño

El asado es icónico de la gastronomía argentina, no solo porque es otro deporte nacional, sino porque es de los países con mejor ganado bovino, por lo mismo tienen buenos lácteos y uno de sus derivados más golosos es el dulce de leche, que no es cajeta (la cajeta se hace con leche de cabra). Este manjar es indispensable para preparar su postre más popular: el alfajor. “Nosotros lo hacemos un poco distinto, es un milhojas con dulce de leche y nuez”. Delicioso.

Llega el café y noto que hay unas mesas vacías con copas, Giuliana dice que, “ponemos copas en las mesas de los clientes frecuentes, como abrimos todos los días, algunos que trabajan cerca vienen casi diario y se sientan en el mismo sitio. La verdad Piantao es para todo mundo, los fines de semana es recontra familiar, es muy común que vengan a celebrar un cumpleaños, o hay personas que nos piden que le prendamos la tele para ver algún partido”. Siguen al pie de la letra la frase “al cliente lo que pida”. Según Giuliana: “eso es lo que más he aprendido de mi papá, me enseñó que siempre se puede. Sí somos consentidores, en la medida de lo posible”.

Lo que no ha sido posible es que el papá cambie de camiseta, sigue siendo fiel al Rosario Central, y por estos días está en Argentina visitando a su familia. Piantao es un pedacito de su tierra en México; su nombre viene de una palabra en lunfardo, un argot del país sudamericano, y significa “loco, pero no loco de manicomio, un loco que te gusta, que te cae bien, soñador, bohemio…” Un loco que huele a carbón y sabe a chimichurri.

Alfajor de la casa.
Alfajor de la casa. Aggi Garduño

Nota: El último jueves de mes hay tango en vivo, y para quienes quieran comprar algunos productos de Piantao, incluidos sus cortes, tiene un almacén en el food court de Plaza Cuicuilco.

PIANTAO

Piantao

Categoría: Internacional.
Dirección: Av. San Fernando 649, Plaza Cuicuilco, colonia Peña Pobre, Tlalpan, Ciudad de México.
Precio: 800 pesos.

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